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La última teoría independentista: Barcelona ya tenía universidad antes que Salamanca
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AFIRMAN QUE LA BANDERA DE EEUU PROVIENE DE LA CATALANA

La última teoría independentista: Barcelona ya tenía universidad antes que Salamanca

Nuevas teorías que se suman al presunto origen catalán de Cristóbal Colón y Miguel de Cervantes, entre otros, o a la supuesta invención castellana que sería el Cid Campeador

Foto: Fachada del edificio histórico de la Universidad de Barcelona. (EFE)
Fachada del edificio histórico de la Universidad de Barcelona. (EFE)

La última teoría independentista va más allá de las sorprendentes teorías de que Cristóbal Colón, Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Jesús, Leonardo da Vinci o Miguel Servet eran catalanes, pero una conspiración de Castilla les obligó a cambiar su nombre. Los ‘sabios’ independentistas desempolvan ahora una teoría según la cual Barcelona ya tenía universidad antes que Salamanca.

Para desbancar a la salmantina (que está considerada la más antigua de España y la tercera más antigua de Europa), se basan en que varios viajeros (Adelard de Bath, Michael Scott y Chaucer) acudieron a comienzos del siglo XIV a Cataluña. “Ellos son los que llevaron los conocimientos árabes a Europa y a Inglaterra, copiándolos de las traducciones latinas de nuestros monasterios”, explica la teoría. Claro que Bath es del siglo XI y Chaucer, del XIV, por lo que intentar unir sus nombres para justificar la existencia de una institución es algo más que atrevido, al sostener que hubo durante siglos una institución de la que no ha quedado constancia alguna documental. La teoría fue argumentada y alimentada por el investigador Manel Capdevila.

Foto: Jura de Santa Gadea.

Los teóricos de la buena nueva sostienen que “Cataluña tuvo el papel de ‘último tenedor’ de estas ciencias antes de pasar a Europa”, robándole ese protagonismo al País Vasco. Y llega la pregunta del millón, que da pie a la versión de que en Barcelona había algo: “¿Cómo es posible que todos aquellos sabios extranjeros [también incluye, además de los citados, a Gerbert d’Orlhac, convertido en 1006 en el Papa Silvestre II, de quien afirman que se formó en Vic y en Ripoll] estudiasen en Cataluña si no había ningún tipo de Estudio General, tal y como tenían otras capitales culturales de Europa? ¿Y cómo se explica que Jaime I autorizase en el 1220 al cardenal Conrad crear uno en Montpelier y asistiese de forma pasiva a la creación del de Salamanca en 1254 por parte de su yerno Alfonso X El Sabio, sin fundar uno en su casa? El siglo XIII es el que ve cómo se crean las futuras grandes universidades en Europa, como las de Bolonia, París y Oxford, más allá de los Pirineos, y las de Salamanca, Palencia y Alcalá en Castilla. ¿Cómo podemos entender que, con la importancia que tenía Barcelona, sus Condes fundasen primero el Estudio de Lleida en el 1300?”.

Capdevila va más lejos y lanza al aire una nueva teoría: “Mi hipótesis –escribe- es que, posiblemente, la intención del Borbón [Felipe V] (…) al hacer desaparecer todas las universidades del país, es posible que intentase borrar al mismo tiempo las trazas de la Universidad de Barcelona de la época pretrastámara, falsificando los documentos que situaban el origen hacia el 1450, año en que consta que Alfonso el Magnánimo autorizó la fundación del Estudio General de Barcelona, etiquetado como el origen de la actual Universidad”.

La bandera americana

Otra de las extravagantes teorías que el Institut Nova Història (INH) promociona es la que hace referencia a la bandera de los Estados Unidos. “¿Qué bandera habría inspirado la de los Estados Unidos? ¿La inglesa? No. La francesa, tampoco. ¿La portuguesa? Nunca. ¿La castellana? Ni pensarlo. Todas estas banderas son muy diferentes a la americana y habrían requerido cambios estructurales demasiado profundos para llegar a la actual ‘señera’ yanqui. Las leyes de la vexilología tampoco lo habrían permitido”, dice en uno de sus artículos el presidente del INH, Jordi Bilbeny.

"La bandera de los EEUU sólo y únicamente tiene a la catalana como trasfondo. Barras rojas idénticas”

Luego, tras asegurar que “tras saberse por mis investigaciones que el Nuevo Continente fue descubierto, conquistado, evangelizado y poblado por catalanes y que los escudos y las banderas catalanas aparecen en multitud de planisferios, mapamundis y cartas de navegación; en múltiples grabados, pinturas, libros, banderas, ahora es fácil interpretarlo: la bandera de los Estados Unidos sólo y únicamente tiene a la catalana como trasfondo. Barras rojas idénticas”.

El ‘investigador’ señala también que “es evidente que si la catalana con el oro es una bandera real y lo que se quería construir era una república, y la bandera resultante de esta república es idéntica a la real, pero con el oro cambiado, en lógica, se puede deducir que la plata podría ser el metal de la república, o una de las modificaciones con que una futurible república catalana se podría haber dotado”.

Su teoría es, pues, que la modificación de la enseña estadounidense fue eliminar el amarillo. “Es decir, que el cambio de color es una manera como otra de dar a las banderas un contenido político nuevo o diferente. Y termina afirmando que “sea como sea, y al margen de si el oro real se transformó en plata republicana, lo que queda patente al observar a simple golpe de ojo la bandera americana es que es un calco evidente de la catalana. Queda patente que la bandera americana no se puede comprender sin el patrón catalán”.

La obsesión con las banderas se muestran también en otra de las teorías de los investigadores independentistas catalanes, que sostienen que el escudo de armas de Leonardo da Vinci (que consta de tres barras rojas verticales sobre fondo amarillo) es copiado de la bandera catalana (aparte de las teorías que defienden de que Da Vinci era catalán). Para ello, se basan en que “la señera de tres palos” era utilizada por los condes de Foix y los reyes de Mallorca, “vinculados genealógicamente con la realeza catalana”.

Lo que no tienen en cuenta es que tanto los colores como los diseños de la bandera catalana como de Leonardo da Vinci provienen de la bandera y escudos papales, que en determinados momentos de la historia fue su protector (de Leonardo en su tiempo y de los catalanes cuando éstos se enfrentaron al rey francés y necesitaron un protector). También obvian que Cataluña no fue nunca un reino ni tuvo casa real, sino que siempre estuvo supeditado el territorio a la Corona de Aragón.

La última teoría independentista va más allá de las sorprendentes teorías de que Cristóbal Colón, Miguel de Cervantes, Santa Teresa de Jesús, Leonardo da Vinci o Miguel Servet eran catalanes, pero una conspiración de Castilla les obligó a cambiar su nombre. Los ‘sabios’ independentistas desempolvan ahora una teoría según la cual Barcelona ya tenía universidad antes que Salamanca.

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