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Josep Oliu y la resaca del 1-O: ruptura en Cataluña entre el dinero y la clase política
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Ni explicaciones ni petición de vuelta

Josep Oliu y la resaca del 1-O: ruptura en Cataluña entre el dinero y la clase política

El divorcio entre el dinero y la clase política gobernante en Cataluña iba a ser irremediable y sigue hasta hoy. Tanto, que ningún alto cargo le ha pedido que vuelva a traer la sede

Foto: El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu. (EFE)
El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu. (EFE)

¿Se pueden perder 2.000 millones de depósitos en tres días? Sí, se puede. Una catástrofe que ha dejado de resaca la ruptura profunda entre el mundo del dinero y la clase política catalana. Y el hombre que vivió esa experiencia es Josep Oliu, el presidente del Banco Sabadell. El máximo responsable del banco explica entre su círculo de allegados que, de hecho, los 2.000 millones se perdieron casi íntegramente el día 4 de octubre. Tras la consulta del 1-O en Cataluña Oliu recibía un reporte diario de la evolución de los depósitos. El día 2 y el día 3 de octubre la fuga de clientes fue constante pero todavía menor. El día 4 Oliu estaba en Asturias y cuando recibió la comunicación las cifras resultaban inapelables. Llamó por teléfono a su consejero delegado, Jaume Guardiola y se convocó el comité de dirección para llevarse la sede de Barcelona a Alicante.

El equipo comercial del banco tuvo que trabajar a brazo partido para recuperar los fondos. Tanto que acabó el 31 de diciembre del pasado año con 1.200 millones más en depósitos que los que había al inicio del trimestre. La decisión de llevarse la sede de la entidad resultó dolorosa. No podía ser de otra manera después de 136 años siendo una referencia en el capitalismo catalán. Pero atajó la sangría.

Foto: Sede del Sabadell en Barcelona. (Reuters)

El Banco Sabadell fue el primero. Y como en una presa rota muchas grandes empresas iniciaron su fuga. En una semana se perdieron CaixaBank, el tercer banco español, también castigado por la fuga de depósitos —700 millones menos ese mismo trimestre—; pero también Gas Natural Fenosa, la segunda eléctrica de España; Abertis, la primera empresa de infraestructuras; Cellnex, el primer gestor de torres de telecomunicaciones de Europa; e Inmobiliaria Colonial, la primera inmobiliaria de España. Cinco empresas del Ibex-35 en cinco días. Luego siguieron muchas más.

En el entorno del presidente del banco, todavía reconocen que sorprendió que la fuga de depósitos empezase tan tarde

El divorcio entre el gran dinero y la clase política gobernante en Cataluña iba a ser irremediable y sigue hasta hoy. La conversación entre el vicepresidente económico Oriol Junqueras y Oliu ese día 5 de octubre en la sede de la conselleria resultó muy tensa. Fuentes financieras del entorno del Banco Sabadell apuntan que no lo fue tanto, algo que no comparten desde el departamento de Economía. Ese fue el último encuentro de Oliu con un representante de la Generalitat. Hasta hoy.

En el entorno del presidente del banco, todavía reconocen que sorprendió que la fuga de depósitos empezase tan tarde. En el banco temían que se desencadenase después del 6 de septiembre, cuando se aprobó la Ley del Referéndum y la Ley de Transitoriedad.

Ni explicaciones ni peticiones

A Josep Oliu en cambio no le ha sorprendido la falta de explicaciones. Nadie de la Generalitat le ha dicho nada. Ni siquiera una persona tan cercana a su entorno como era Artur Mas, el mismo que seis años antes, cuando fue nombrado presidente de la Generalitat, aseguró que su administración iba a ser "business friendly". Para ser tan amistosa, las empresas estaban saliendo a la carrera. Aseguran que con el único que mantiene algún contacto es con el 'exconseller' de Economía, Andreu Mas-Colell. Pero el brillante economista ahora prefiere hablar del futuro, en especial para hacer análisis político. Para Mas-Colell, el pasado no pasó.

placeholder Artur Mas. (Reuters)
Artur Mas. (Reuters)

La falta de explicaciones no ha sido solo para Oliu y para el resto de empresarios que se llevaron sus sedes. Junqueras siempre evitó comparecer en el Parlament para explicar nada. Y el resto de la Generalitat siguió esta senda.

Tampoco ha habido peticiones de que vuelva la sede social del banco. Pero al contrario que Isidre Fainé, a quien le gustaría volver a traer a Barcelona las empresas vinculadas al grupo La Caixa, Josep Oliu ha explicado a algunos directivos de su banco, que no. Que el Sabadell no volverá. Que lo que ha pasado es como un divorcio. Y que cuando uno se divorcia es mejor no volver.

La Generalitat relativiza

En un reciente informe es su última Nota de Coyuntura, la Generalitat relativiza la marcha de sedes de empresa. Hay que destacar que se trata de un informe oficial de la Generalitat. El informe en ningún momento destaca que fueron las mayores empresas las que se fueron. Al contrario, evita acercar el foco y lo deja todo en un entorno lo más general posible: "hay que tener en cuenta, que las sociedades mercantiles no siempre responden a empresas activas con centros productivos, ya que pueden ser sociedades instrumentales, o simplemente sociedades sin actividad real. Por tanto, no se puede hacer una traslación directa de los movimientos de sociedades mercantiles como representativos de los cambios en la demografía empresarial". Y añade "durante el 2017, el Registro Mercantil informó que 2.536 sociedades han cambiado su domicilio social desde Cataluña a otra comunidad autónoma. Al mismo tiempo, 548 sociedades han trasladado su domicilio social desde otra comunidad autónoma en Cataluña".

En su primera valoración oficial sobre la marcha de sedes, la Generalitat resta importancia al fenómeno y evita mencionar los casos de grandes empresas

Para concluir en dicho estudio que "estos cambios notariales no tienen por qué tener consecuencias económicas ni en un sentido ni en otro si no se trasladan las unidades productivas, lo que no parece que se haya producido".

En esencia, Oliu se llevó la sede del Banco Sabadell. Y su ruptura con la clase política no solo es personal. Es institucional. Afecta a toda una clase de grandes empresarios y directivos. La propia conselleria de Economía dice que no ha pasado nada. Como Mas-Colell. Como los políticos desaparecidos. Pero que se lo digan a esos miembros del consejo que ahora han de viajar a Alicante cada mes. Igual que en los divorcios, cada parte hará su vida. Como en los divorcios, la mayor parte del tiempo se intentará hacer ver que aquello nunca pasó.

¿Se pueden perder 2.000 millones de depósitos en tres días? Sí, se puede. Una catástrofe que ha dejado de resaca la ruptura profunda entre el mundo del dinero y la clase política catalana. Y el hombre que vivió esa experiencia es Josep Oliu, el presidente del Banco Sabadell. El máximo responsable del banco explica entre su círculo de allegados que, de hecho, los 2.000 millones se perdieron casi íntegramente el día 4 de octubre. Tras la consulta del 1-O en Cataluña Oliu recibía un reporte diario de la evolución de los depósitos. El día 2 y el día 3 de octubre la fuga de clientes fue constante pero todavía menor. El día 4 Oliu estaba en Asturias y cuando recibió la comunicación las cifras resultaban inapelables. Llamó por teléfono a su consejero delegado, Jaume Guardiola y se convocó el comité de dirección para llevarse la sede de Barcelona a Alicante.

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