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Barcelona reacciona tibia al 155: menos gente en la calle que en las últimas Diadas
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MENOS DE MEDIO MILLÓN DE PERSONAS

Barcelona reacciona tibia al 155: menos gente en la calle que en las últimas Diadas

La manifestación de ayer en Barcelona, reconvertida en protesta contra el gobierno central, se quedó lejos de las grandes convocatorias de los últimos años

Foto: Cabecera de la manifestación de ayer. (EFE)
Cabecera de la manifestación de ayer. (EFE)

La manifestación de ayer por la tarde en Barcelona lo tenía todo para ser una de las mayores de la historia en Cataluña, pero no lo consiguió. Era una convocatoria en fin de semana, cuando los trabajadores tienen más disponibilidad, y el clima permitía la manga corta incluso a la sombra. El motivo de la concentración era exigir la liberación de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, en prisión provisional desde el lunes, pero inevitablemente tornó a mediodía en una protesta por la aplicación del artículo 155, con una ejecución mucho más dura de lo esperado. Por si fueran pocas las razones, a última hora el pleno del Govern, con el 'president' al frente, se sumó a una manifestación que estaba llamada a hacer historia.

A las cinco de la tarde, cuando las columnas humanas confluyeron en la fuente que separa Gran Via de Gràcia, Barcelona estaba completamente abarrotada de gente. Turistas, familias, grupos de jóvenes y jubilados, la ciudad estaba en la calle. Por las Ramblas o Plaza Cataluña, zonas cercanas a la manifestación, apenas se podía caminar sin chocar con una espalda. Algunos vendedores incluso invadían la calzada con tal de vender una estelada de última hora. En el epicentro de la manifestación, en torno a 450.000 personas llenaban la plaza, encabezados por Puigdemont, Oriol Junqueras o Ada Colau, que se sumó una hora antes tras conocer los detalles del 155. La plana mayor la completaron el expresidente Artur Mas, Neus Munté, Marta Pascal, David Bonvehí y Lluís Corominas del PDeCAT; Marta Rovira y Gabriel Rufián de ERC; Gabriela Serra y Carles Riera de la CUP; Xavier Domènech, Joan Josep Nuet, Jèssica Albiach y David Cid de CatComú y Albano-Dante Fachin de Podem.

Una vez allí, otra representación de guante blanco concebida para las fotos. Los presentes escucharon la voz de los Jordis desde la cárcel, pidiéndoles fuerza y más manifestaciones, clamaron por la independencia e incluso llegaron a emocionarse con María del Mar Bonet tocando en directo 'Que volen aquesta gent?​, una canción sobre la represión franquista en Cataluña. Y sin embargo, pese a que la megafonía se escuchaba en dos kilómetros a la redonda, la manifestación no consiguió atraer a las multitudes que rodeaban la plaza. Muchas personas se acercaban, coreaban veinte minutos y se dispersaban en los comercios cercanos, aún con la estelada a cuestas. Otros, sobre todo familias y ancianos, se dejaban caer por las colas de las manifestaciones de camino a una de las terrazas de Plaza Cataluña. Así, la zona en la que la manifestación se mostraba densa, con ciudadanos parados sobre el asfalto, se reducía la zona central de la plaza.

Escasa movilización

Por cifras, la manifestación de ayer palidece en comparación con los 1,8 millones que salieron a la calle en la Diada de 2014, considerada como la manifestación más masiva de Europa, y tampoco puede compararse con las de los 11-S recientes, que llegaron al millón de personas. Sí fue, no obstante, un progreso con respecto a la concentración de las velas del miércoles, que movilizó solo a 200.000 ciudadanos y disparó las alarmas en la Generalitat. Fuentes cercanas al Ministerio del Interior apuntan a que, el viernes, se valoró suspender la manifestación por temor a la escasa movilización.

Nadie habla de las convocatorias fallidas que tienen lugar casi todos los días

De hecho, las movilizaciones fallidas son un tabú en Barcelona. Solo esta semana, tres citas publicitadas por los independentistas han naufragado en silencio. La primera, una convocatoria urgente a las puertas de la Generalitat tras la detención de los Jordis, que juntó apenas 400 personas, y otra, mucho más planificada, se saldó con 250 ciudadanos frente a la delegación del Gobierno bajo una lluvia torrencial el jueves. La última, la iniciativa de Òmnium para boicotear a la banca que no llegó ni a colapsar sucursales.

La aplicación del 155 condiciona la manifestación por 'los Jordis'

Dicen en Barcelona que el único que puede sacar la ciudad a la calle es Madrid, pero ni siquiera un 155 duro, quizá por anunciado, ha generado una respuesta masiva en la calle. La Generalitat, consciente del desgaste que está generando el 'procés' en los ciudadanos, y también por la inminencia del 155, ha convocado la atención del pueblo en la Generalitat el próximo martes, cuando presumiblemente se podría declarar la independencia. Entonces la ciudad tendría que tomar las calles inminentemente como demostración de apoyo a la nueva república. Al 'president' también podría ocurrírsele convocar elecciones para evitar el 155, lo que nos llevaría a un escenario completamente distinto en las calles, seguramente fiscalizado por las protestas de la CUP. Quién sabe; el 'procés', como los culebrones venezolanos, va de bombazo en bombazo hasta el drama final.

La manifestación de ayer por la tarde en Barcelona lo tenía todo para ser una de las mayores de la historia en Cataluña, pero no lo consiguió. Era una convocatoria en fin de semana, cuando los trabajadores tienen más disponibilidad, y el clima permitía la manga corta incluso a la sombra. El motivo de la concentración era exigir la liberación de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, en prisión provisional desde el lunes, pero inevitablemente tornó a mediodía en una protesta por la aplicación del artículo 155, con una ejecución mucho más dura de lo esperado. Por si fueran pocas las razones, a última hora el pleno del Govern, con el 'president' al frente, se sumó a una manifestación que estaba llamada a hacer historia.

Carles Puigdemont
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