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'Desperdicis', los 'matones' que persiguen españolistas en la Universidad de Barcelona
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'Desperdicis', los 'matones' que persiguen españolistas en la Universidad de Barcelona

Entre los presuntos agresores de la autodenominada Plataforma Antifascista de la UAB hay varios personajes vinculados a los grupos más radicales de la independencia

Foto: Pintada en la Universidad de Barcelona. (EC)
Pintada en la Universidad de Barcelona. (EC)

Los violentos del campus de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) se nutren de elementos encuadrados en organizaciones con oscuros episodios a sus espaldas. Llevan algo más de un año acosando a los jóvenes 'españolistas' de Sociedad Civil Catalana (SCC), en una inquietante escalada de violencia que ha subido un peldaño en las últimas semanas. El campus de la UAB es, en estos momentos, un polvorín a punto de estallar, con una campaña abierta de los independentistas hacia sus rivales ideológicos. Cada carpa de SCC es inmediatamente destrozada y las paredes del recinto están plagadas de pintadas acusatorias. ¿Pensamiento único versus pluralidad? Lo malo es que la violencia se va adueñando también del día a día de la Universidad, enrareciendo la convivencia entre la familia educativa.

Por si fuera poco, ahora comienzan a aflorar no menos inquietantes informaciones: entre los presuntos agresores de la autodenominada Plataforma Antifascista de la UAB hay varios personajes vinculados a los grupos más radicales de la independencia, articulados en torno al polémico grupo Desperdicis, que ya llevan una década repartiendo violencia gratuita hacia todo lo que no suene a separatismo y una de cuyas últimas acciones sonadas fue la agresión a las chicas de Barcelona con la Selección.

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Según las fotos realizadas a los violentos del campus (que acosan al colectivo Jóvenes de SCC), uno de los miembros de Desperdicis participa a menudo en el acoso universitario. Y al menos otros dos miembros han sido vistos en acciones violentas dentro del mismo campus. Algunos de estos radicales mantienen contactos y excelentes relaciones con el grupo Rudes Lleida, dos de cuyos miembros acaban de ser condenados por coacciones, daños y amenazas al apedrear, en octubre del 2014, un autobús de SCC, tras fracasar en su intento de que el vehículo fuese desalojado. Es una radiografía de la violencia gratuita separatista que se ha instalado en la sociedad catalana en los últimos años.

“Persecución ideológica”

“En la UAB existe una persecución ideológica. Lo denuncié en el propio claustro el pasado mes de diciembre”, explica a El Confidencial Isabel Fernández, directora del Departamento de Medios, Comunicación y Cultura de la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Isabel vivió de cerca el acoso a los antiindependentistas en la Universidad. “El pasado marzo, cuando intentaban repartir folletos para asistir a la manifestación del 1 de marzo, yo estaba allí. Era la única profesora. Quemaron la bandera española que habían colocado los chavales, les rodearon, destrozaron la carpa y los jalearon. Y no hubo ni un comunicado de condena por parte del rectorado”.

Esta profesora asegura que los Mossos d’Esquadra no pueden entrar en el campus porque hay un protocolo que especifica que sólo pueden ir con el permiso de la rectora. “Yo llamé a la rectora pero no se me puso al teléfono. También llamé a los Mossos y me dijeron que sin permiso de ella no podían ir”. En parecidos términos se expresa Josep Lago, responsable de Jóvenes de SCC.

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Desde la cúpula de la UAB, Virginia Luzón, vicerrectora de Comunicación, señala que “siempre que hay un acto de SCC, ponemos un refuerzo extra de personal de seguridad, que cuesta un pico al erario público. El mes de marzo, les recomendamos que en vez del martes, pusiesen la carpa el jueves, pero no quisieron. Y aun así pusimos a 14 efectivos extras de seguridad, además de informar a los Mossos. Por si fuera poco, siempre hay agentes de la Policía de paisano controlando el ambiente. Y ellos son los que avisan de que puede ser necesario que intervenga la Policía. Si alguien llama a los Mossos y no vienen, es porque los agentes que tienen infiltrados consideran que no es necesario, ya sea porque no hay actos delictivos o porque la situación puede ser controlada por el propio personal de seguridad de la UAB”. Luzón asegura que el protocolo no significa que la rectora tenga que dar permiso, sino “que puede pedir la intervención de la Policía por circunstancias extraordinarias”.

Polémica iniciativa excluyente

La polémica surge ahora en torno a la petición de expulsión de un colectivo de jóvenes que solicita otro colectivo. O sea, en torno a la campaña iniciada por la Plataforma Antifascista para expulsar del campus a sus rivales de SCC. Aunque al principio Luzón señala que “lo que se ha hecho es el inicio de recogida de firmas para que se expulse a los jóvenes de SCC del colectivo de entidades”, lo cierto es que los independentistas quieren borrarlos literalmente del mapa y expulsarlos del campus.

Los carteles oficiales de la campaña y las pintadas diseminadas por el campus no dejan lugar a dudas sobre las intenciones de la Plataforma Antifascista. ‘Campaña para la expulsión de Jóvenes de SCC de la UAB’, advierten los carteles. Para ello, la plataforma ha difundido un manifiesto con el que pide firmas. En este manifiesto, señala que la principal razón por la que piden la expulsión es que el colectivo de Jóvenes de SCC “tiene vínculos demostrados con la extrema derecha”, argumentando que “un grupo de neonazis de Sabadell acudió a un acto de esta sectorial en la Universidad”.

Foto: Un momento de la pelea entre ambos grupos. (Twitter)

Pero la cúpula universitaria no está por la labor de expulsar a nadie del campus. “Desde el rectorado, no hacemos caso de la recogida de firmas. Eso no tiene más objetivo que el de conseguir una proyección mediática y ahí, algunos medios de comunicación se convierten en cómplices. Como equipo de gobierno, pensamos que no hay motivos para expulsar a nadie. Pero si hablamos de una expulsión del campus, mucho menos. Nosotros somos una universidad tolerante con todos los colectivos. Y creemos que todas las ideas y todas las ideologías han de tener espacios de diálogo. El respeto a las personas y a los espacios es imprescindible y se ha de garantizar. La tolerancia y la no discriminación son fundamentales”, asegura Virginia Luzón a este diario.

Desde el colectivo de Jóvenes de SCC, Josep Lago se queja también de que su colectivo es marginado. “Hemos sido excluidos de actividades. Por ejemplo, se organizó una feria de estudiantes y no nos dejaron participar. Y el pasado 8 de marzo, con motivo del Día de la Mujer, lo mismo. La actitud del rectorado es que no ocupemos espacio público”, señala Lago a este diario.

El respeto a las personas y a los espacios es imprescindible y se ha de garantizar. La tolerancia y la no discriminación son fundamentales

Luzón, en cambio, desmiente esas acusaciones. “Es cierto que hubo una feria de estudiantes, pero eran estudiantes extranjeros en la Plaza Cívica del campus, por lo que no tenían cabida. Y el pasado 8 de marzo era para organizaciones específicas relacionadas con la mujer. Pero , evidentemente, nosotros somos tolerantes con todos los colectivos”.

El qué puede pasar en el futuro es aún una incógnita, aunque desde Jóvenes de SCC, Josep Lago advierte que “en ocasiones, la equidistancia se vuelve cómplice de la violencia”. Y añade: “Los radicales nacionalistas no sólo están desconcertados, sino también profundamente desesperados. Buscan, y llevan tiempo haciéndolo, un enemigo que no encontrarán para poder justificar sus acusaciones totalitarias”.

De ahí que critique la campaña de la Plataforma Antifascista, que asegura que SCC quiere condenar a tres estudiantes por rajar una bandera española “Mienten. SCC no quiere condenar a nadie. Éste no ha sido nunca nuestro objetivo”. La campaña, asegura, forma parte de la actitud de victimización que practica el independentismo, ya que el fiscal pide cárcel por coacciones a los miembros de SCC, no por rajar una bandera. La manipulación de la Plataforma Antifascista es evidente: en un cartel para defender a los acusados, hace referencia sólo a que “destripar un trapo no es ningún delito”, cuando las principales acusaciones son por delito ideológico y conculcar los derechos de los otros jóvenes, no por rajar una bandera.

La mano dura del fiscal

El escrito del fiscal detalla que el 19 de abril del 2016 miembros del Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC) “puestos de común acuerdo y actuando conjuntamente, guiados por su frontal animadversión a los postulados ideológicos de los voluntarios (aquí cita los nombres de los voluntarios que atendían la carpa de Jóvenes de SCC), que se hallaban tranquila y pacíficamente en la carpa, se aproximaron a los mismos y comenzaron a rodearles, increpándoles y amedrentándoles con gritos e insultos…”. El relato detalla cómo “con evidente ánimo de menosprecio antidemocrático y de humillación” destriparon una bandera española de los jóvenes, que tuvieron que “desmontar rápidamente la carpa y retirarse del lugar”. Minutos más tarde, los radicales rodearon a Rafael Arenas, profesor en la misma UAB y presidente de SCC, que interrumpió sus clases y se desplazó al lugar para interesarse por los hechos. En ese momento, “fue abordado por el grupo, lo rodearon también y le increparon con insultos como ‘Fora feixistes de la Universitat’”.

Foto: Quema de bandera española en la Universidad Autónoma de Barcelona.

El fiscal de delitos ideológicos pide tres años de cárcel para cada uno de los tres acusados por “un delito continuado de coacciones para impedir el ejercicio de derechos fundamentales” y sólo “10 meses de multa con una cuota diaria de 18 euros y responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago de un día de privación de libertad por cada dos cuotas impagadas” por el tema del ultraje a la bandera. También pide una indemnización de 2.000 euros por “los daños morales” a los cuatro activistas de SCC que atendían la carpa.

El secretario de SCC, José Domingo, señala también a El Confidencial que la entidad cívica defenderá a los jóvenes agredidos a capa y espada. Además, ha emitido un comunicado denunciando la manipulación de la Plataforma Antifascista, que subraya que “su odio les ha llevado a realizar acciones violentas para impedir la libertad de expresión y el derecho de reunión a los que no piensan como ellos”. Y recuerda que “la actuación de los ‘falsos antifascistas’ en la UAB ya ha sido objeto de reproche por los Ayuntamientos de Cerdanyola del Vallès y de Terrassa, por grupos parlamentarios y por personalidades públicas. Estamos seguros de que la mayoría de la comunidad universitaria no ampara a personajes que pretenden que la Universidad quede presa de su ideología totalitaria”. La entidad antiindependentista asegura también que “la estrategia de victimización del acosador fracasará”.

Los violentos del campus de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) se nutren de elementos encuadrados en organizaciones con oscuros episodios a sus espaldas. Llevan algo más de un año acosando a los jóvenes 'españolistas' de Sociedad Civil Catalana (SCC), en una inquietante escalada de violencia que ha subido un peldaño en las últimas semanas. El campus de la UAB es, en estos momentos, un polvorín a punto de estallar, con una campaña abierta de los independentistas hacia sus rivales ideológicos. Cada carpa de SCC es inmediatamente destrozada y las paredes del recinto están plagadas de pintadas acusatorias. ¿Pensamiento único versus pluralidad? Lo malo es que la violencia se va adueñando también del día a día de la Universidad, enrareciendo la convivencia entre la familia educativa.

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