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Los candidatos de ERC se niegan a presidir el Parlament y 'teleinvestir' a Puigdemont
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A pocos días de abrir la nueva legislatura

Los candidatos de ERC se niegan a presidir el Parlament y 'teleinvestir' a Puigdemont

La mejor alternativa que tenía el partido de Oriol Junqueras para cubrir el vacío que dejaba Forcadell era el 'exconseller' de Justicia Carles Mundó, quien ha renunciado a su acta de diputado este martes

Foto: El exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras (d) y el 'exconseller' de Justicia Carles Mundó. (EFE)
El exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras (d) y el 'exconseller' de Justicia Carles Mundó. (EFE)

Hay una vieja tradición en política catalana: el Parlament lo preside un miembro del grupo político que apoya al que gobierna. Eso hizo que históricamente haya habido muchos presidentes de la Cámara catalana de Unió (Joan Rigol, Núria de Gispert) o de ERC (Ernest Benach). Pero esta costumbre está a punto de romperse porque para esta legislatura los republicanos se han quedado sin candidato para presidir el Parlament. Tras la negativa de Carme Forcadell, el partido no va sobrado de nombres para un cargo que se adivina difícil esta legislatura.

En medios catalanes se sigue asegurando que Forcadell se lo está pensando. Pero cuando solo quedan ocho días para que se tenga que constituir el nuevo Parlament, fuentes de ERC afirman que Forcadell sigue rechazando el cargo. Forcadell está acusada por el Tribunal Supremo de rebelión, sedición, malversación de fondos públicos y desobediencia. Y fuentes de su entorno precisan que no quiere complicar todavía más su situación jurídica con un nuevo mandato.

La mejor alternativa que tenía el partido de Oriol Junqueras para cubrir el vacío que dejaba Forcadell era el 'exconseller' de Justicia Carles Mundó. Pero Mundó ha anunciado este martes que renuncia a su escaño en el Parlament de Cataluña, argumentando en este sentido que su decisión se basa en "motivos personales" y que deja a un lado la vida política para ejercer de abogado. Más allá de las razones que alega ahora, el republicano ya se había mostrado renuente en los últimos días a presidir la Cámara Baja si esto exigía seguir una estrategia de ruptura, tal y como defiende Carles Puigdemontdesde Bruselas. Por lo tanto, ni Mundó ni Forcadell. Ni plan B ni plan A.

Jordi Turull y Josep Rull visitan a Junqueras y a Forn en Estremera

Con los resultados electorales sobre el tapete, a Cs le corresponden dos representantes en la Mesa, los mismos que en JxCAT y ERC, y el PSC, con uno, completaría el principal órgano de gobierno parlamentario. Pero luego los representantes han de ser votados en el pleno y eso da opción a diversas alternativas o alianzas como, por ejemplo, que los comunes de Ada Colau y la CUP accediesen a la Mesa a cambio de ceder alguno de los puestos. Estos pactos pueden dar juego político y ofrecer algunas sorpresas.

Consciente de los problemas, Puigdemont ha convocado a los electos de JxCAT en Bruselas para centrar las negociaciones de su formación con ERC, fundamentales a la hora de poder asegurar la Mesa del Parlament. Si se pierde la batalla por controlar la Mesa, la investidura se convertirá en algo todavía mucho más difícil de lo que ya se ha puesto para Puigdemont. La lista de JxCAT era un magnífico cartel electoral, pero resulta poco operativa para esta fase de las conversaciones. La reunión será el viernes, cinco días antes de que se tenga que constituir el pleno de la Cámara.

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (Reuters)

Ni Mundó ni Forcadell han querido jugar la baza de un cambio del reglamento del Parlament. Y ERC oficialmente lanza pelotas fuera. Pero de puertas adentro los de Junqueras se oponen a un cambio de reglamento que facilite una presidencia a distancia, tal y como pretende Puigdemont, quien intenta que cuando sea detenido ya ostente de manera formal el cargo de presidente de la Generalitat.

El papel de la oposición

La oposición también lo tiene claro: recurrir, recurrir y recurrir. Tanto un posible cambio del reglamento del Parlament como cualquier pretensión de hacer correr la lista de manera irregular, por ejemplo, a través de la pretensión de que los cuatro diputados que en la actualidad se encuentran en Bruselas renuncien a su escaño, pese a que si bien recogerán el acta, no habrán tomado posesión formal del cargo, por lo que jurídicamente no podrían renunciar a dicha responsabilidad pública. Tanto Cs como PP apuntan a la vía judicial para seguir dando la batalla contra el independentismo.

Puigdemont corre el riesgo de quedarse aislado dentro del propio bloque independentista con su idea de una presidencia a distancia desde Bruselas

Por eso la mayoría en la Mesa para los independentistas es clave. Sobre todo para Puigdemont, quien necesita forzar al máximo su situación para que el enfrentamiento con el Gobierno español se visualice no solo en España sino a nivel internacional.

Diferencias de opinión

Las diferencias de opinión siguen distanciando a ERC de JxCAT. En la primera formación, pesa la visión interior. Los republicanos quieren enfriar la cuestión independentista, gobernar y desplegar una legislatura larga, que permita ganar tiempo para ampliar el espacio independentista. En JxCAT prima, en cambio, la visión exterior, según la cual lo más importante es resolver los problemas personales de los exiliados, tanto los de Puigdemont como los de los otros cuatro diputados fugados en la capital belga. Para ellos, lo más conveniente no es enfriar la cuestión catalana sino todo lo contrario. De la reunión del próximo viernes, en esencia, se espera una radicalización de la candidatura de Puigdemont alrededor de su postura maximalista: solo Puigdemont tiene derecho a ser investido.

Mientras Puigdemont apuesta por la línea dura, su principal peligro es que se vaya quedando aislado dentro del bloque independentista. Líderes como Artur Mas ya están marcando distancias con el 'expresident' en Bélgica, tal y como hizo en la ejecutiva del partido ayer. La idea de Puigdemont de ser investido a 1.400 kilómetros de distancia de Barcelona va pareciendo peregrina y cada vez cuenta con menos apoyos, incluso entre sus propias filas.

Hay una vieja tradición en política catalana: el Parlament lo preside un miembro del grupo político que apoya al que gobierna. Eso hizo que históricamente haya habido muchos presidentes de la Cámara catalana de Unió (Joan Rigol, Núria de Gispert) o de ERC (Ernest Benach). Pero esta costumbre está a punto de romperse porque para esta legislatura los republicanos se han quedado sin candidato para presidir el Parlament. Tras la negativa de Carme Forcadell, el partido no va sobrado de nombres para un cargo que se adivina difícil esta legislatura.

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