Estas son las medidas de boicot que prepara el independentismo contra el Gobierno
En los círculos radicales han comenzado ya a asomar las posibles líneas de actuación técnicas y tácticas para boicotear la aplicación del 155, incluyendo los comicios del 21-D
Despejadas las incógnitas de la política catalana, la atención se centra ahora en la reacción del independentismo a la nueva hoja de ruta impuesta por el presidente español, Mariano Rajoy, que desemboca en las elecciones autonómicas del 21 de diciembre. “No nos quedaremos con los brazos cruzados”, advierten a El Confidencial desde fuentes independentistas. De momento, ha sido desconvocada la huelga general de diez días que se había previsto para el día 30 de octubre. Pero eso estaba concebido como solo una “medida de protección”, según afirman las citadas fuentes.
“La huelga general no se va a aplicar. Como está ahí y los permisos están concedidos, puede ser utilizada en cualquier momento para movilizar a la gente en la calle. Con motivo de esa convocatoria, cualquier trabajador se puede acoger a ella y faltar al trabajo si es necesario realizar concentraciones o manifestaciones. Así, no podrá tener represalias laborales y su ausencia está justificada. Se había previsto la huelga general por si hubiera detenciones de cargos de la Generalitat tras la aplicación del artículo 155 y hubiera que sacar la gente a la calle”, añaden las citadas fuentes.
De momento, sin embargo, no habrá detenciones. De hecho, ni siquiera hay acusaciones, hasta que la próxima semana la Fiscalía desgrane los supuestos delitos que hayan podido cometer miembros del Gobierno de la Generalitat o de la Mesa del Parlament y comience un proceso judicial. Mientras, el soberanismo espera reponer fuerzas y hacer un receso para encarar el futuro. Es un impás de 15 días, antes de tomar decisiones definitivas.
En los círculos radicales han comenzado ya a asomar las posibles líneas de actuación técnicas y tácticas para boicotear la aplicación del 155, incluyendo los comicios de diciembre. La primera medida que se ha solicitado, genéricamente, es una huelga de celo a los funcionarios de la Generalitat ante los nuevos ‘jefes’ del Gobierno español, aunque también se estudian otras medidas colaterales.
“Es muy fácil que un señor pueda meter dos o tres sobres en una urna y que luego lo diga públicamente para anular los resultados"
Entre estas medidas estará el sabotaje de las propias elecciones autonómicas. ¿Cómo? “Es muy fácil que un señor pueda meter dos o tres sobres en una urna y que luego lo diga públicamente para anular los resultados de esa urna”, explican fuentes independentistas a este diario. “O que una urna se caiga o se abra. O que el presidente de una mesa electoral haga mal a propósito el recuento de los resultados… son cosas que se irán estudiando las próximas semanas”, admiten las fuentes consultadas.
Las estrategias ante las elecciones
Al margen de estas medidas drásticas, el independentismo está obligado a reflexionar ante la maniobra de Mariano Rajoy. Por ello, tanto ERC como el PDeCAT estudian ahora cómo afrontar la nueva etapa preelectoral. La CUP abre también un periodo de reflexión para decidir si se presenta a las autonómicas o vuelve a su antigua estrategia de presentarse solo a las municipales.
En algunos círculos –minoritarios, eso sí-, se apuesta por la retirada de los partidos independentistas de la contienda. “Un boicot activo que dejase la participación en un 40% sería un éxito total”, arguyen fuentes de la CUP a este diario. Pero nadie se cree una participación tan baja. Entre otras cosas, porque el porcentaje de votantes de los partidos no estrictamente independentistas roza casi el 50%. Y con eso, la convocatoria saldría airosa.
La segunda alternativa es la reedición de Junts pel Sí, la plataforma que agrupa a PDeCAT y ERC. Esta opción es la preferida de los convergentes
La cuestión está, pues, en conocer ahora cómo van a encarar las elecciones. En alguna reunión ya se han puesto sobre la mesa varias alternativas: la primera es la de que cada fuerza política concurra por separado. Es la apuesta preferida por ERC, que sabe que tiene la victoria en sus manos. Otra cosa será si puede formar luego Gobierno, ya que se necesitará un tripartito para gobernar, según todos los sondeos.
La segunda alternativa es la reedición de Junts pel Sí, es decir, la plataforma que agrupa a PDeCAT y ERC. Esta opción es la preferida por los antiguos convergentes, ya que, de esta manera, camuflarían su debacle electoral. No en vano todas las encuestas sitúan al PDeCAT en cuarta posición, mientras que desde los años 80 su antecesora, Convergència, había sido la fuerza ganadora en unas autonómicas (y solo en una ocasión, en 1999, perdió en votos pero ganó en escaños debido a la Ley d'Hondt).
Albano, encontrémonos en un frente amplio constituyente frente al 21/12 autonómico golpista de PPSOEC's. República en legítima defensa.
— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) 28 de octubre de 2017
La última opción sería el plantear las elecciones del 21-D como unas constituyentes a las que concurriesen todas las fuerzas independentistas en una lista única, encabezada por prohombres de la ‘sociedad civil’ y con un único punto en el programa: la proclamación de la independencia. “De este modo, se afrontarían las elecciones como si fuese el referéndum que no nos dejaron hacer. Esta opción se ha llegado a comentar, pero, a día de hoy, tiene muy pocas posibilidades”, admiten fuentes independentistas.
Despejadas las incógnitas de la política catalana, la atención se centra ahora en la reacción del independentismo a la nueva hoja de ruta impuesta por el presidente español, Mariano Rajoy, que desemboca en las elecciones autonómicas del 21 de diciembre. “No nos quedaremos con los brazos cruzados”, advierten a El Confidencial desde fuentes independentistas. De momento, ha sido desconvocada la huelga general de diez días que se había previsto para el día 30 de octubre. Pero eso estaba concebido como solo una “medida de protección”, según afirman las citadas fuentes.
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