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Ada Colau abre el melón de un nuevo espacio político de la izquierda en Cataluña
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ABOGA POR UN REFERÉNDUM Y ESPERA VOTOS DE PSC y CUP

Ada Colau abre el melón de un nuevo espacio político de la izquierda en Cataluña

Los nuevos agentes de la política ya no son hijos de la Transición democrática, sino que se han librado de los corsés de esa Transición, que hizo posible la llegada de la democracia

Foto: La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE)
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE)

Ada Colau busca su espacio en la política. Y en su horizonte está la consolidación de un nuevo espacio político catalán que aglutine a las fuerzas de izquierdas. Se trata de un espacio que, a partir del municipalismo, quiere ser mucho más ambicioso. Pero, de momento, comienza a caminar con cautela y con las ideas muy claras. Así, este fin de semana, Barcelona en Comú (BeC), el partido que fue el germen de este movimiento (que aglutina a Podemos, Guanyem, ICV y otras fuerzas progresistas), y que ganó las últimas elecciones municipales en la capital catalana, celebró una conferencia donde aprobó un documento que no deja lugar a dudas sobre sus intenciones: ‘Nou espai polític català’ (Nuevo espacio político catalán). Su objetivo es ser el marco “para desarrollar el proceso de articulación del nuevo espacio, siempre desde los principios de apertura a la ciudadanía y colaboración con el conjunto de agentes que deseen formar parte del proyecto”.

La filosofía de este movimiento es clara: “El régimen de 1978 no nos representa”. En otras palabras, los nuevos agentes de la política ya no son hijos de la Transición democrática, sino que se han librado de los corsés de esa Transición, que hizo posible la llegada de la democracia.

Y sienta las bases programáticas de lo que quiere el movimiento podemita y ‘colauista’: “Pronto hará 40 años de la recuperación de las instituciones de gobierno en Cataluña y en el Estado español, y aún necesitamos el reconocimiento real de la plurinacionalidad y la soberanía de los pueblos, para decidir sobre todos los aspectos que afectan a nuestras vidas: decidir qué queremos ser mediante un referéndum en el que todos nos sentimos llamados a participar, un referéndum inclusivo y transversal acompañado de un proceso constituyente que nos lleve a construir las estructuras sociales e institucionales que permitan el ejercicio de todas las soberanías”.

Foto: El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, junto a Ada Colau, alcadesa de Barcelona. (EFE)

Ello supone un posicionamiento claro a favor de una consulta, aunque deja en el aire si esta ha de ser unilateral, como proponen Junts Pel Sí (JxS) y la CUP, o pactada con el Gobierno central. Pero hace un guiño al independentismo, introduciendo el concepto del necesario “proceso constituyente”, justamente lo que defiende el Gobierno catalán. Así, las plataformas que apoyan a Colau esperan también contrarrestar las críticas desde sectores soberanistas que acusan a sectores de la izquierda podemita de ser contrarios al referéndum.

La plataforma reivindica no solo la “soberanía para Cataluña”, sino “construir una red de interdependencias fraternales y solidarias con los otros pueblos”, defender los derechos humanos y sociales, aplicar políticas ecologistas en todos los ámbitos, incluyendo el energético, instaurar otra manera de gobernar con “herramientas radicalmente democráticas y un código ético con limitaciones de sueldos y mandatos”, y garantizar “la coproducción de políticas públicas en los barrios, pueblos y ciudades”.

Recoger votos de todos los extremos

La hoja de ruta para la conformación de este espacio político tiene varios escalones. El primero a construir, en el plazo de uno a dos meses, es la creación de una Coordinadora de Bcomú y el establecimiento de reuniones con otros partidos, movimientos sociales o entidades. Fuentes cercanas a Barcelona en Comú señalan que este es uno de los pasos clave, ya que se trataría de acercar posiciones con fuerzas de izquierdas que puedan nutrir el movimiento a nivel popular. Ahí entran en escena los partidos políticos interesados, desde ICV a Podemos, aunque hay otras fuerzas que podrían incorporarse, como partidos minoritarios como Procés Constituent, Piratas o Equo. De hecho, una de las características de este movimiento es que recoge los votos de ICV y de Podemos, pero aspira a ser el catalizador del voto socialista descontento por un lado y a restar votos y apoyo a la mismísima CUP por otro.

Este movimiento aspira a ser el catalizador del voto socialista descontento por un lado y a restar votos y apoyo a la CUP por otro

En el segundo tramo, se prevé la creación de equipos de trabajo y de una página web y de una plataforma de participación digital, con lo que se podría garantizar la penetración del proyecto en el tejido social, siempre y cuando los agentes interesados (partidos políticos, entidades o plataformas) participen activamente. El plazo máximo para ello es de tres meses.

La tercera fase, a conformar en un plazo de tres o cuatro meses, trata de la presentación pública de la propuesta y del proceso deliberativo. En él se incluye una campaña de comunicación y difusión, la participación de la ciudadanía y la elaboración de los documentos de síntesis.

En el documento aprobado este fin de semana, se subraya que el plan “no ha de restar energías para otras actividades que está desarrollando la organización (escuela de formación, campañas, actividades de apoyo y difusión de la acción de gobierno municipal, etcétera) y procurar, en todo caso, que se establezcan sinergias entre procesos”.

También habla de que “es fundamental diseñar y ejecutar una campaña de comunicación fresca, ilusionante, capilar, etc., que pueda llegar a sectores muy diversos (considerar específicamente a los jóvenes). Es uno de los principales retos para conseguir un auténtico desbordamiento ciudadano”. Y otro de los puntos aboga por “trabajar colaborativamente con múltiples agentes y minimizar la visibilidad y el peso de los partidos, para fomentar un proceso con protagonismo ciudadano”.

El documento aprobado servirá como marco “para desarrollar un proceso de articulación del nuevo espacio, un proceso que pretende ser abierto y de desbordamiento ciudadano, con la colaboración de personas, organizaciones y movimientos que deseen formar parte del proyecto”. Susanna Segovia, miembro de la dirección política de Barcelona en Comú, señaló tras el cónclave que, “tras las victorias electorales, este espacio político es central para construir un nuevo modelo de país en Cataluña”.

La plataforma ha puesto en marcha, de momento, la Escola del Comú, un espacio formativo para el debate y la reflexión, que para el próximo 3 de noviembre ha programado ya una conferencia de Xavier Domènech, diputado y líder de En Comú Podem (la lista más votada en Cataluña las pasadas elecciones generales), que, en principio, se iba a titular ‘Soberanías y procesos constituyentes’ y luego cambió el lema por el de ‘Una nueva fuerza para una Cataluña nueva’, donde expondrá “las claves principales sobre el nuevo sujeto político catalán, progresista y soberanista”. La intención parece clara.

Ada Colau busca su espacio en la política. Y en su horizonte está la consolidación de un nuevo espacio político catalán que aglutine a las fuerzas de izquierdas. Se trata de un espacio que, a partir del municipalismo, quiere ser mucho más ambicioso. Pero, de momento, comienza a caminar con cautela y con las ideas muy claras. Así, este fin de semana, Barcelona en Comú (BeC), el partido que fue el germen de este movimiento (que aglutina a Podemos, Guanyem, ICV y otras fuerzas progresistas), y que ganó las últimas elecciones municipales en la capital catalana, celebró una conferencia donde aprobó un documento que no deja lugar a dudas sobre sus intenciones: ‘Nou espai polític català’ (Nuevo espacio político catalán). Su objetivo es ser el marco “para desarrollar el proceso de articulación del nuevo espacio, siempre desde los principios de apertura a la ciudadanía y colaboración con el conjunto de agentes que deseen formar parte del proyecto”.

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