El dilema de la policía: "Si la gente se abraza a las urnas, quizá no podremos sacarlas"
Los independentistas saben que una presencia masiva en los locales de votación puede retrasar la retirada de urnas. Guardia Civil, Policía y Mossos d'Esquadra valoran esa opción
Es el gran dilema de las fuerzas de seguridad para el 1 de octubre. ¿Cómo ejecutar la orden judicial de requisar las urnas si hay 50, quizá 100 personas abrazadas a ellas en cada local de votación? Es un escenario muy probable y genera dudas en los distintos cuerpos policiales. La principal: cómo llevarse una urna de la que cuelgan varias personas respetando la proporcionalidad en el uso de la fuerza. Los partidarios del referéndum conocen esa pequeña grieta ética y la quieren explotar, tal como demuestran los mensajes de WhatsApp que ya circulan por toda Cataluña, en los que se pide a la gente acudir muy temprano a votar para impedir con su presencia masiva la actuación policial.
Quizá sería peor el remedio que la enfermedad. No puedes entrar a un sitio repartiendo palos a personas no violentas
"Es un asunto muy complejo", reconoce Francesc Vidal, secretario del Sindicato Independiente de los Mossos d’Esquadra (USPAC). "Nuestras actuaciones se rigen por un código ético, y en este caso quizá sería peor el remedio que la enfermedad. No puedes entrar a un sitio repartiendo palos a personas que no ejercen violencia. Si una patrulla llega a una mesa con un censo de 5.000 votantes, como pasará en muchas ciudades grandes, y a las nueve de la mañana se encuentra a 200 personas ahí dentro protegiendo las urnas, quizá no procede realizar la orden judicial en ese momento sino actuar pasadas unas horas. No podemos provocar un desorden público cuando encima no tenemos efectivos suficientes para controlarlo".
Vidal dibuja el procedimiento policial más probable para el 1 de octubre: "Si una patrulla llega a un colegio y no puede retirar las urnas, los pasos a seguir son, primero, comunicar a tu mando que hay mucha gente y que no procede realizar la orden que se ha dado, y tomar fotografías para adjuntar en las diligencias. Luego abandonas el lugar y mandas un informe al estamento que te ha hecho el requerimiento, diciendo que debido al gran número de personas no se han podido retirar las urnas, ya que podría comportar un agravante de seguridad. Luego ese estamento, en este caso el juez, puede decidir si hay que volver a ese lugar y emplear el uso de la fuerza o esperar, ya que mediante las fotos puedes identificar y sancionar a mucha gente".
Si un 'mosso' encuentra resistencia en un colegio y lo adjunta en las diligencias, Fiscalía no le puede reprochar que no ejecute la orden
Todo apunta, pues, a que el 1 de octubre todo ocurrirá muy temprano. Los votantes con más celo acudirán en masa a primera hora y las fuerzas de seguridad tendrán que hacer lo mismo si quieren tener margen de maniobra para ejecutar la orden judicial. "Si por ejemplo una patrulla acude a las 10 de mañana a un colegio, a las 11:30 ya pueden tener las diligencias listas en Fiscalía y en el juzgado que te manda, y ya ellos decidir si hay que usar la fuerza o dejar que se vote hasta el final de la jornada. Habrá muchos jefes de Mossos d’Esquadra pendientes de ver qué se están encontrando sus agentes en el territorio para poder actuar con agilidad en cada caso", prosigue Vidal. Y subraya: "Si un 'mosso' encuentra resistencia en un colegio, toma fotografías de lo que se encuentra y lo adjunta en las diligencias, ni Fiscalía ni nadie le pueden reprochar que no haya ejecutado la orden".
El ejemplo del País Vasco
Fuentes de Policía Nacional y Guardia Civil son algo más optimistas sobre la capacidad de requisar las urnas. "Hay que evitar en la medida de lo posible entrar en situaciones de violencia, pero las urnas se van a retiran. Tenemos experiencia en casos similares mucho más delicados. En los astilleros, en las minas, en el País Vasco con el terrorismo. Hay muchas manifestaciones en las que hemos encontrado actitudes mucho más agresivas, gente que se está jugando su puesto de trabajo y otros derechos, y hemos podido controlar la situación y preservar la ley. No creo que en Cataluña, con una gran mayoría de población no violenta, vaya a ser imposible retirar las urnas aunque haya resistencia", considera José Antonio Méndez, presidente de la Asociación Independiente de la Guardia Civil (ASIGC Profesional).
"No comparto que el hecho de sacar a las personas una a una vaya a provocar un problema de seguridad ciudadana mayor. Estamos para eso, las fuerzas de seguridad tenemos el derecho de coerción y el monopolio de la violencia siempre que esta sea proporcional, congruente y oportuna", indica Méndez. ¿Cómo de proporcional sería ese uso ante ancianos y adolescentes abrazados a una urna? El presidente de ASIGC lo tiene claro: "Se identifica y se retira a las personas una a una y se detiene a aquel que muestre una actitud violenta. Otra cosa es que la autoridad judicial nos acompañe a retirar las urnas y diga ‘de momento no las vamos a quitar’. En ese caso, no se hará nada".
"Por mucho que haya gente atrincherada en locales de votación, no van a estar 12 horas allí, y las patrullas no tienen una hora fija y simultánea de llegada. Además, en muchos núcleos pequeños va a ser difícil emplear esa estrategia. Estoy seguro de que se va a poder cumplir la orden de la Fiscalía", indica Antonio Labrado, secretario general de la Confederación Española de Policía (CEP). "El proceder de las patrullas será muy claro: identificar a las personas que han organizado el colegio electoral, identificar al bedel para ver si ha recibido órdenes de abrirlo y de quién, y luego requisar urnas y papeletas. Todo eso, con el objetivo de poner a disposición judicial indicios y pruebas de la comisión de un delito".
Labrado espera, como el resto de sus colegas, "una resistencia pasiva". Y pone como ejemplo gráfico las 'murallas solidarias' del País Vasco, donde cientos de personas sentadas ejercían de barrera humana para evitar que la Ertzaintza detuviera a un acusado de terrorismo. "Esto es igual. Hay que ir identificando y sacando a la gente. Hay sitios donde se tardará un minuto en poder acceder a las urnas y otros en los que habrá problemas más grandes. Pero yo no espero reacciones violentas".
Hay sitios donde se tardará un minuto en poder acceder a las urnas y otros en los que habrá problemas más grandes
A este respecto, el presidente de ASIGC advierte: "La resistencia ciudadana no va a pasar de ahí. Será una situación de estrés como las que vivimos siempre: habrá voces, insultos, escupitajos, algún que otro empujón… Son cosas que vivimos en cualquier desahucio, sin ir más lejos. Si hay un conato de violencia, solo será la excepción que confirma la regla".
Pedro (nombre ficticio) lleva 24 años trabajando en el País Vasco y conoce muy bien la sensación de acudir a un lugar masificado y hostil para cumplir un mandato judicial: "No se puede hacer un paralelismo con el País Vasco, pero hay ciertas cosas extrapolables. Hace tres o cuatro años hubo varios en los que se emitió una orden de arresto, y ya desde el día siguiente había hasta 1.000 personas protegiendo al acusado, como ocurrió en Ondarroa. La Ertzaintza tuvo que ir una a una sacando a la gente y al final lograron el objetivo. En Pamplona recuerdo que pasó igual. En estos casos tienes que usar la fuerza, pero no la proporcionalidad, porque para eso necesitarías a cientos de policías".
En el caso del 1 de octubre, Pedro opta por actuar con paciencia pero sin titubeos. "¿Qué hacemos? ¿Llevamos una UIP [unidad antidisturbios] a cada mesa electoral? Es imposible, cada patrulla tendrá que enfrentar sola momentos de tensión. Emplear la fuerza es muy desagradable, genera una tensión enorme y tratas de evitarla siempre, pero tampoco podemos permitir que la gente haga lo que le dé la gana, sean ancianos o jóvenes. Habrá que identificar a todas las personas que se resistan, citarlas judicialmente y ponerles multas de 500 u 800 euros. El problema es que eso lleva tiempo y hay que disponer de personal, y las fuerzas de seguridad estamos en cuadro".
Aunque también existe la posibilidad de que nada de todo esto ocurra si, como comienzan a circular ya los rumores, la Guardia Civil está convocando a sus efectivos el 1 de octubre a las siete de la mañana para interceptar las urnas antes de que entren en los locales de votación. Otra opción que se baraja es entrar con la orden judicial en esos locales desde antes de su apertura y evitar el referéndum.
Es el gran dilema de las fuerzas de seguridad para el 1 de octubre. ¿Cómo ejecutar la orden judicial de requisar las urnas si hay 50, quizá 100 personas abrazadas a ellas en cada local de votación? Es un escenario muy probable y genera dudas en los distintos cuerpos policiales. La principal: cómo llevarse una urna de la que cuelgan varias personas respetando la proporcionalidad en el uso de la fuerza. Los partidarios del referéndum conocen esa pequeña grieta ética y la quieren explotar, tal como demuestran los mensajes de WhatsApp que ya circulan por toda Cataluña, en los que se pide a la gente acudir muy temprano a votar para impedir con su presencia masiva la actuación policial.