Sánchez y Zapatero escenifican su reconciliación para hacer frente al 'procés'

Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero coincidieron por primera vez en año y medio en un acto de campaña. Lo hicieron en el mitin central de la campaña de Miquel Iceta, que llega con el viento de cola de las encuestas y con una esperanza de ser presidente aupado por la multitud de vetos cruzados que hay en la política catalana. “Presidente, hemos tenido diferencias tú y yo. ¿Qué socialista no ha tenido diferencias con un compañero? Quiero que me veas siempre como un socialista orgulloso de las conquistas que lograste para los hombres y las mujeres de este país. Quiero agradecerte todo el apoyo, el consejo y reivindicar el trabajo que estás haciendo por la paz en Venezuela”, le dijo Pedro Sánchez desde el atril. Zapatero, susanista decidido en las primarias, también hizo un guiño —más frío— al secretario general y defendió con vehemencia el imperio de la ley frente a las prácticas independentistas: “Ningún hombre puede estar por encima de la ley, ya sea en busca de la república o esté en Bruselas. Primero las leyes y luego la voluntad de los hombres”.

“Nos merecíamos un acto como este”. Miquel Iceta, que se presentó como un candidato con “proximidad, sinceridad y un punto de espontaneidad también”, fue recibido al himno de Bruce Springsteen. El acto se celebró en Barcelona ante unas 4.000 personas, al norte de la ciudad y a la misma hora en la que Ciudadanos se daba un baño de masas con una chirigota gaditana incluida. Los socialistas tiraron de experiencia y de poder local —el 'expresident' José Montilla; la alcaldesa de L'Hospitalet, Núria Marín; Josep Borrell…— y de apoyos transversales —Ramon Espadaler, Rosa Maria Sardà, Paco Frutos, Carlos Jiménez Villarejo...—.

Iceta, sobre el matrimonio gay: "El Partido Popular, como siempre, llegó tarde, pero ahora los bodorrios más importantes los montan ellos"

“Nosotros no somos una moda ni una anécdota”, dijo Iceta, en un alusión velada a Ciudadanos. Jaume Collboni, el portavoz socialista en el Ayuntamiento de la capital catalana, fue más claro en su pellizco al partido naranja: “Este es un partido de experiencia, no de experimentos, como la media naranja del PP en Cataluña, la cara b del independentismo”.

El mitin fue jaleado por los militantes con 'senyeras' y banderas del PSC —apenas había dos españolas entre el público y una de ellas era republicana, gran diferencia con Ciudadanos— y además de arropar a Iceta y su apuesta por el catalanismo moderado y transversal fue una reivindicación de la política social de Zapatero. Pasados los años y lo peor de la crisis, los socialistas rescatan ahora la primera legislatura de las leyes sociales. Iceta le agradeció la ley del matrimonio gay e ironizó: “El PP, como siempre, llegó tarde pero ahora los bodorrios más importantes los montan ellos. Por lo tanto también llegarán a la reforma de la Constitución. Tarde, pero llegarán”.

Zapatero, el hombre que dijo que aceptaría el Estatut que saliera del Parlament, hizo una firme defensa del imperio de la ley frente al discurso independentista que la democracia es votar y, por lo tanto aceptar el resultado del 1-O.” La democracia nació para vivir juntos, unidos. Respetar las leyes es respetar nuestra libertad y quien primero debe respetar las leyes son los gobernantes. El gran principio de la democracia es que establecemos una democracia para que gobiernen las leyes y no los hombres a su arbitrio. Y da igual que sea por un dios religioso o nacionalista. La democracia, que es un sistema sabio, fruto de la razón y la Ilustración, ya dejó claro que ningún hombre puede estar por encima de la ley, ya sea en busca de la república o esté en Bruselas. Primero las leyes y luego la voluntad de los hombres”.

El expresidente se mofó de cómo Carles Puigdemont ha conseguido unir a la comunidad internacional: “Nadie en el mundo, ningún país, ha considerado ni seria ni admisible la DUI de los independentistas catalanes. El único tema en el que hay unanimidad en la comunidad internacional”. “Cuesta creer lo que hemos visto. Hasta qué punto se puede perder la sensatez, el momento histórico, lo que es Cataluña y la democracia española y lo que han supuestos estos 40 años”.

Zapatero se mostró muy cariñoso con Iceta, al que definió como un hombre “Inteligente, sensible y coherente”. Con Pedro Sánchez estuvo más frío: “Pedro, cuando haya Gobierno socialista en España y en Cataluña reconstruiremos esto”. Incluso bromeó sobre quién va a ser llegar al poder en primer lugar: “Antes te decía Miquel: 'Pedro, voy a ser presidente antes que tú'. Pero sé que el orden de los factores no afecta. Pedro, adelante y al siguiente paso".

El expresidente Rodríguez Zapatero se muestra muy cariñoso con Iceta, al que define como un hombre "inteligente, sensible y coherente"

El secretario general del PSOE defendió su voto al 155 en el Senado pero a la vez se desmarcó del Gobierno de Mariano Rajoy: “Nos critican por el 155 pero después de la DUI pocos instrumentos tenía el Estado para hacer frente a este desafío que ha vivido la política española”.

Iceta cargó contra el independentismo e insistió en que de ninguna manera apoyará a un independentista: “¿Cómo se puede defender una república borrando ideas distintas? Eso no es una república. Esta tierra de acogida ha sido rica y plena cuando ha acogido y respetado a todos los que han puesto aquí su casa y su familia”. Pero también tuvo para Albert Rivera. “Ha dicho que cualquier voto que no sea para Ciudadanos va a la basura. Menudo demócrata de pacotilla. ¡Todos los votos tienen dignidad!”. Iceta mezclaba el tono didáctico, sin leer, con arengas con la vena hinchada en el cuello, algo que encantaba a los asistentes. Iceta aclaró que su petición de una quita para Cataluña se debería aplicar no solo a la Generalitat sino “a todos los que hayan estado infrafinanciados”.

Después de dos horas, los militantes abandonaron la sala con la sensación de que hacía tiempo que no se veían tan animados (el PSC lleva elecciones bajando y en las últimas obtuvieron el 12,76% de los votos y 16 escaños). Ahora confían en un difícil pacto y carambola que lleve a Iceta al Gobierno y entierre el 'procés'. Alguno parecía cruzar los dedos. En realidad todo está muy justo y nadie sabe qué puede pasar.