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Colau abre el fuego de la venganza y censura una obra sobre Tabarnia
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LA EMPRESA QUE LA GESTIONA COBRA 1,7 M DEL CONSISTORIO

Colau abre el fuego de la venganza y censura una obra sobre Tabarnia

El Ayuntamiento de la capital catalana, que encabeza Colau, no permite que en sus salas se celebre una pequeña obra satírica que versa sobre el ya conocidísimo topónimo de Tabarnia

Foto: La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE)
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE)

La venganza es un plato que se sirve frío, pero solo en ocasiones: a algunos les gusta servirlo en caliente. Cuando todavía no se han apagado los ecos de la censura en la feria ARCO de Madrid, otra censura salta a la palestra, esta vez en Barcelona: el Ayuntamiento de la capital catalana, que encabeza Ada Colau, no permite que en sus salas se celebre una pequeña obra satírica que versa sobre el ya conocidísimo topónimo de Tabarnia. No era nada del otro mundo: una pequeña obra humorística del Centro Libre de Arte y Cultura (CLAC) sobre esa nueva 'región' o 'comunidad' con Ramón de España, Pau Guix, Pablo Planas y Jaume Vives, uno de los impulsores de Tabarnia. Primero fue el veto a las pantallas para ver a la Roja. Ahora comienza a situarse en el punto de mira todo lo que tenga que ver con constitucionalismo, españolismo o unionismo.

El acto estaba previsto para el próximo 27 de febrero. El local, la céntrica Casa Elizalde, estaba pagado desde hace cuatro semanas. Pero fue ahora cuando el Ayuntamiento recordó que no podía permitirlo. ¿Por qué?: "Nosotros reservamos el local enviando nuestra petición y pidiendo las dependencias municipales. No exponíamos ni título ni cartel del espectáculo. De repente, nos llega un correo con solo dos puntos: primero, nos decía que tenían otra cosa programada y no pueden acoger el acto; y segundo, nos pedían un número de cuenta para devolvernos el pago del alquiler. Nada más. Ni nos dan más alternativas ni nos proponen un local alternativo u otra fecha. Pero, claro, ¿cuándo pasa esto? Pues justamente al día siguiente que publicitamos el acto en las redes sociales con su título, 'Help Catalonia Tabarnia Democracy' y cuando 'elcatalan.es' publica el cartel oficial", explica a El Confidencial Pau Guix, uno de los protagonistas y 'alma mater' de CLAC, la compañía que organiza este tipo de actos.

Foto: Imagen de la obra censurada de Sierra, en formato revista y a la venta por 10 euros. (C.P) Opinión

En otras palabras: en el consistorio barcelonés saltaron todas las alarmas y alguien se puso de los nervios cuando oyó el nombre de Tabarnia. Y como el mejor enemigo es el enemigo muerto, pues hubo que cortar por lo sano. Lo cierto es que la estrategia política de Ada Colau no puede ser más contorsionista: mientras oficialmente mantiene una postura hierática, a la hora de gestionar es implacable. Pero como por sus obras los conoceréis, ahora se sabe ya que en Barcelona también hay censura y de la buena. ¿Consecuencia de su acercamiento al independentismo tras romper con los socialistas? No parece ser esa la principal causa sino "la propia política de despiste que los comunes siguen a pies juntillas", según juzga un dirigente de la oposición. Lo que se diría una bipolaridad política, en otras palabras. Lo cierto es que un núcleo cercano a Colau aprieta el acelerador del independentismo y la radicalidad mientras que otro sector más moderado trata de imprimir una mayor impronta social a su hoja de ruta, aunque con poco éxito.

Ya hay local alternativo

El Grup de Periodistes Pi i Margall hizo ya público un comunicado en el que se solidariza con CLAC y explica que los responsables del centro "aseguraron que todo era culpa de un error humano, pero no dieron otra alternativa que anular el acto y devolver la tasa ingresada, sin ofrecer otro espacio donde realizarlo ni siquiera cambiando la fecha".

Los responsables del centro "aseguraron que todo era culpa de un error humano, pero no dieron otra alternativa que anular el acto y devolver la tasa"

Guix admite que "existen las casualidades, pero no somos tontos. Esto funciona con un cuadrante. Cuando reservamos el espacio, no estaba ocupado. Además, elegimos un martes en que la posibilidad de que esté ocupado es menor, ya que a partir del jueves puede haber dificultades por tener más demanda. Y si luego ni siquiera nos ofrecen alternativa, la evidencia del boicot y la censura es notoria".

Foto: Comunidad de Tabarnia | bcnisnotcat.es
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CLAC, no obstante, ya tiene local alternativo: tuvo que buscar una sede regional, la de Casa Madrid, para pasar la censura de Colau. "Hemos encontrado por nuestra cuenta un local que es un entresuelo de los del Eixample [el céntrico barrio de Barcelona], la de Casa Madrid. Las casas regionales son muy maltratadas por la Administración porque mantienen los vínculos emocionales de los españoles que llegaron aquí y que quieren mantenerlos con las zonas de las que vinieron". En resumen: la censura de Colau propicia que dos víctimas de la Administración acaben prestándose auxilio mutuamente.

Esta compañía organiza periódicamente el acto 'El bar de CLAC'. "Se trata de pequeñas piezas en la que nos reunimos tres o cuatro personas y lo mismo podemos hacer una obra humorística que más seria. En una de estas obras con Sabino Méndez y el cantautor Jaume Sisa, por ejemplo, teorizamos sobre la rumba catalana, que forma parte de la identidad de esta zona. Fue una obra muy pedagógica, pero otras, como 'El día de la marmota', fue humorística sobre el nacionalismo".

Un pastel millonario

Guix refiere que en esta ocasión le tocó el turno a Tabarnia. "Es que este nombre está de moda. Lo que no comprenden es que es una herramienta, es un espejo deformante y grotesco de lo que el nacionalismo está haciendo. Pero esto se define en muy pocas palabras: el nacionalismo perdió la hegemonía social. Ya nadie quiere callarse ante él. Pero sigue manteniendo el control social". Paradojas de la vida: la censura le llega el día en que las encuestas del CEO (el CIS catalán) hablan de una debacle del sentimiento independentista, que baja 8 puntos.

Foto: Mapa y cartel para reivindicar la autonomía de Tabarnia realizado por la agrupación de Sabadell de la Plataforma por l'Autonomía de Barcelona. (bcnisnotcat) Opinión

En realidad, quien gestiona el espacio municipal de Casa Elizalde es la empresa Ludic 3 Sociedad Cooperativa Catalana Limitada (SCCL), que gestiona en total 10 centros cívicos municipales: Casa Elizalde, Casa Golferichs, Ateneu Fort Pienc, el Centre Cívic Urgell, el Centre Cívic l’Elèctric, el Vallvidrera-Vázquez Montalbán, el de El Coll, el de La Sedeta, el de Pere Pruna y el de Bon Pastor. Solo por la gestión de Casa Elizalde, el Ayuntamiento le paga más de 139.080 euros al año. Por la gestión de todos los centros, se embolsa anualmente casi 1,6 millones de euros. Además, a esta cantidad se han de añadir otra más: durante los nueve primeros meses del año pasado se llevó al menos otros 7 contratos menores. Por ejemplo, por el apoyo a la campaña de viajes de gente mayor, recibió 21.335,93 euros; por la fase de inicio y la proyección del proyecto comunitario Les Planes se llevó otros 18.296,74 euros; y por el proyecto 'El mundo en mi escuela' (de enero a junio) se llevó 15.203,05 euros. Con actuaciones de censura al dictado como la de esta semana, pocas dudas quedan de que ese dinero ha sido bien empleado. O al menos ha servido a unos intereses muy determinados: los del que manda.

La venganza es un plato que se sirve frío, pero solo en ocasiones: a algunos les gusta servirlo en caliente. Cuando todavía no se han apagado los ecos de la censura en la feria ARCO de Madrid, otra censura salta a la palestra, esta vez en Barcelona: el Ayuntamiento de la capital catalana, que encabeza Ada Colau, no permite que en sus salas se celebre una pequeña obra satírica que versa sobre el ya conocidísimo topónimo de Tabarnia. No era nada del otro mundo: una pequeña obra humorística del Centro Libre de Arte y Cultura (CLAC) sobre esa nueva 'región' o 'comunidad' con Ramón de España, Pau Guix, Pablo Planas y Jaume Vives, uno de los impulsores de Tabarnia. Primero fue el veto a las pantallas para ver a la Roja. Ahora comienza a situarse en el punto de mira todo lo que tenga que ver con constitucionalismo, españolismo o unionismo.

Ada Colau
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