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El vértigo crece entre independentistas: “Voté sí pero no quiero que haya DUI”
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a dos días del pleno de puigdemont en el parlament

El vértigo crece entre independentistas: “Voté sí pero no quiero que haya DUI”

La salida de empresas y las llamadas de figuras públicas a evitar una secesión unilateral hacen que una parte de los votantes del 1-O reclamen diálogo

Foto: Esteladas reflejadas en un charco de agua días después del referéndum de independencia en Cataluña. (Reuters)
Esteladas reflejadas en un charco de agua días después del referéndum de independencia en Cataluña. (Reuters)

Antes de saltar desde cierta altura uno se para a mirar el abismo. ¿Estás seguro?, te pregunta tu cabeza. Estos días en Cataluña mucha gente parece hacerse esa pregunta. Y algunos de los que estaban dispuestos a saltar por la independencia, gente que votó sí el 1-O, a veces movidos por las brutales cargas policiales o por el rechazo a Rajoy, empiezan a sentir vértigo ante una declaración unilateral de independencia.

En tres días en Cataluña, un puñado de influyentes opinadores se ha posicionado contra una declaración de unilateral de independencia. Ha habido editoriales de ‘El Periódico de Cataluña’ y de ‘La Vanguardia’. También Jordi Basté, presentador estrella de Rac1 (Grupo Godó) y que durante el 1-O pedía aplausos para los voluntarios que habían pasado la noche en los colegios electorales. No ha sido solo la prensa. Relevantes figuras del nacionalismo como Andreu Mas Colell, ex consejero de Economía, y Santi Vila, el actual titular de la cartera de Empresa, han reclamado a Puigdemont que la aplace.

Foto: El 'president' de la Generalitat, Carles Puigdemont (i), y el 'expresident', Artur Mas (d). (EFE)

A eso hay que sumar la marcha de La Caixa, Sabadell, Agbar, Gas Natural y un gran número de empresas han trasladado su sede social fuera de Cataluña y que muchos catalanes han trasladado sus cuentas a oficinas en otras partes de España –cuando no sacando su dinero de los bancos catalanes-. Con cada noticia, mucha gente parecía preguntarse: ¿Estás seguro?

“Me da un poco de vértigo cómo se están haciendo las cosas. No es que no crea en la independencia o en que Cataluña sea una república. Sería bueno. Pero me da miedo, o mejor dicho, respeto, cómo ha evolucionado todo”, explica una joven que el 1-O votó sí a la independencia. Esta detalla que tuvo muchas dudas sobre si votar o no pero que al final decidió hacerlo cuando vio las cargas policiales contra los colegios electorales. “Voté sí por un momento de indignación máxima por la carga policial. En ese momento quería que Cataluña fuese una república que acabara con este régimen. Estuve dudando hasta el último minuto pero al final voté por la república”.

“El capital se mueve por su cuenta. Pienso que al final de un modo u otro se redirigirá todo aunque igual acabamos con un corralito”, dice una joven

Esta joven insiste en que haya diálogo para “evitar el choque de trenes” y apela por igual a Rajoy y a Puigdemont. Sobre la marcha de empresas, afirma que no es principal preocupación: “El capital se mueve por su cuenta. No estoy demasiado alarmada, pienso que al final de un modo u otro se redirigirá todo aunque igual acabamos con un corralito”.

Constantí, un ingeniero informático, está en contra de la DUI porque cree que puede ser contraproducente. “Soy independentista desde hace muchos años y tenemos derecho a tener nuestro propio país, nos lo hemos ganado votando. Ahora hay que mantener la cabeza fría, no creo que sea el momento de declarar la DUI porque nos coloca en una situación muy difícil en Europa y puede haber violencia”. En su opinión, el referéndum y toda la movilización que ha habido debe servir para forzar a Rajoy a negociar pero antes “hay que tranquilizar a la gente para que vea que se puede hacer sin que haya graves problemas sociales o económicos. Hay que negociar y ahora estamos en posición ventajosa. Después ya verán como Cataluña en unos años podría duplicar su PIB. Una vez en la UE, disfrutando de nuestra riqueza sin expolios… seremos uno de los países con más bienestar del mundo, eso no me cabe duda”.

“El movimiento independentista ha tenido una parte muy frívola e infantil, como si esto no tuviera consecuencias", lamenta un exdirigente catalán

Los líderes de la independencia catalana –partidos independentistas y entidades como ANC y Òmnium- siempre han defendido que esta era una “revolución de las sonrisas”. Que con buen rollo podrían conseguir la independencia incluso contra la voluntad del Estado y que no habría violencia, ni crisis económica, ni salida del euro.

El discurso ha calado en mucha gente que ahora ve que las empresas se van y que aunque la UE ha pedido diálogo nadie en Europa apoya la independencia unilateral. El liberal Guy Verhofstadt, belga flamenco, defendió en el Parlamento Europeo que nadie podía dar lecciones democracia a España pese a que en su grupo está el PDeCAT (el partido de Puigdemont). El eurodiputado catalán Ramón Tremosa intentó endurecer su discurso. Verhostadt se negó y Tremosa acabó siguiéndolo en el hemiciclo con los tories británicos del Brexit.

“El movimiento independentista ha tenido una parte muy frívola e infantil, como si esto no tuviera consecuencias, como si realmente España fuera a dejar que Cataluña se independizara por las buenas y ahora ven que no es así”, razona un antiguo dirigente catalán que pide el anonimato porque ya está fuera de la primera fila y teme que se vea afectada su actividad profesional. Otro expolítico critica que el Gobierno prácticamente dejara hacer hasta el mismo día del referéndum y lo hiciera con las cargas: "Solo a Mariano se le ocurre decirle a los niños que los reyes son los padres y hacerlo durante la cabalgata y a collejas".

placeholder Un grupo de gente atiende en un bar al discurso del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. (Reuters)
Un grupo de gente atiende en un bar al discurso del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. (Reuters)

Uno de los pioneros del independentismo y que ha abjurado del procés, Alfons López Tena, explicaba en una entrevista en este diario antes del 1-O algo que mucha gente descubre ahora: “Las independencias se logran sin acuerdos y eso obliga a hacer una serie de cosas difíciles, arriesgadas y sin ninguna garantía de ganar”.

La CUP y otros sectores independentistas sí mantienen su decisión y ponen la dignidad y la independencia por encima de la economía. Son coherentes. Aunque ya hay quien admite que no podrá ser todo a sonrisazos. La declaración unilateral de independencia si vencía el sí en el referéndum estaba prevista en la ley aprobada el 6 de septiembre en el Parlament, la que salió adelante aplastando a la oposición, en contra de los letrados del Parlament y obviando el dictamen del Consejo de Garantías Estatutarias. No es una sorpresa. La independencia debía declararse en 48 horas desde que se conocieran los resultados. Si se cuentan solo días laborables, el plazo se cumple el martes por la tarde, cuando Puigdemont tiene previsto comparecer y por ahora dice que mantiene su decisión. Nadie podrá decir que no lo sabía.

Antes de saltar desde cierta altura uno se para a mirar el abismo. ¿Estás seguro?, te pregunta tu cabeza. Estos días en Cataluña mucha gente parece hacerse esa pregunta. Y algunos de los que estaban dispuestos a saltar por la independencia, gente que votó sí el 1-O, a veces movidos por las brutales cargas policiales o por el rechazo a Rajoy, empiezan a sentir vértigo ante una declaración unilateral de independencia.

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