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Tractores para defender los colegios de la policía: así vota la Cataluña rural
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Tractores para defender los colegios de la policía: así vota la Cataluña rural

"Los tractores no son barricadas en el sentido bélico de la palabra sino morales, simbólicas. Este tractor es un símbolo de esta tradición y como tal están al lado del colegio"

Foto: Los tractores a las puertas del colegio. (R.M.)
Los tractores a las puertas del colegio. (R.M.)

Los tractores llevaban dos días preparados en Les Borges Blanques, un pueblo agrícola de 6.000 habitantes de Lleida. Así que cuando llegó el momento solo tardaron unos minutos en usar una decena de ellos para bloquear la fachada del colegio electoral, un pabellón deportivo acristalado. A los tractores de los payeses se sumaron dos coches de bomberos municipales. Les Borges es el ejemplo de cómo el independentismo domina el interior de Cataluña. Cientos de vecinos amanecieron dispuestos a enfrentarse a la Guardia Civil llegado el caso. Gente que no se arredró por las imágenes que llegaban de las cargas en Barcelona.

“Los tractores no son barricadas en el sentido bélico de la palabra sino morales, simbólicas, que empalman directamente con la tradición de reivindicación de la payesía por los derechos civiles. Este tractor es un símbolo de esta tradición y como tal están al lado del colegio”, explicaba el día anterior al 1-O Josep Farran. Él era uno de los centenares de personas que hizo la noche ante el colegio electoral de la localidad, un centro deportivo acristalado. Chocolates, batidos, churros y alguna cerveza permitieron sobrellevar la noche…

placeholder Uno de los votantes de Les Borges Blanques. (R.M.)
Uno de los votantes de Les Borges Blanques. (R.M.)

A primera hora de la mañana del 1-O, antes incluso de que amaneciera, la gente se arremolinaba al lado del colegio electoral. No se veían urnas ni papeletas, pero los que parecían dirigir el asunto estaban tranquilos. Pasadas las siete de la mañana, dos voluntarios colocaron las papeletas y las urnas en las mesas. Lo hicieron entre aplausos. Nada parecía que fuera a ir mal.

Josep Farran, uno de los más activos, no tenía dudas de que iban a votar y explicaba que así se lo había explicado a dos observadoras internacionales, una de Montenegro y otra francesa. “Es nuestra cultura política, frente a la represión del Estado inercia de 40 años de dictadura”. La dictadura franquista resurge a menudo estos días en conversaciones en Cataluña.

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Con las urnas en su puesto y las papeletas sobre las mesas, alguien avisó de que venían los mossos. Dos agentes se acercaron caminando lentamente. Fueron recibidos entre aplausos y la gente hizo una especie de pantalla humana. Los agentes pidieron pasar, les dijeron que no, los policías sonrieron y se dieron la vuelta. La escena duró poco más de un minuto. Hubo gritos de "¡votaremos!"

placeholder Mesas y urnas en el colegio electoral. (R.M.)
Mesas y urnas en el colegio electoral. (R.M.)

Preguntados después si se iba a votar con normalidad, uno respondió: “No me pregunte a mí. Esto cambia a cada minuto”. Las escenas de inacción de los mossos se repitieron por toda Cataluña. El día anterior se acercaban a los colegios okupados y levantaban actas de que había actividades lúdicas pero no desalojaron ninguno.

Después de que los mossos se alejaran, uno de los organizadores tomó un megáfono y avisó a la gente de que no se fuera muy lejos. Que tenían bocinas como las de los estadios de fútbol para avisar si veían a “los otros”. Uno de los vecinos masculló a un compañero que no lo había pillado que se refería a los de verde y los de azul.

"Las calles serán siempre nuestras"

Les Borges es un feudo independentista clásico de la Cataluña interior. En las últimas elecciones municipales, CiU obtuvo 8 concejales, ERC 4 y la CUP, uno. De los balcones cuelgan esteladas y a la entrada del pueblo un enorme grafiti muestra a una joven votando: “La democracia nos convoca”: Debajo, un letrero muestra un lema clásico: "Las calles serán siempre nuestras".

placeholder Grafiti en el pueblo. (R.M.)
Grafiti en el pueblo. (R.M.)

L. C. fue el primero en votar. "Vine a las seis de la mañana a hacer cola y me he traído este bolígrafo bueno desde casa para marcar bien el sí. Estoy más contento que un niño. A mis 70 años ya me tocaba votar. Deje claro en su periódico que no tenemos nada contra España, tengo muchos amigos castellanos y no tengo problema en hablarlo con usted. Solo queremos contribuir en lo que nosotros decidamos, no como cuando estaba Franco".

El sistema informático funcionaba lentamente y la votación transcurría con parsimonia. Al irse los mossos, un helicóptero de la policía nacional sobrevoló el centro electoral, como haciendo un reconocimiento. Dio dos vueltas y desapareció en el cielo nublado. Entonces los tractores dejaron de ser algo simbólico y los payeses los pegaron a la pared del centro y levantaron las palas. Por uno de los accesos no cabía ni una persona. Se les unieron dos coches de bomberos. Solo se podía entrar andando por una calle también cortada al tráfico por tractores en cada extremo. La Asamblea Payesa, un grupo de agricultores independentistas, había llamado a aparcar los tractores ante los colegios como defensa y Les Borges fue un éxito para ellos.

placeholder Camiones de bomberos. (R.M.)
Camiones de bomberos. (R.M.)

Un votante explicaba: "Me quito las gafas para cuando venga la Guardia Civil que son caras, pero no me importa que me partan la cara". Con gritos de "¡No pasarán!" esperaban a media mañana la eventual llegada de los agentes. A unos metros del centro de votación, un grupo de inmigrantes vendía vinilos, casetes, relojes viejos y ropa usada en un mercadillo.

Los tractores llevaban dos días preparados en Les Borges Blanques, un pueblo agrícola de 6.000 habitantes de Lleida. Así que cuando llegó el momento solo tardaron unos minutos en usar una decena de ellos para bloquear la fachada del colegio electoral, un pabellón deportivo acristalado. A los tractores de los payeses se sumaron dos coches de bomberos municipales. Les Borges es el ejemplo de cómo el independentismo domina el interior de Cataluña. Cientos de vecinos amanecieron dispuestos a enfrentarse a la Guardia Civil llegado el caso. Gente que no se arredró por las imágenes que llegaban de las cargas en Barcelona.

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