Forcadell va ganando a los puntos a costa de deslegitimar a la Cámara y a su presidencia

La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha aplicado un rodillo implacable en el pleno una vez aprobado el cambio del orden del día. Sus decisiones han sido votadas todas favoreciendo a Junts pel Sí: se ha negado a dar dos horas a los grupos para presentar enmiendas, ha desestimado exponer por escrito la normativa por la que se iba a tramitar la normativa y ha rechazado que se someta la ley del referéndum ante el Consell de Garanties Estatutàries, un organismo independiente pero que forma parte de la propia Cámara.

Con estos mimbres, la presidenta y la mayoría independentista se han salido con la suya en todo el debate previo a la votación de la ley del referéndum, pero al precio de desvirtuar la propia institución que ella encabeza.

Fuentes de la CUP han calificado el debate de esta mañana de “penoso espectáculo de filibusterismo unionista”. De hecho, la agrupación anticapitalista no ha tomado la palabra, conscientes de que cualquier retraso solo beneficia al Gobierno central.

Mientras, Forcadell se ha mostrado inflexible ante cualquier petición de la oposición, fuese del tipo que fuese. Ni siquiera ha dejado que se debatiese durante dos horas si los grupos podían presentar enmiendas a la ley. De las dos horas, una será para comer y después ya empieza la sesión de control, que durará otras dos horas. Así, los diputados que en teoría quisiesen presentar enmiendas deberían ausentarse de la sesión de control al presidente Carles Puigdemont y al resto del Govern.

En todo caso, parece poco probable que la oposición presente enmiendas, según explican fuentes políticas de diversos partidos, tanto independentistas como contrarios al 'procés'. Forcadell ya ha advertido de que se pueden presentar enmiendas al articulado pero no a la totalidad, para indignación de los partidos de la oposición. Presentar enmiendas sería reconocer de hecho alguna validez a un proyecto de ley que ni siquiera los equipos jurídicos del Parlament han querido avalar.

Sin embargo, no hay que descartar que C’s, el PP o el PSC recurran a otras tácticas dilatorias para intentar retrasar que Puigdemont convoque el referéndum. Sin embargo, la transición prevista, de la ley a la ley, no está siendo tan clara y tan sencilla como sus defensores plantearon en su momento.