Puigdemont se asegura el control de los Mossos poniendo a un radical al frente
Soler es un veterano militante de CDC que fue director general de Servicios Penitenciarios. Su ideario, según los tuits que ha lanzado, no deja lugar a dudas: su compromiso total con el ‘procés’
“Es un talibán”. Así se refieren en el seno de los Mossos d’Esquadra a su nuevo director general, Pere Soler i Campins, que hoy será nombrado oficialmente para sustituir a Albert Batlle. Soler es un veterano militante de Convergència que fue director general de Servicios Penitenciarios de 2013 a 2016. Su ideario, recogido en los tuits que ha lanzado los últimos meses, no deja lugar a dudas: su compromiso con el ‘procés’ es del 100%. Y ya no digamos en los retuits. Ahí se nota que es un forofo de Carles Puigdemont… o de cualquier consigna ‘dura’ referida al referéndum o a la cuestión catalana.
Al @teatrenacional a l acte #ComSempre "Garanties per la Democràcia" convocats pels diputats d @JuntsPelSi #Votsrem 1O. No ho podran evitar! pic.twitter.com/TGvh9xjHI7
— Pere Soler i Campins (@solercampins) 4 de julio de 2017
Solo hace falta echar un vistazo a su cuenta. “En el Teatro Nacional en el acto ‘Garantías para la democracia’ convocados por los diputados de JxS. Votaremos el 1-O. ¡No lo podrán evitar!”, dice un mensaje del pasado 4 de julio, fecha en que el Gobierno catalán hizo público el texto de la ley del referéndum. Cuatro días antes, retuiteaba a Carles Puigdemont, que menospreciaba un manifiesto de personalidades contrarias al referéndum (entre las que se encontraban Duran Lleida, Jordi Hereu, Eugeni Gay, Victòria Camps o Carles Gasòliba) diciendo que “en una Cataluña libre, el voto y la opinión de las personalidades valdrá lo mismo que el de las personas. Al viejo régimen no le gusta. Normal”. Y un día antes de su nombramiento, volvía a retuitear al ‘president’: “Que la ofensiva contra el referéndum se base en mentiras, amenazas e insultos demuestra una nula convicción en las bondades de la alternativa”.
Que l'ofensiva contra el referèndum es basi en mentides, amenaces i insults demostra una nul.la convicció en les bondats de l'alternativa.
— Carles Puigdemont (@KRLS) 16 de julio de 2017
Tanta compenetración, al final, ha dado sus frutos. Con su nombramiento, aseguran algunas de las fuentes consultadas, “Puigdemont se asegura el control de los Mossos y, además, que las consignas políticas serán fielmente transmitidas a la estructura del Cuerpo”. Estas fuentes destacan que “el anterior equipo, formado por el consejero Jordi Jané y por Albert Batlle, había trabajado bien. Había conseguido convocar la Junta de Seguridad de Cataluña por primera vez en nueve años, había conseguido firmar la compra de pistolas Tasser, se zanjó el tema de la uniformidad por primera vez y se firmó un acuerdo sindical. En otras palabras, el equipo saliente había gestionado y había gestionado bien. A partir de ahí, solo hay que decir que los ceses lo han sido por motivos políticos”.
El tándem perfecto
El tándem entre Pere Soler y el nuevo consejero, Joaquim Forn, pues, puede ser perfecto. Ambos marcan el mismo paso y se han puesto al servicio de una causa que en determinados círculos políticos produce vértigo. Y ambos son los centuriones de una estructura de más de 16.000 agentes, en donde tienen cabida muchas ideologías. Justamente antes de su toma de posesión, Joaquim Forn recibió un consejo de un buen amigo suyo. “Si sabes comportarte y sigues las normas, los 'mossos' que votan PP, o que votan Ciudadanos, o que votan otras opciones, no se pueden negar a obedecer”, le advirtió su amigo. Quizá sea ponerse la venda antes que la herida, pero es un claro aviso de que habrá agentes que estén dispuestos a desobedecer una orden a lo largo del proceso si esta puede ser considerada ilegal. Porque ya hay muchos (demasiados) cargos y dirigentes que han asegurado que en esta etapa van a desobedecer la legislación española. Y si rompen las reglas del juego, las fuerzas del orden deben ponerse a disposición del poder judicial por si hay que tomar medidas.
Desde la Administración, en cambio, las cosas se ven de manera un tanto relajada: “Los Mossos harán lo que tienen que hacer: mantener el orden público. Y harán lo mismo con este consejero que con el que había antes”, asegura a El Confidencial una fuente cercana a la estructura del Cuerpo. Es más, subrayan que “como policía judicial que son, los Mossos estarán a disposición de la Justicia”. A partir de ahí, lo que han de garantizar es que “todos los ciudadanos se puedan manifestar en la calle sin violencia”.
Destaca, no obstante, esta fuente que Jordi Jané, el consejero cesado, era más moderado y adolecía de “un cierto síndrome de Estocolmo, ya que había sido durante muchos años diputado en Madrid e incluso vicepresidente del Congreso”. Por si fuera poco, destaca que “Albert Batlle era un señor muy creído que no gozaba de simpatías entre los mandos de los Mossos. No tenía capacidad para hablar sin dejar de lado su posicionamiento político. Su cese estaba ya cerrado desde hace meses. En realidad, iba a ser cesado en enero, pero la prudencia aconsejó retrasarlo. Jané estaba de acuerdo con que no podía llegar al 1 de octubre y ya tenía fecha de caducidad”.
Tras los cambios en la cúpula de la Consejería de Interior, no se descartan otros cambios a niveles más bajos, aunque ya no afecten de manera importante a la estructura de mando. Incluso ha llegado a circular la sustitución del jefe de los Mossos, Josep Lluís Trapero. A pesar de ser amigo del propio presidente de la Generalitat (ambos comparten paella de fin de semana en casa de Pilar Rahola), Trapero ha sido nombrado hace dos meses ‘major’, un cargo que no tiene nadie en los Mossos. Así, aunque sea relevado de su cargo, continuará teniendo un rango superior al de quien le sustituya como jefe de los Mossos, que no podrá ser más que comisario. Aunque algunas fuentes no descartan su desplazamiento, otras fuentes operativas de los Mossos dudan de que sea removido de su asiento porque “goza de la confianza política del ‘president’ y del nuevo consejero".
Por su parte, los sindicatos policiales están expectantes por saber cómo van a influir los cambios en la actividad diaria de los agentes. “En realidad, nosotros tenemos poco margen de maniobra. Recibimos órdenes y las ejecutamos. En principio, para el día a día, no influirá si el director general es más duro o menos. Y cuando llegue el momento de decidir cosas más importantes, ya se verá si lo que se transmite es una orden claramente ilegal o no”, razona un representante sindical del Cuerpo.
A la espera de las urnas
Pero el proceso tiene otros importantes escollos que lo amenazan. “El primer hándicap con que se encontrarán es al día siguiente de que aprueben la compra de urnas. Ya hay un procedimiento abierto, por lo que la Justicia y la Fiscalía se les echarán encima”, advierte a El Confidencial una fuente cercana a la Administración española. Además, destacan estas fuentes que “las empresas que se avengan a surtir las urnas se arriesgan a no cobrarlas, por lo que a ver quién tiene narices de acceder”.
La compra de urnas debería quedar zanjada hoy martes, durante la reunión semanal del Govern que preside Carles Puigdemont. La pasada semana, el vicepresidente, Oriol Junqueras, y el consejero de Exteriores, Raül Romeva, se comprometieron a vehicular conjuntamente desde sus respectivos departamentos la compra de ese material. Pero lo que quieren es que la orden de compra sea firmada “por todos los consejeros”, para repartir culpas e intentar blindarse ante la querella de la Fiscalía.
“Es un talibán”. Así se refieren en el seno de los Mossos d’Esquadra a su nuevo director general, Pere Soler i Campins, que hoy será nombrado oficialmente para sustituir a Albert Batlle. Soler es un veterano militante de Convergència que fue director general de Servicios Penitenciarios de 2013 a 2016. Su ideario, recogido en los tuits que ha lanzado los últimos meses, no deja lugar a dudas: su compromiso con el ‘procés’ es del 100%. Y ya no digamos en los retuits. Ahí se nota que es un forofo de Carles Puigdemont… o de cualquier consigna ‘dura’ referida al referéndum o a la cuestión catalana.
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