La oposición ataca a Puigdemont y el ‘president’ se enroca en la ruptura

La oposición de Cataluña mantiene esta mañana un duelo de caballeros con el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que hoy somete a votación su cuestión de confianza, esperando superarla gracias a los votos de los anticapitalistas de la CUP. La mañana comenzó en el Parlamento catalán con la intervención de Inés Arrimadas, líder de Ciutadans en el ‘Parlament’, y con la del líder de los socialistas, Miquel Iceta. A las 11.15, hubo un receso, que Puigdemont aprovechó para saludar y hablar un rato con Jordi Sánchez, presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), uno de los invitados a seguir el debate en primera línea.

Arrimadas rechazó la hoja de ruta de Puigdemont advirtiendo que “esto [el ‘procés’] es una enorme tomadura de pelo”, al tiempo que le pedía “rectificar” porque “ustedes decían que el referéndum ya lo hicieron el 27 de septiembre [fecha de las últimas elecciones autonómicas] y, evidentemente, no lo ganaron”. En el mismo sentido se pronunció Miquel Iceta: “Ustedes dijeron que como no les dejaban convocar un plebiscito, hacían unas elecciones, que funcionaron como un plebiscito. Y como no las ganaron, no les hicieron caso. Pero recuerde que fueron ustedes quienes dijeron que las elecciones eran plebiscitarias”.

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La líder de Ciutadans, por su parte, sacó de su carpeta un listado de agravios, para subrayar que el Gobierno catalán sólo piensa en la independencia y no se preocupa de cuestiones sociales: “Hay mucha gente viviendo del ‘procés’ en Cataluña. El 60% de los pensionistas no llegan a fin de mes y ustedes van abriendo embajadas, hay una lista de cuatro años de espera en residencias de ancianos, es la comunidad donde más altos cargos hay y donde más cobran. Incluso, desde que ustedes están en el Gobierno, se han incrementado los altos cargos porque el Gobierno necesita doctos altos cargos para la independencia. Es la comunidad con los medios de comunicación públicos más caros y la segunda por la cola en el porcentaje del PIB en gasto sanitario. También es la comunidad autonómica más endeudada y no pagan a las farmacias mientras están pensando en crear un Estado propio. Otras comunidades tienen el mismo sistema de financiación pero no tienen los problemas de Cataluña y eso es por una mala gestión”.

Puigdemont negó la mayor. Dijo que “las farmacias nunca habían cobrado tan bien como hasta ahora”, a lo que Arrimadas le contestó que los pagos van retrasados y eso ha provocado que en el último pago se hubiesen tenido que abonar 9 millones de euros más precisamente por pagar con retraso. Pero Puigdemont ya iba lanzado y recordó a su rival los beneficios del catalanismo. Se remontó a la Primera Guerra Mundial donde aseguró que el catalanismo ya fue determinante y zanjó con una sorprendente declaración: “Somos miembros fundacionales de la Unión Europea”. Negó que haya listas de espera, justificó que “somos la tercera comunidad que más recursos genera y la penúltima en recursos recibidos” y abominó del “déficit fiscal del 8%”, de que el Estado “sólo invierte en Cataluña el 10% del total que debería invertir”, que no han llegado 100 millones para becas, que incumple el plan de Cercanías, que sólo paga el 18% de la Ley de Dependencia en vez del 50% obligatorio por ley y que “todo eso afecta a los servicios que damos a los ciudadanos”.

Y atacó a Arrimadas diciéndole que “dejen ustedes de cazar pokémons y dedíquense a la realidad”. “Pues veremos dentro de un año exacto quién se ha dedicado a cazar pokémons”, respondió la de C’s. Lamentó, eso sí, que Puigdemont tenga sólo en la mente la secesión. “No le escuchado hacer autocrítica. Hace poco ridiculizaban a los que hablaban de referéndum pactado y ahora vuelven ustedes a la casilla de salida. Están ustedes pedaleando en una bicicleta estática. Bájense de ella y paseen por las calles de Cataluña”.

No hay mayoría para la ruptura

También le recordó Arrimadas que “un político del siglo XXI que tenga la apuesta de saltarse las leyes nos sorprende. Nunca tendrá usted autoridad política, legal y social para sacar a los catalanes de España y Europa. Y recuerde que en Europa hay controles democráticos para que gente como usted no se salte la ley”.

También Iceta fue duro con el ‘president’: “Ni el inmovilismo ni la unilateralidad nos llevan a ningún lado”, recordó. Y subrayó que un referéndum unilateral “incluso es rechazado por muchos independentistas. Además, no hay una mayoría ciudadana para la independencia. Usted se ha fijado como objetivo algo que no lo es para la mayoría de los catalanes”. Le echó en cara que incluso la Ley de la Seguridad Social que ya pasado el primer trámite parlamentario (y que es una de las tres grandes leyes de la ruptura) “no desconecta de nada mientras dicen que es una de las leyes de desconexión. Estamos en una logomaquia permanente”.

Iceta le recordó también que la Ley de Transitoriedad Jurídica que pretende ser el nudo gordiano de la ruptura, “no respeta la lógica jurídica de un estado de derecho y, por tanto, no se hará. Cuando el TC la anule, usted dirá que convoca unas nuevas elecciones que resuciten esos textos de entre los muertos. Pero sepa usted que no estamos ni en una fase postautonomista ni en una preindependentista. Por tanto, sólo nos quedan las soluciones federales que proponemos nosotros”. También le recordó, en otro momento, que “la hoja de ruta del ‘procés’ se parece a la cotización del Ibex. Me gustaría que tuviera una hoja de ruta no variable, que aguante más de una semana”. Y acusó que “algunas etapas de este proceso se situarán fuera de la ley y usted no puede llevar a las instituciones a la ilegalidad. A usted le han dejado un encargo de referéndum que es un regalo envenenado”. Asimismo, subrayó que, al margen de las cuestiones jurídicas y legales, “la mitad más uno es insuficiente para deshacer los lazos acumulados a lo largo de los siglos y cuando se trata de lazos fraternales”.

Puigdemont, en cambio, se enrocó en su discurso de independentismo galopante: “Estamos preparados para la desconexión y por eso trabajamos en las estructuras de estado, en los paquetes legislativos y en el referéndum”. ¿Porqué? Sacó a colación una encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO, el CIS catalán): en el 2006, sólo un 13% de la población estaba a favor de un Estado independiente. Hoy, es el 47% “frente al 42% que lo rechaza. Además, el 86% de los ciudadanos aceptaría el resultado de un referéndum de independencia. Son datos científicos”. Y de ahí no se movió ni un milímetro porque apela a que su desconexión “es una demanda real de la gente. Por tanto, no me nieguen legitimidad”.