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La Generalitat articula el reglamento para crear la ley de desconexión
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para poder presentar leyes por “lectura única”

La Generalitat articula el reglamento para crear la ley de desconexión

Quieren que se puedan presentar leyes por “lectura única”, lo que evita que se puedan presentan enmiendas, que se puedan debatir en el pleno y que pueda haber algún mecanismo de control

Foto: Oriol Junqueras y Gabriel Rufián. (EFE)
Oriol Junqueras y Gabriel Rufián. (EFE)

Los independentistas catalanes han dado hoy un paso más en su estrategia de desconexión de España por las bravas, al rechazar las enmiendas a la totalidad de la reforma del reglamento que pretenden Junts pel Sí (JxS) y la CUP. El presidente de JxS, Jordi Turull, camufló la reforma de la lectura única dentro de un paquete de “siete modificaciones del reglamento”. “¿De verdad pretende usted que nos creamos que organizan tramitar un procedimiento de urgencia para modificar la conciliación horaria o para ampliar el plazo de entrega de las interpelaciones? Es un envoltorio. Ustedes quieren aprobar la lectura única. Eso sí tiene calado político y toca al tuétano de la democracia”, le espetó Lluís Rabell, líder de Catalunya Sí Que Es Pot (CSQEP).

Y eso es, en realidad, lo que quieren los soberanistas: que se puedan presentar leyes por “lectura única”, lo que evita que se puedan presentan enmiendas, que se puedan debatir en el pleno y que pueda haber algún mecanismo de control. La finalidad es aprobar, por este camino, la Ley de Transitoriedad Jurídica en el mes de junio, la norma que ha de abolir la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía, creando una realidad jurídica paralela, mediante la cual pretender convocar el referéndum independentista sin que el Gobierno central tenga tiempo de presentar recurso. Además, la ley la presentaría un grupo parlamentario y, de esta manera, preservaría al Gobierno de la Generalitat, cuyo papel se limitaría a mero ejecutor de un “mandamiento parlamentario” y no como actor principal de la desconexión. La medida va encaminada a evitar que el Gobierno central y el TC puedan acusar al ‘president’ y a los consejeros de desobediencia, ya que, de ese modo, serían meros ejecutores de una resolución de la cámara legislativa.

Foto: El presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont. (EFE)

Toda la oposición se les echó encima, pero como quien oye llover. Incluso sabiendo que no será todo tan fácil. “Lo que hacen ustedes es una estafa política a la ciudadanía. Aunque pretendan aprobar esta modificación para pasar la Ley de Transitoriedad Jurídica, ésta deberá esperar el dictamen del Consejo de Garantías Estatutarias (CGE). O sea, que lo que ustedes pretenden hoy es mantener viva una hoja de ruta que está en estado de coma”, terció Rabell, para quien la estrategia de los independentistas es una “tiranía de la mayoría”, porque con su reforma no garantizan “los derechos de las minorías”.

José María Espejo-Saavedra, de Ciudadanos, acusó a JxS y la CUP de “cambiar las reglas del juego en medio del partido porque van perdiendo. Ustedes no tienen la mayoría social ni la mayoría de votos ni ganan en las encuestas. Sólo tienen una justa mayoría parlamentaria gracias a una ley electoral que, para más inri, es la española. No venga a tomarnos el pelo, señor Turull. Ustedes tienen alergia a las reglas del juego democrático y por eso quieren cambiarlas sin debate y sin acuerdo. El fin es separarse de España y de Europa. Lo que quieren es presentar una ley por la mañana y aprobarla por la tarde sin que el resto de diputados pueda aportar enmiendas, ni llamar a expertos, ni debatir, ni nada de nada. Eso suena a tiempos pasados”.

El totalitarismo identitario

El popular Alejandro Fernández fue duro en las formas y en el fondo y clamó que el “totalitarismo identitario” está condenado al fracaso y será derrotado por “la democracia”. Señaló también que “ustedes recogen las peores prácticas de la historia y hacen cosas que sólo hacen los Nicolás Maduro de turno de manera autoritaria. Ésta es una práctica inédita en las democracias europeas y en la España de las autonomías”.

Foto: Manifestación en Barcelona a favor de la independencia el pasado 11 de septiembre. (EFE)

Fernández acusó a los independentistas de romper la unanimidad que siempre ha habido en el Parlamento catalán para realizar reformas en el reglamento. “O todos decidimos las reglas del juego o esto se convierte en una anomalía democrática”, dijo antes de recordar que hay dos sentencias que dictaminan que la mayoría independentista ya ha vulnerado por dos veces los derechos de los diputados de la oposición. “Cambian las reglas democráticas para ir a un régimen no democrático. Pero el totalitarismo identitario siempre pierde. Ustedes no tienen mayoría social ni una mayoría parlamentaria estable, ni un liderazgo sólido… solamente les sale de vez en cuando el Gabriel Rufián que llevan dentro. Pero aunque ahora se levanten y aplaudan juntos, o incluso suelten alguna lagrimita, al salir de aquí continuarán despellejándose y espiándose en los pasillos, porque llevan dentro la deslealtad”.

Más suave fue la socialista Eva Granados, aunque no menos contundente: acusó a JxS y la CUP de “rebajar el prestigio de la institución, rompiendo la confianza de los grupos parlamentarios. Está en cuestión la calidad democrática de esta cámara. Pero ustedes, cada día traspasan líneas y avergüenzan incluso a los independentistas de buena fe”. Granados señaló que la verdadera razón de la reforma del reglamento del ‘Parlament’ es “engañar al Gobierno de Rajoy y hacer una reforma exprés que les ayude a romper con España. No cuela que nos lo quieran vestir con otros puntos de reforma”.

Marginar a los que piensan diferente

Todos los opositores coincidieron en afirmar que con la reforma independentista, la oposición queda barrida, sin voz ni voto para poder expresar su opinión sobre las cuestiones presentadas por lectura única, es decir, para cualquier cuestión relacionada con el procés. “Quieren patrimonializar el concepto de democracia y llaman demócratas a los que están a favor del referéndum señalando que no lo somos los que estamos en contra. Y son ustedes, los demócratas, los que nos hurtan el debate. A los que pensamos diferente, nos quieren obligar a debatir menos. Pues mire: nosotros también somos demócratas y no queremos que nos independicen por la fuerza ni de tapadillo. Ustedes han cambiado la ‘revuelta de las sonrisas’ por el ‘régimen de las sanciones’, como decía el señor Lluís Llach [que advirtió de sanciones a los funcionarios que no acaten las leyes independentistas]. Y dicen que tienen prisa, quizá para evitar la acción de los tribunales y que no haya margen para el control jurídico. ¿Ni tampoco el del CGE? No sólo tienen planes equivocados, sino que encima no lo hacen bien”, les recordó la socialista Granados.

Las cuatro enmiendas a la totalidad de la oposición fueron rechazadas con los votos de JxS y la CUP (72 votos), cuya portavoz, Anna Gabriel, justificó su voto afirmativo con la peregrina excusa de que “hay grupos parlamentarios que no tienen intención de debatir, sólo de denunciarnos”. Y terminó señalando que “nosotros no tenemos la mayoría social, pero ustedes tampoco”.

Lo que se ha demostrado hoy con la reforma exprés del reglamento (que seguirá tramitándose al ser rechazadas las enmiendas a la totalidad) es que la democracia es una palabra tan elástica que, dentro del vetusto edificio del Parque de la Ciutadella de Barcelona, ya ha quedado totalmente desfigurada. Ha nacido un nuevo concepto de democracia.

Los independentistas catalanes han dado hoy un paso más en su estrategia de desconexión de España por las bravas, al rechazar las enmiendas a la totalidad de la reforma del reglamento que pretenden Junts pel Sí (JxS) y la CUP. El presidente de JxS, Jordi Turull, camufló la reforma de la lectura única dentro de un paquete de “siete modificaciones del reglamento”. “¿De verdad pretende usted que nos creamos que organizan tramitar un procedimiento de urgencia para modificar la conciliación horaria o para ampliar el plazo de entrega de las interpelaciones? Es un envoltorio. Ustedes quieren aprobar la lectura única. Eso sí tiene calado político y toca al tuétano de la democracia”, le espetó Lluís Rabell, líder de Catalunya Sí Que Es Pot (CSQEP).

Jordi Turull
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