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Los radicales catalanes pugnan por una "salida planificada" de Europa y del euro
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"NO RECONOCEMOS A LA ACTUAL UE"

Los radicales catalanes pugnan por una "salida planificada" de Europa y del euro

La organización anticapitalista parte de la base de que la clase obrera y los pueblos de la institución internacional viven "subyugados al poder de los estados"

Foto: Los diputados de la CUP, Benet Salellas, Gabriela Serra y Albert Botran (d), en los pasillos del Parlament.
Los diputados de la CUP, Benet Salellas, Gabriela Serra y Albert Botran (d), en los pasillos del Parlament.

Y ahora, fuera de Europa. Ese es el mensaje que traslada la CUP a sus socios del Gobierno catalán: los antisistema no quieren estar en la Unión Europea. Ni en el euro. Ni en la OTAN. En un libreto de nueve páginas bajo el título ‘Por qué decimos no a la Unión Europea’, la CUP advierte de que “la UE respeta las legislaciones española y francesa en relación con la administración territorial de los Països Catalans y, por tanto, las instituciones europeas son impermeables a la voluntad de los pueblos a la autodeterminación”. Y dice después: "[la UE] no solo no es una herramienta para facilitar una hipotética independencia de nuestra nación, sino que es una estructura política que refuerza el peso de la legislación española y francesa y que, por tanto, todavía nos dificulta más el paso hacia la autodeterminación”.

La organización anticapitalista parte de la base de que la clase obrera y los pueblos de la UE viven “subyugados al poder de los estados”, ya que desde las instancias comunitarias se promueve “la aplicación del neoliberalismo como única doctrina económica posible, con el desmantelamiento de los estados del bienestar y la eliminación de cualquier derecho laboral”.

Haz click aquí para ver el documento completo.Así, la CUP apuesta en su último programa electoral por rechazar formar parte “de la UE, del euro, de la OTAN y del Euroejército”. Y apuntan a las prioridades de la política exterior que debe aplicar Cataluña: “Miraremos de establecer como prioritarios de nuestra solidaridad internacionalista, a causa del comportamiento histórico, estratégico y de enraizamiento en nuestra casa, los siguientes países: Venezuela, Cuba, y países del ALBA, Colombia, Sáhara, Palestina, Kurdistán y Euskal Herria”.

Los ‘cuperos’ no reconocen "la actual Unión Europea, que solo sirve para garantizar los privilegios del capital y que no representa los intereses de las clases populares europeas”. Debido a esta política, los socios anticapitalistas de Puigdemont abogan también por realizar una auditoría para evitar pagar la deuda externa. En este sentido, casi la totalidad de la deuda catalana se debe a las instituciones españolas, ya que la comunidad no ha podido encontrar financiación en el exterior. Es más: su calificación está a la altura de bono basura.

Planificar la fuga

Pero advierten los antisistema de que, después de la "quiebra de Syriza", ellos no pueden "ignorar la necesidad de un posicionamiento firme e inequívoco y preparado sobre esta materia que incluya la disposición planificada de la salida del euro y la UE”. Y apuntan: “El ejercicio de la plena soberanía popular requiere no solo romper con las imposiciones del Estado español, sino también de la UE y la Troica, instituciones antidemocráticas que actualmente dictan las políticas liberales de austeridad”.

El soberanismo sopesa la independencia como respuesta al 155

En otro documento de trabajo de 2016, la CUP recuerda que es preciso “impulsar un documento de desconexión respecto del Estado y la UE y trabajar para garantizar el máximo reconocimiento internacional de la nueva república”.

En otro documento de Endavant, el núcleo duro de la CUP, titulado ‘Poder popular contra la UE y los estados capitalistas’, se rechaza el programa neoliberal que pide mantener a Cataluña dentro de la Europa actual debido a los intereses de las élites y 'lobbies'. Y subraya: “El movimiento que necesitamos ha de ser un instrumento para destruir a la UE”.

Para el núcleo duro de la CUP, la integración supone "una apuesta a medio plazo por la pérdida de la soberanía nacional y económica"

Y en otro documento sobre la izquierda y el papel de la ANC, critica que se presente a la UE “como el único espacio donde una Cataluña con Estado habría de participar”. En este sentido, subraya: “El independentismo liberal hace referencias constantes a la integración en la UE e incluso crea un debate alrededor de las condiciones de entrada en la UE de este futuro Estado. De nuevo nos encontramos con un marco que no representa en absoluto ninguna liberación, al contrario, se utiliza un europeísmo romántico para oponerlo al centralismo españolista”. Para los duros de la CUP, pues, la integración supone “una apuesta a medio plazo por la pérdida de la soberanía nacional y económica, acompañada de privatizaciones y que legitima el proyecto imperialista europeo”.

JxS, en la banda opuesta

Pese a la determinación de los anticapitalistas, sus socios de Junts pel Sí (JxS), la coalición que reúne a la antigua Convergència y a ERC, apuesta por lo contrario. “A pesar de que en Europa hay países prósperos fuera del euro y de la UE, la pertenencia a la Unión y al euro es clave para garantizar la continuidad y la mejora de la prosperidad alcanzada. No se puede poner en riesgo esta pertenencia”, dice el programa electoral de JxS.

placeholder Antonio Tajani (c), Jean-Claude Juncker (d) y Donald Tusk (i), tras recoger el Premio Princesa de Asturias 2017. (EFE)
Antonio Tajani (c), Jean-Claude Juncker (d) y Donald Tusk (i), tras recoger el Premio Princesa de Asturias 2017. (EFE)

Y subraya a continuación: “Contrariamente a lo que algunos quieren hacer creer, esta pertenencia no está amenazada por la independencia, ya que interesa y continuará interesando a todas las partes —a Cataluña, al Estado español mismo y al resto de la Unión—”. Craso error, ya que Cataluña quedará automáticamente fuera de las instituciones comunitarias en caso de secesión y habrá de ponerse a la cola en el caso de que quiera ingresar. Lo han repetido todos los dirigentes comunitarios y, especialmente, el presidente de la CE, Jean-Claude Juncker, quien se ha referido al tema varias veces en los últimos meses con un mensaje sin paliativos: si Cataluña se independiza, quedaría automáticamente fuera de la Unión. Y Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, ya lo avisó esta semana: “Nadie va a estar a favor de la independencia de Cataluña”.

Foto: Los reyes Felipe VI y Letizia, a su entrada al teatro Campoamor de Oviedo, ovacionados por los invitados a la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2017. (EFE)

Ajenos a estos avisos, y contrariamente a lo que pregona la CUP, JxS da por hecho que Cataluña nace integrada en el corazón de Europa. “Crearemos, mediante una ley, el Banco de Cataluña, con las funciones de banco central, que actuará como parte integral del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), sometido a las disposiciones del Tratado de la UE, el Tratado de Funcionamiento de la UE y los estatutos del SEBC”, afirman.

Ajenos a la realidad, los independentistas sostienen en otro capítulo que “desde su nueva condición de Estado miembro de la UE, Cataluña promoverá un modelo de Europa Federal que favorezca una integración creciente, en base al modelo comunitario y a las instituciones (en particular, la Comisión Europea, Parlamento Europeo) e impulsará la lengua catalana como lengua del Tratado y de trabajo de la UE”.

Y ahora, fuera de Europa. Ese es el mensaje que traslada la CUP a sus socios del Gobierno catalán: los antisistema no quieren estar en la Unión Europea. Ni en el euro. Ni en la OTAN. En un libreto de nueve páginas bajo el título ‘Por qué decimos no a la Unión Europea’, la CUP advierte de que “la UE respeta las legislaciones española y francesa en relación con la administración territorial de los Països Catalans y, por tanto, las instituciones europeas son impermeables a la voluntad de los pueblos a la autodeterminación”. Y dice después: "[la UE] no solo no es una herramienta para facilitar una hipotética independencia de nuestra nación, sino que es una estructura política que refuerza el peso de la legislación española y francesa y que, por tanto, todavía nos dificulta más el paso hacia la autodeterminación”.

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