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El extraño 'fallo de memoria' del tesorero de Convergència ante el juez
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las facturas del palau, vinculadas a sus socios

El extraño 'fallo de memoria' del tesorero de Convergència ante el juez

Daniel Osàcar, el extesorero de Convergència, negó ante el juez conocer a quien ha sido socio y amigo suyo casi desde la infancia

Foto: El extesorero de CDC Daniel Osàcar (i) se despide de su abogado. (EFE)
El extesorero de CDC Daniel Osàcar (i) se despide de su abogado. (EFE)

El extesorero de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) Daniel Osàcar perdió repentinamente la memoria durante su interrogatorio en el juicio que comenzó esta semana sobre el expolio del Palau de la Música. La excúpula de esta institución musical fue unánime al afirmar que la mayor parte del dinero que la compañía Ferrovial pagaba al propio Palau se desviaba luego hacia Convergència de tres maneras diferentes: a través de un convenio fantasma firmado con la Fundación Ramon Trias Fargas (hoy llamada CatDem); pagando a proveedores de servicios que, en realidad, trabajaban para CDC pero que cobraban del Palau, y la entrega de dinero en efectivo al propio Osàcar. Así lo admitieron los principales acusados, Fèlix Millet, Jordi Montull y Gemma Montull.

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Pero el extesorero negó la mayor. Se escudó en que los demás acusados mienten y afirmó que solo pasaba por las oficinas del Palau para firmar el convenio anual de la fundación (de la que él también era tesorero, al serlo del partido) y para recoger luego el mismo, una vez firmado por el presidente de la institución, Fèlix Millet. Lo cierto es que podría pasar una sola vez si Millet lo hubiese firmado antes y lo tuviese preparado en su despacho para zanjar el tema en una sola reunión. Pero las incongruencias son la tónica dominante en un tema tan enrevesado como el saqueo del Palau.

La directora financiera del Palau, Gemma Montull, aseguró también que durante una inspección de Hacienda, y para esconder un delito fiscal, ya que los acusados sacaron millones de euros de las cuentas corrientes mediante cheques cobrados por caja, Millet pidió ayuda a CDC para poder documentar la detracción de fondos. Y allí llegaron unas facturas de las empresas CBM 10 y Horencat. Según Gemma Montull, las facturas fueron facilitadas por Osàcar. Esta afirmación fue luego ratificada por Jordi Montull, exdirector administrativo y mano derecha de Millet.

Osàcar volvió a negar la mayor y dijo no conocer nada de esas maniobras, e incluso negó saber qué era la empresa CBM 10. Su estrategia, ya estudiada desde semanas atrás, sería negar todo y mantener una versión ‘blanca’ de su ‘distante y fría’ relación con el Palau. Solo así se comprende que su única disculpa cuando le acusaban de llegar al Palau, contar el dinero que le daban en un sobre y marcharse fuese: “Es falso que recibiese pagos en efectivo porque era ilegal recibir dinero en efectivo”. Una respuesta demasiado plana. Pero algo debía de fallar en su memoria. Según la documentación que obra en el sumario, CBM 10 estaba vinculada a la familia Valsells y una de sus miembros, Clàudia Valsells Aguilà, fue citada por el Parlamento catalán como apoderada de la misma ante la comisión de investigación del caso Palau, donde se evidenciaron las lagunas de memoria de la mayoría de los hoy acusados y de los testigos.

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En esa comparecencia, afirmó que no era apoderada y que solo trabajó en CBM 10 como pintora entre 1998 y 2000. La sociedad, que tenía su sede en un centro de negocios, era una mera pantalla para generar facturas y su creador fue un gestor, Robert Cortadas, que dijo ante los parlamentarios que no recordaba quién le encargó su constitución (al frente de la sociedad, puso a tres personas de paja). El testimonio de Cortadas no tiene desperdicio, porque de él se desprende que CBM 10 había sido creada únicamente para delinquir: “Había gente que conocía que yo tenía empresas y que, por tanto, podía hacer esto. Y mire, ¿ve?, a veces uno piensa que lo hace bien y lo hace mal, porque resulta que ahora soy administrador de unas empresas dudosas. Pero, quiero decir, uno se la ha de jugar”. Las conclusiones de la comisión parlamentaria fueron tajantes: se quejaban de la “escasa colaboración” de los comparecientes (Clàudia Valsells y Robert Cortadas).

Socios y amigos... Y ahora no se acuerda

La pregunta es qué hacía la integrante de una familia que tenía un extenso grupo empresarial dedicado a la rehabilitación en una empresa de estas características. Lo cierto es que la familia Valsells, con fuertes vínculos con CDC, era socia del propio Osàcar en la empresa Natur System. Y no solo eso: los empresarios y el tesorero eran socios y amigos. El patriarca, Josep Valsells Montagut, conocía a Daniel Osàcar “de toda la vida”, ya que comenzó a trabajar con su padre cuando tenía 15 años. Por si fuera poco, Osàcar llevaba los números de Natur System desde su creación en el año 1990. Por tanto, conocía todas las interioridades del grupo familiar del que luego aparecieron facturas falsas en el Palau.

A principios de esta década, a la familia Valsells, encabezada por su patriarca, y en la que era un puntal importante su hijo Roger, se les conocía como ‘los pintores del Palau’. A través de Natur System, llegaron a tener la adjudicación de una gran obra: la rehabilitación de la fachada del edificio modernista de la institución. En el año 2005, Natur System hizo una donación a la Fundación Trias Fargas (de la que Osàcar acababa de ser nombrado tesorero) de 20.000 euros. Además, según el registro mercantil, en aquel momento Osàcar seguía siendo apoderado de la compañía, aunque él asegura que había dejado sus responsabilidades en la misma cuando se jubiló en el año 2000.

Una de las sociedades que manejaba el grupo de los pintores del Palau era Color de Pipsa, creada en el año 2004 y al frente de la cual se puso a un administrador de más de 80 años, Luis Claramunt. En 2005, el 50% de Color de Pipsa fue comprado por una compañía luxemburguesa que tenía el mismo domicilio que otra sociedad denominada Natur System Luxemburgo. Se da la circunstancia que Natur System Luxemburgo fue la encargada de cobrar una supuesta deuda de 600.000 euros que Natur System SL (la empresa rahabilitadora de la fachada del Palau) debía a Natur System Ltd, una sociedad británica que le había enviado una década antes 100 millones de pesetas. Una oscura historia financiera en la que no se ha aclarado todavía el papel del extesorero de Convergència.

El extesorero de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) Daniel Osàcar perdió repentinamente la memoria durante su interrogatorio en el juicio que comenzó esta semana sobre el expolio del Palau de la Música. La excúpula de esta institución musical fue unánime al afirmar que la mayor parte del dinero que la compañía Ferrovial pagaba al propio Palau se desviaba luego hacia Convergència de tres maneras diferentes: a través de un convenio fantasma firmado con la Fundación Ramon Trias Fargas (hoy llamada CatDem); pagando a proveedores de servicios que, en realidad, trabajaban para CDC pero que cobraban del Palau, y la entrega de dinero en efectivo al propio Osàcar. Así lo admitieron los principales acusados, Fèlix Millet, Jordi Montull y Gemma Montull.

Caso Palau Fèlix Millet Daniel Osácar Jordi Montull
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