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Fuerzas de Seguridad: Cataluña va a un escenario de "violencia de baja intensidad"
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por el auge de los cdr y el repliegue de anc y òmnium

Fuerzas de Seguridad: Cataluña va a un escenario de "violencia de baja intensidad"

Los servicios de Información advierten de que el descabezamiento de la cúpula directiva del 'procés' y el retroceso de ANC y Òmnium dejan vía libre a los sectores radicales agrupados en torno a los CDR

Foto: Un joven, ante un 'mosso' en la concentración que miembros de los CDR llevaron a cabo frente a la estación de Sants de Barcelona. (EFE)
Un joven, ante un 'mosso' en la concentración que miembros de los CDR llevaron a cabo frente a la estación de Sants de Barcelona. (EFE)

Los estertores del 'procés' van a ser traumáticos. Los servicios de información de las Fuerzas de Seguridad del Estado ya han trasladado al Gobierno que Cataluña se adentra en un escenario de "violencia de baja intensidad" que podría cronificarse. También señalan que los acontecimientos van a favorecer el ascenso a la cúspide del movimiento independentista de los autodenominados comités de defensa de la república (CDR), firmes partidarios de tumbar en las calles y cuanto antes el orden constitucional, en detrimento de los estrategas de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural.

Las primeras consecuencias de este reequilibrio comenzaron a vivirse el pasado viernes, tras la decisión del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena de procesar a la cúpula del Govern de Carles Puigdemont, y experimentaron un nuevo pico el domingo con la detención del propio 'expresident' en Alemania. Los CDR encabezaron esas protestas y decidieron mantener el pulso esta semana con cortes de carretera y líneas de ferrocarril para tratar de sumir a la sociedad catalana en una primavera revolucionaria que desencadene la ruptura con el resto de España por la vía de los hechos. Su próximo gran objetivo es la convocatoria de otra huelga general en Cataluña. “Queremos transmitir el convencimiento de que nuestra fuerza y determinación, empuje y espontaneidad, serán de sobra suficientes para responder al estado de excepción que vivimos. Superaremos el miedo que nos quieren inculcar. Anularemos sus coacciones y amenazas. Nos apropiaremos de las calles y detendremos el país, por la dignidad de tanta lucha y el anhelo de justicia acumulada. La calle nos da la unidad. La libertad la construimos nosotros”, terminaba un comunicado difundido por los CDR este lunes.

placeholder Protesta frente a la estación de Sants, en Barcelona. (Reuters)
Protesta frente a la estación de Sants, en Barcelona. (Reuters)

La Guardia Civil y la Policía Nacional ya contemplaron la posibilidad de que el 'procés' entrara en este escenario de agresividad permanente después de las elecciones autonómicas del 21 de diciembre si se producía una victoria de los partidos constitucionalistas. El independentismo preparó el terreno sembrando dudas sobre la legitimidad del proceso electoral e, incluso, sobre el propio recuento de los votos. Llegó a crear un sistema paralelo para contabilizarlos. Pero la victoria del bloque secesionista hizo entonces innecesario ese cambio de rumbo.

Los servicios de información habían detectado entonces un primer repunte de los CDR, asambleas populares que surgieron como comités de defensa del referéndum, copiando el modelo de los comités de defensa de la revolución del castrismo, grupos de ciudadanos organizados con una enorme capacidad para activar al resto de la población ante cualquier supuesta agresión a los intereses nacionales. Los primeros CDR catalanes aparecieron en junio y pronto surgieron otros en barrios y ciudades de toda la comunidad, hasta superar los 260 actuales.

Continúan las protestas por la detención de Puigdemont en Alemania

Según los informes remitidos por la Guardia Civil al juez Llarena, la huelga general del 3 de octubre, convocada como reacción a las intervenciones policiales del 1-O, fue promovida principalmente por la ANC y Òmnium. Sin embargo, la segunda huelga del 'procés', la del 8 de noviembre, cuando los líderes de esas entidades separatistas ya estaban en prisión, fue liderada por los CDR. El seguimiento de este paro fue menor que el del primero, pero las asambleas populares lograron la repercusión que buscaban. Solo en esa jornada se produjeron 77 cortes de carreteras y vías férreas, recogen los documentos policiales.

Las fuentes consultadas coinciden en que los llamamientos de los CDR no llegan a un espectro tan amplio del secesionismo como los de ANC y Òmnium, al apostar por la resistencia activa y la presencia constante en la calle. El grueso de sus seguidores procede de la CUP, la organización juvenil Arran y otros grupúsculos antisistema. Con todo, admiten que están demostrando una gran capacidad de movilización en los últimos días. Este martes detuvieron la circulación en las autovías AP-7 y A-2, la carretera N-340 y las avenidas Diagonal y Meridiana de Barcelona. También cortaron varios puntos de comunicación con Francia, Aragón y la Comunidad Valenciana. Por la tarde intentaron rodear la estación del AVE de Sants para impedir la entrada y salida de viajeros, pero los Mossos d'Esquadra frustraron su objetivo. Uno de sus lemas preferidos no deja lugar a interpretaciones: 'Somos y seremos vuestro infierno'.

placeholder Un hombre levanta una urna electoral en una protesta este martes. (Reuters)
Un hombre levanta una urna electoral en una protesta este martes. (Reuters)

Los servicios de información apuntan que su punto débil es la falta de coordinación, aunque los informes de la Guardia Civil entregados al Tribunal Supremo revelan que han intentado paliar ese problema con la convocatoria de asambleas supramunicipales encaminadas precisamente a pactar una estrategia. Sus contactos en redes sociales y canales de mensajería instantánea también se han intensificado.

El ascenso de los CDR es el resultado de un cúmulo de factores. Por un lado, según las fuentes preguntadas, se ha producido un repliegue de la ANC y Òmnium Cultural por el colapso de su hoja de ruta. La nueva presidenta de la asamblea catalanista, Elisenda Paluzie, elegida este fin de semana, anunció solo unas horas después de tomar posesión del cargo que apostará por menos manifestaciones masivas y más acciones concretas de presión sobre los partidos independentistas. Hasta ahora, las dos grandes entidades del soberanismo habían conseguido canalizar las pulsiones de los sectores más radicales con la promesa de que era necesario mantener una actitud pacífica para ganarse el apoyo de las potencias occidentales. Pero el fracaso de esta estrategia deja vía libre a los que siempre apostaron por librar una batalla frontal contra el Estado.

Este discurso revolucionario tampoco tiene ya el freno del secesionismo político. El duelo que mantienen PDeCAT y ERC por la hegemonía del movimiento en el Parlament ha provocado una ausencia de liderazgo, agravada por el encarcelamiento del Govern de Puigdemont con el propio 'expresident' a la cabeza. Las calles solo son de los CDR. Tanto, que la plataforma En Peu de Pau, experta en técnicas de resistencia y desobediencia civil, admitió este martes en canales de comunicación internos que en los cortes de carreteras se habían producido ataques violentos contra las Fuerzas de Seguridad. “Hacemos una llamada a canalizar la rabia y la impotencia con acciones no violentas que contribuyan a avanzar en nuestras libertades y no alimenten los muchos intentos de criminalizar las movilizaciones ciudadanas”, pidió En Peu de Pau ante la posibilidad cada vez más evidente de que el independentismo se precipite hacia el caos.

Los estertores del 'procés' van a ser traumáticos. Los servicios de información de las Fuerzas de Seguridad del Estado ya han trasladado al Gobierno que Cataluña se adentra en un escenario de "violencia de baja intensidad" que podría cronificarse. También señalan que los acontecimientos van a favorecer el ascenso a la cúspide del movimiento independentista de los autodenominados comités de defensa de la república (CDR), firmes partidarios de tumbar en las calles y cuanto antes el orden constitucional, en detrimento de los estrategas de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural.

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