TV3 se salva del artículo 155 y sus críticos lamentan que siga 'El show de Truman'
La trabajadores de los medios públicos catalanes han cerrado filas estos días con la línea editorial de sus empresas. Se llegó a equiparar la intervención con una "invasión zombi"
TV3 y Catalunya Ràdio son hoy un hervidero de emociones y debates de pasillo. En las instalaciones de Sant Joan Despí y en la esquina de Diagonal 614, la mayoría de trabajadores se siente ultrajada por la amenaza de control por parte del Gobierno que el PSOE paralizó 'in extremis' en un enmienda al artículo 155 en el Senado. Aseguran que sus informaciones son neutras, plurales y veraces y dudar de ello es un insulto. Dicen ser atacados por el Estado y así lo mostraron hace apenas unas horas. Por contra, una minoría indeterminada de trabajadores sí critica cierta (o mucha) parcialidad política en las informaciones, pero se mantiene al margen por prudencia. Es lo mismo que ocurre en el conjunto de Cataluña pero a pequeña escala: una masa social considerable clama contra la presunta represión y espíritu dictatorial del Estado frente a otra masa indeterminada que opina muy bajito todo lo contrario.
"No quiero ponerme en un escenario morboso de invasión zombi. Insinúan que habrá una sustitución de cargos con la intención de garantizar las virtudes informativas por parte de un gobierno [el español] a quien no le corresponde garantizar eso. Todo es un gran delirio", estalló días atrás Vicent Sanchis, director de TV3, en la rueda de prensa conjunta que los tres directores de medios de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) convocaron de urgencia para defenderse ante el 155. Estos medios son TV3, Catalunya Ràdio y la Agencia Catalana de Noticias. El director de esta última, Marc Colomer, sentenció: "La simple justificación del acuerdo del Consejo de Ministros de tomar control de los medios públicos es una auténtica ofensa".
La amenaza ha servido para comprobar que los trabajadores cierran filas con sus directores ante cualquier intento de control exterior
Si bien la corporación se ha salvado de la intervención, la amenaza ha servido para comprobar que los trabajadores cierran filas con sus directores ante cualquier intento de control exterior. "Nos hemos unido porque es muy grave que desde un gobierno, sea el que sea, se intente tener control directo de un medio de comunicación. Secuestrar es la antítesis de garantizar la libertad de prensa", afirma Marta Poblet, presidenta del Consejo Profesional de Catalunya Ràdio. "Somos una redacción diversa que piensa distinto en muchas cosas. Pero coincidimos en que solo acataremos la legalidad del Parlament. Si un señor nombrado a dedo nos da órdenes, en teoría, no deberíamos obedecerle. Nuestra única voluntad es seguir trabajando con veracidad y pluralidad", concluye.
Una "realidad paralela"
"Los trabajadores de TV3 y Catalunya Ràdio viven en 'El show de Truman', han creado una realidad paralela con un decorado y se creen que lo que transmiten es la verdad. La pluralidad no es meter en una tertulia a un no independentista como si fuera una especie en extinción como el lince en la península Ibérica, sino seleccionar contenidos y enfoques de noticias plurales. Y ahí hasta lo inocente deja de ser inocente", contrasta Joan López Alegre, profesor de la Universidad Abat Oliba y exdiputado del Parlament por el Partido Popular (2004-2006).
López Alegre fue un colaborador habitual en las tertulias de TV3 y Catalunya Ràdio hasta su reciente y sonada renuncia pública, mediante un artículo en 'El País' titulado "Adiós al circo del odio". "La tónica durante años ha sido llevar a un tertuliano no independentista. A mí estar solo no me molesta, pero si te enfrentas a cinco tertulianos soberanistas más dos presentadores afines es un siete contra uno. Programas que empiezan con uno diciendo que la ministra Dolors Montserrat es una fascista. Al final tenía la sensación de que yo era un colaboracionista del separatismo, el tonto útil para justificar sus posturas. Esa fue la razón para no ir más", argumenta.
El profesor admite que "el debate sobre la tendenciosidad de los medios públicos no es exclusivo de Cataluña". "Pero sí es exclusivo de Cataluña cómo se dibuja la realidad de un país democrático como es España y de su gobierno como si fuera un estado fascista, una raza de retrógrados dirigida por Franco. Cosas normales se dibujan como algo anormal", puntualiza.
López Alegre sí era de la opinión de incluir a TV3 y Catalunya Radio en el paquete del 155, o cuanto menos en algún tipo de reforma de sus órganos editoriales. "Me gustaría que los medios que se financian con mis impuestos no me escupan a la cara. No hace falta que se ponga el himno de España en TV3, simplemente que se incluyan las opiniones diversas que representan a la totalidad de los catalanes".
Este año 2017, la CCMA se dotó con 231 millones de euros vía impuestos, a lo que se suman los ingresos publicitarios, previstos en 68 millones. El pago de nóminas para sus cerca de 2.300 empleados constituye el 53,6% del total del presupuesto. Tal como publicó este diario, los directivos y consejeros de la corporación se reparten unos emolumentos de 1,55 millones anuales.
La comparación con TVE
Poblet niega las acusaciones de adoctrinamiento y parcialidad vertidas sobre los medios y, por extensión, sobre sus trabajadores. "Lo que digan los editores u opinadores en sus programas es una cosa y otra muy distinta es la información. Los informes del Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC), los de la consultura CSK, el CIS, en todas partes los medios catalanes tienen altos índices de pluralidad. A veces hay invitados que no quieren venir a las tertulias. Quizá a partir de ahora empecemos a decir quién no ha querido venir para que la gente sepa la verdad".
Quizá a partir de ahora empecemos a decir quién no ha querido venir a las tertulias para que la gente sepa la verdad
Una diferencia relevante entre las redacciones de TVE y TV3 es que en la primera hay protestas laborales frecuentes por la presunta manipulación torticera de la información, la más reciente a cuenta precisamente del trato editorial del 'procés'. Sin embargo, en la segunda es casi imposible escuchar voces disidentes o autocríticas. Lo mismo ocurre en la radio.
Oleguer Sarsanedas, miembro fundador y director de Catalunya Ràdio en la era del tripartito (2005-2009), además de exjefe de Programas de TV3, lo explica: "Claro que hay trabajadores que llevan la procesión por dentro, pero en Cataluña siempre está la cosa del enemigo exterior. Lo del 155 es un ejemplo clarísimo. Alguien de fuera quiere controlar los medios públicos y cargárselos, y la reacción de lo trabajadores es ir todos a una como en Fuenteovejuna. Esa defensa hace inviable la crítica interna, porque si criticas le haces el juego a quien se quiere cargar los medios públicos catalanes. Es una dinámica endiablada".
A diferencia de lo afirmado por los tres directores de la corporación, Sarsanedas sostiene que hay un "control político directo" sobre los medios catalanes. La ley catalana establece que el Consejo de Gobierno de la CCMA es la máxima autoridad de la corporación, no el Parlament ni la Generalitat. Sin embargo, la modificación de la Ley de 2007 impulsada por el tripartito convirtió ese consejo plural en una extensión de la voluntad del Govern que haya en cada momento, ya que se dio más peso a los partidos con más escaños en el nombramiento del consejo y, por extensión, de los directores de los medios públicos.
"Aunque gobernase el PSC, ese cambio legal requería del apoyo de CiU. La modificación era una de las batallas del consejero de Cultura [Joan Manuel] Treserras (ERC) y David Madí [mano derecha de Artur Mas] vendió muy caro su apoyo. El PSC no estuvo muy hábil al prestarse a esa modificación", recuerda Sarsanedas. Con el cambio de gobierno y entrada de CiU en la Generalitat (enero de 2010), Mas tuvo vía libre para politizar los órganos directivos de TV3 y Catalunya Ràdio.
La Ley de 2007 impulsada por el tripartito convirtió el Consejo de Gobierno de la CCMA en una extensión de la voluntad de la Generalitat
"Nosotros no negamos que existan cargos políticos de confianza en los medios. Los trabajadores hemos dicho muchas veces que no queremos injerencias, pero dependemos de un consejo en el que hay representantes de todos los partidos. Existen auditorías y son los partidos quienes deben decidir cambiar ese sistema, no nosotros", apunta Poblet. Sarsanedas pide un cambio de modelo. "En los países del norte de Europa, los consejos se forman no solo con cargos políticos sino con representantes de todo el espectro social. Eso garantiza la pluralidad. Yo apuesto por adoptar ese modelo en Cataluña y volver a los orígenes de lo que eran los medios públicos catalanes".
Para López Alegre, "la gran diferencia entre TVE y TV3 es que la segunda está hiper bien remunerada", lo que ayudaría explicar, según el profesor, parte de la absoluta lealtad a su dirección. "La gran mayoría comparte el ideario separatista del Govern, en cambio TVE tiene una plantilla mucho más plural que, en el caso de su delegación en Cataluña, refleja mucho mejor la realidad catalana. Eso hace que haya comités profesionales de TVE que se quejen de su línea editorial mientras que en TV3 eso no sucede. O que en las terturlias territoriales el reparto sea equitativo. Que todo eso no ocurra en TV3 no les da la razón ni les convierte en más veraces".
"Metástasis" en Cataluña
"Uno de los dramas de Cataluña es la metástasis que han generado los partidos políticos hasta hacer la situación irrespirable. Todo es muy binario. Yo intento positivar [sic] la cosa e insistir en que los medios de comunicación públicos son muy importantes en una sociedad democrática", opina Sarsanedas. En este sentido, Poblet asegura que la sola amenaza de intervención de Moncloa sobre TV3 y Catalunya Ràdio "hace daño a todos los medios de Cataluña y también de España", por lo que "no se puede permitir que un gobierno atente contra la libertad de prensa".
Para López Alegre, sin embargo, el estado de agitación política y social que ha provocado la posible intervención de TV3 "es la mejor muestra de que para el Govern es una herramienta fundamental", ya que con la televisión y la radio públicas "tienen todo un universo que abarca la información, los programas, los deportes y hasta los contenidos infantiles".
En su reciente comparecencia, los tres directores insistieron en "no especular" acerca del artículo 155, si bien adelantaron que, previsiblemente, se hubiera producido una desobediencia profesional. Como indica Sarsanedas, "la aplicación sería complicadísima. Hay más de 2.000 trabajadores, ¿a quién le pides responsabilidades? ¿A quién le das órdenes? Solo despidiendo a los díscolos y saltándote el comité de empresa podrían imponer sus decisiones". Por fortuna para sus trabajadores, ese escenario excepcional ha quedado aparcado.
TV3 y Catalunya Ràdio son hoy un hervidero de emociones y debates de pasillo. En las instalaciones de Sant Joan Despí y en la esquina de Diagonal 614, la mayoría de trabajadores se siente ultrajada por la amenaza de control por parte del Gobierno que el PSOE paralizó 'in extremis' en un enmienda al artículo 155 en el Senado. Aseguran que sus informaciones son neutras, plurales y veraces y dudar de ello es un insulto. Dicen ser atacados por el Estado y así lo mostraron hace apenas unas horas. Por contra, una minoría indeterminada de trabajadores sí critica cierta (o mucha) parcialidad política en las informaciones, pero se mantiene al margen por prudencia. Es lo mismo que ocurre en el conjunto de Cataluña pero a pequeña escala: una masa social considerable clama contra la presunta represión y espíritu dictatorial del Estado frente a otra masa indeterminada que opina muy bajito todo lo contrario.