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El 'parlament' fantasma: "¡Esto es como una ciudad desierta!"
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El 'parlament' fantasma: "¡Esto es como una ciudad desierta!"

Diputados, colectivos y asociaciones se lamentan de que la actividad parlamentaria en Cataluña "está suspendida de facto" y el edificio parece un gigante abandonado

Foto: El Parlamento de Cataluña completamente vacío. (EFE/Andreu Dalmau)
El Parlamento de Cataluña completamente vacío. (EFE/Andreu Dalmau)

El parlamento de Cataluña se ha convertido en un inmenso plató de televisión. No hay sesiones y las escalinatas están vacías. También los pasillos. Casi nadie se mueve por el edificio que concluyó en 1748 con piedra de Montjuic el arquitecto Joris Prosper Van Verboom.. Solo hay personas con cámaras y micrófonos y un ubicuo Joan Tardáque les va atendiendo en distintos puntos, incluido el bar. La actividad parlamentaria lleva un mes y medio en suspenso, los consellers solo van a dar entrevistas y los asuntos se arrinconan sin que nadie los atienda: “Todo es la independencia, resume la portavoz socialista Eva Granados.

“Nosotros seguimos trabajando, preparando las comisiones y manteniendo la actividad, pero no se puede hacer control al gobierno, porque sencillamente no están”, insiste la parlamentaria del PSC. En general, parece que todo el control, y no solo el de la oposición, está mucho más relajado. Los guardias de la puerta y aquellos que vigilan el arco detector de metales no insisten mucho aunque alguien pite al atravesarlo y se conforman con una explicación: “Debe ser el teléfono”.

"En la práctica no hay ninguna actividad real, nada que tenga que ver con el día a día de los ciudadanos", se lamenta Coscubiela

"De facto es como si se hubiera suspendido el parlament", sentencia el diputado de SiQueEsPot Joan Coscubiela, "Yo tengo la sensación de que en la práctica no hay ninguna actividad real, nada que tenga que ver con el día a día de los ciudadanos", insiste el parlamentario que define el estado del edificio "como una gran ciudad desierta y fantasma". "Los distintos colectivos se lamentan de que no se puede hacer política real y es así, no hay nada. Siempre estamos en un 'impasse". El antiguo sindicalista no pone paños calientes y dice con sencillez que "todo lo que se hace se reduce a la independencia, todo lo demás ha quedado aparcado".

Las cuatro mujeres de la limpieza están haciendo un descanso. Son algo más de las diez de la mañana. Fuman en corrillo en el exterior, algunas sentadas en un banco de piedra. “Aunque no vengan los diputados nosotras tenemos el mismo trabajo, porque hay muchos gente por allí dentro y las cosas se ensucian igual”, aseguran. “Para nosotras la faena no cambia”, insiste mucho una de las cuatro mujeres mientras las otras tres asienten sin demasiada convicción. Después regresan al interior y prosiguen su labor fregando, aunque todo parece bastante limpio. La extrañeza de la situación parece que ha contagiado a casi todos los trabajadores del lugar, que se limitan a encogerse de hombros o a sonreir enigmáticamente cuando se les inquiere por la baja actividad en los últimos tiempos.

Nos planteamos pedir comparecer a Junqueras, pero llegamos a la conclusión de que era absurdo, porque está muy ocupado dando un golpe

"Aunque quieras trabajar, no puedes", es el resumen de Carlos Carrizosa, portavoz de Ciudadanos. "Nosotros hacemos muchas preguntas, curradas, e iniciativas, pero ha llegado a un punto que nada tiene sentido", explica el diputado de la formación naranja, que asegura que tras el seguimiento diario a las empresas que han ido abandonando en los últimos días Cataluña se plantearon pedir la comparecencia del Vicepresidente Oriol Junqueras, pero "llegamos a la conclusión de que era absurdo, que no iba a venir porque está muy ocupado dando un golpe". Carrizosa también asegura que ya replican a los grupos o asociaciones que les piden ayuda que "no se lo vamos a poder solucionar, que nosotros somos oposición y el Govern no quiere atender a nada que no sea la independencia".

Niños y ujieres

Así que los únicos que se amontonan a las puertas, además del goteo de cámaras y técnicos de televisión, son los niños que componen el grupo de una visita escolar. Son unos 20 chicos de unos 12 años. Entran al parlamento y un guía los conduce por los pasillos, atravesando la puerta de una biblioteca completamente vacía, hasta que desaparecen. Sin duda son la comitiva más numerosa y activa que aparece en toda la mañana.

Los ujieres están en sus puestos. Mesas simétricas en cada acceso, cerca de las puertas. No parece que tengan mucho que hacer. Preguntan si pueden ayudar y al ser interpelados sobre su actividad estos días sonríen y afirman que “siempre hay cosas que hacer, las sesiones no son la única labor”. En definitiva, todos los trabajadores (con la excepción de los parlamentarios) aseguran que sus tareas son las mismas que de habitual. Sin embargo el aspecto al recorrer el edificio es el de que está desértico y se puede dar la vuelta completa al mismo sin encontrarse con nadie (excepto con Joan Tardá haciendo alguna entrevista en algún recoveco del vestíbulo).

Los diputados ahora tienen que mandar su agenda a los mossos para que los acompañen en sus actos públicos ejerciendo de guardaespaldas

En el bar hay algo más de ambiente. Quizá ocho personas. La televisión está encendida y algunas mesas ocupadas. Los camareros, que en este momento son dos, tampoco creen que su tarea haya descendido por la atonía en la que ha entrado la cámara catalana desde los tumultuosos días del 6 y el 7 de septiembre, los últimos plenos ordinarios convocados con sesión de control. Por cierto, los precios en la cafetería son igual de reducidos que la del Congreso de los Diputados de Madrid: todo es muy barato. De camino a la cafetería hay una tienda, pero esa directamente, está cerrada, así que ahí seguro que no hay ninguna actividad. Justo al otro lado están los muebles del primer despacho del presidente del parlamento, que se estrenó para ese uso en 1932, en tiempos de la Segunda República. Sobre otra de las mesas que jalonan el vestíbulo (esta ya moderna) hay algunos semanarios en papel y otras publicaciones que se pueden coger de manera gratuita, aunque en su tapa ponga que valen cinco euros.

Miedo

Lo que sí ha variado es la rutina de los diputados. Ahora tienen que mandar su agenda a los mossos para que los acompañen en sus actos públicos ejerciendo de guardaespaldas, aunque pueden declinar esa custodia si lo prefieren (como es el caso de los electos de las CUP). Se lo han ofrecido a todos los grupos parlamentarios. Una medida que subraya el creciente clima de tensión que se vive en Cataluña. “Hay quienes han quitado sus nombres de los buzones de sus casas por miedo”, desliza un veterano cronista parlamentario.

También sufren la parálisis los grupos de presión que quieren que se apruebe o modifique alguna ley que les afecta. Los colectivos están bastante desesperados porque ninguna de sus peticiones tiene posibilidades de prosperar. “Aunque su voz llegue a un grupo parlamentario, luego estos no pueden plantear sus reivindicaciones en la cámara”, ilustra uno de los trabajadores del Parlament. En realidad, casi cualquier actividad que no sea la referida al proceso soberanista se ha visto arrinconada y excluida de la cámara desde el principio de la legislatura. Da igual si uno es de un colectivo gay o de un grupo de agricultores, sea lo que sea, no hay tiempo ni es momento para lo tuyo.

El parlamento de Cataluña se ha convertido en un inmenso plató de televisión. No hay sesiones y las escalinatas están vacías. También los pasillos. Casi nadie se mueve por el edificio que concluyó en 1748 con piedra de Montjuic el arquitecto Joris Prosper Van Verboom.. Solo hay personas con cámaras y micrófonos y un ubicuo Joan Tardáque les va atendiendo en distintos puntos, incluido el bar. La actividad parlamentaria lleva un mes y medio en suspenso, los consellers solo van a dar entrevistas y los asuntos se arrinconan sin que nadie los atienda: “Todo es la independencia, resume la portavoz socialista Eva Granados.

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