Es noticia
La madrileña que lucha por independizar a Cataluña: "Es la última colonia española"
  1. España
  2. Cataluña
ENTREVISTA A LA COORDINADORA DE LA ANC EN MADRID

La madrileña que lucha por independizar a Cataluña: "Es la última colonia española"

Belén Murillo nació en Madrid y desde hace doce años enarbola la bandera del independentismo catalán. Para ella, hoy por hoy, ser español tiene "connotaciones peyorativas"

Foto: Belén Murillo. (EC)
Belén Murillo. (EC)

Belén Murillo (Madrid, 1974) es la responsable de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) en Madrid. Politóloga y experta en antropología, reconoce haber sido un bicho raro “toda la vida”. Nació en la madrileña calle de Reina Victoria, se crió en San Fernando de Henares -donde fue concejala por Izquierda Unida- y se enamoró de la cultura catalana hasta enarbolar la bandera del independentismo. “Mucha culpa la tuvo Serrat”. La peculiaridad no acaba ahí: es del Real Madrid y del Barça al mismo tiempo, “así gano siempre”, no tiene raíces catalanas -sus padres son de Córdoba y Cuenca- y asegura que Cataluña celebrará un referéndum con o sin el apoyo del Gobierno español. Ante las miradas de asombro y las preguntas continuas, bromea: “Si me hubiera dado por la causa japonesa, nadie se sorprendería tanto”. Este domingo, como cada año, estará en la manifestación de la Diada en Barcelona.

Entrevista a Belén Murillo

Pregunta (P): ¿Cómo una madrileña acaba luchando por la independencia catalana?

Respuesta (R): Buena pregunta. La respuesta es por qué no. En realidad, no debería ser extraño que un madrileño, un andaluz o un murciano lucharan por aquello que creen justo. En mi caso, hace ya doce años empecé a interesarme por la cultura catalana, la música en catalán e hice mi tesina doctoral sobre este tema en Antropología. Aprendí catalán. Es curioso, la culpa de que yo me interesara tanto la tiene Serrat. Aquella canción 'Palabras de amor' que cantó con Ana Belén -ella en catalán y él en castellano-... fue demasiado. Me ponía la piel de gallina. Entonces empecé a escuchar canciones en catalán, con el satélite cogía la televisión de Cataluña, y poco a poco leyendo e interesándome... decidí hacer mi investigación sobre ese tema.

P: ¿Y cuál es su cometido representando a la ANC en la capital de España?

R: La ANC tiene una estructura basada en el territorio. Hace ya algunos años nos configuramos en asambleas exteriores aquellos que estábamos fuera del Principado de Cataluña, y estamos por todo el planeta. Tenemos casi 40 asambleas exteriores. Nuestra labor en Madrid no puede ser como la de las asambleas territoriales porque no podemos salir a la calle a hacer las mismas cosas. El ambiente es más hostil. Nuestra misión es aglutinar todo el sentimiento independentista que hay aquí para que tengan un referente. Trabajamos con los grupos catalanes en el Congreso y el Senado, mantenemos sinergias con entidades privadas y de la sociedad civil. La idea es que haya una voz autorizada en Madrid de lo que pasa en Cataluña.

P: Entonces, encuentra cierta dificultad para desarrollar su tarea en Madrid. ¿Por la respuesta de la gente o porque siente que las instituciones le ponen trabas?

R: Hasta cierto punto sí. Para hacer cualquier cosa en la calle tienes que pedir autorizaciones y aquí podemos tener problemas. Así que hacemos acciones espontáneas que no requieran permisos. Antes de ser parte de la ANC, desde una iniciativa que se llama Madrileños por el Derecho a Decidir, pensamos en secundar las manifestaciones que se hacían en Barcelona. Por ejemplo, hicimos una réplica de la Via Catalana en 2013 en el Retiro. Al año siguiente unas 40 o 50 personas hicimos también aquella 'V' catalana unos días antes de la Diada. Aquello, que era como una reunión de amigos para hacernos una foto, no supuso ningún problema. Nos dedicamos a hablar con la gente para demostrar que el pueblo madrileño es democrático y explicamos que haríamos una cadena pidiendo el derecho de los catalanes a decidir. Hubo un señor que se unió porque defendía la celebración de un referéndum aunque no quería la independencia.

No queremos un referéndum unilateral. Pero el referéndum se va a hacer. La página de pedir permiso al Estado español ya se ha pasado

P: ¿Cuántos madrileños hay en la delegación que lidera?

R: En la ANC de Madrid tenemos tres o cuatro colaboradores madrileños. Luego, el grueso de afiliados son catalanes que llevan mucho tiempo viviendo aquí y están casados con madrileños y madrileñas.

P: Ustedes le dan mucha importancia a la internacionalización del 'procés', como hemos visto estos días en la Semana Catalana en el Mundo. ¿Qué les pasa por la cabeza cuando ven a dirigentes de la Unión Europea advirtiendo de los riesgos que tendría una Cataluña independiente? ¿De verdad creen que es posible recabar apoyos en el exterior?

R: Apoyos internacionales hay muchos y hasta ahora la Unión Europea no se ha pronunciado formalmente. Lo que ha habido es posicionamientos personales, y por cierto tanto a favor como en contra. La UE no ha tomado una decisión porque actúa a hechos consumados. De momento, no hay independencia y por eso no se sientan a ver cómo acoplar la nueva realidad. No es nada nuevo. Lo han hecho ahora con el Brexit. Y rápidamente se sentaron con Escocia para ver qué iba a ocurrir. El mapa actual no tiene nada que ver con el de hace un siglo. Las fronteras se mueven porque están para eso.

P: Carles Puigdemont anunció que acudirá a la manifestación de la Diada rompiendo con la tradición de Artur Mas, que nunca iba por preservar su cargo institucional. ¿El actual 'president' va por principios o porque teme que la edición de este año tenga menor repercusión?

R: Desde la ANC siempre se ha respetado la decisión del presidente. Nosotros estamos encantados de que venga en esta edición. El momento de ahora no es el mismo que el de hace unos años porque la pelota está ya en el tejado de las instituciones. La sociedad civil ha hecho casi todo lo que tenía que hacer y seguiremos teniendo la iniciativa. Pero el papel del presidente ahora es fundamental y yo encuentro imprescindible que esté en la Diada.

P: Por cierto, Puigdemont se debe someter a una cuestión de confianza a finales de mes. La CUP amenazó con retirarle su apoyo si no convocaba un referéndum unilateral. Al final las aguas se calmaron. Pero ¿creen que se puede confiar plenamente en la CUP?

R: En lo que hay que tener confianza es en el mandato que la gente ha dado en las urnas. Y ha sido muy claro. Sería bueno que se pudiera tener confianza plena. No creo que vaya a haber mayor problema con la cuestión de confianza. Pero esto es política, hasta ahí puedo leer.

Cataluña es la última colonia que queda. Cuando eso se solucione podré decir con mucho orgullo que soy española

P: En la ANC no lo llaman unilateral, pero solo ven como opción convocar el referéndum. Y lo que no está nada claro es que Puigdemont pueda cumplir las fechas previstas. ¿Cuál es la hoja de ruta realmente?

R: A ver, sí es cierto que se ha hecho una modificación en la hoja de ruta. Nosotros, de hecho, hicimos una consulta interna después. Y lo importante es que las bases decidieron que queremos un referéndum vinculante que al día siguiente de hacerlo tenga efectos inmediatos y que sea convocado por las instituciones. Eso pedimos. La CUP pide un referéndum unilateral. Nosotros no hablamos de unilateralidad porque no nos gusta. Un referéndum no se define por eso, sino por las consecuencias que tiene. O sea, lo del 9 de noviembre era un proceso consultivo y nosotros lo que queremos ahora es un referéndum. Y ese es el mandato que tiene el presidente. ¿Unilateral? Eso lo provocará en todo caso el Estado español. Si al final no se puede hacer un referéndum pactado... el referéndum se hará igualmente. ¿Se convierte en unilateral? Bueno, es que no tenemos otra opción. La página de pedir permiso al Estado español ya se ha pasado. Simplemente queremos que se acuerde de tú a tú.

P: Entonces, la ANC defiende que habrá referéndum sí o sí. ¿Hay un término medio entre lo que pide la CUP y la propuesta de partidos como Unidos Podemos y su confluencia catalana de convocarlo siempre y cuando el Estado lo permita?

R: Esa es la cuestión. La ANC nunca ha negado la posibilidad de que sea un referéndum pactado porque lo que nos interesa es el resultado. Y no tiene sentido discutir sobre esto, al final el referéndum se hará y solo queremos que sea vinculante. Si es como el británico, bien, y si no, será de otra forma. Pero se hará. Estamos ya en el momento de culminación del proceso.

P: ¿La ANC ve posibles unas elecciones anticipadas en 2017 para que Puigdemont evite el referéndum unilateral?

R: El tema de los plazos tiene mucho que ver con esto. A nosotros nos da igual si son 18 meses, 14 o 20. Lo que nos interesa es que se cumplan. En 2017 verá el Parlamento si conviene o no adelantar elecciones, pero nosotros lo que queremos es que el proceso acabe ya. Un proceso se compone de muchos pasos que pretenden alcanzar un objetivo. Queremos ya el objetivo.

P: ¿Cómo les influye la situación de bloqueo político actual? Porque solo para avanzar en diálogo necesitan que España tenga un Gobierno.

R: Le voy a robar las palabras a Jordi Sànchez, el presidente de la ANC. Esta sensación de que cuanto peor le vaya a España mejor le irá a Cataluña no es así. Nosotros no queremos que le vaya mal a nadie. De hecho, sería mejor tener un Gobierno estable con quien sentarnos a hablar. Ahora no se puede hacer porque están en funciones y todo es provisional. No tenemos un interlocutor. Aunque claro, esto no nos impide seguir con nuestro camino. Hoy no hay Gobierno en el Estado español porque no se acepta la cuestión del referéndum. Si los candidatos hubieran negociado con las fuerzas independentistas aceptando el referéndum ya habría acuerdo.

Soy del Madrid y del Barça. Nunca voy a celebrar a Cibeles porque se llena de esas banderas rojigualdas que yo no quiero en mi casa

P: Oiga, ¿y usted no tiene raíces catalanas ni una vinculación familiar que explique su empatía con el fenómeno separatista?

R: Cuando conoces algo de lleno acabas empatizando. Yo siempre he sido partidaria del derecho a decidir de los pueblos. Ya lo era en mis tiempos jóvenes con los saharahuis, con los kurdos... Cualquier movimiento que sea la expresión de la voluntad de un pueblo, estoy a favor. A mí me enamoró la cultura catalana, me sedujo. Y al estar allí me di cuenta de que en realidad tenían a su propia lengua secuestrada y había muchos complejos de no hablar catalán por si no les entendían. El catalán no es una lengua minoritaria, es minorizada. De hecho, es una lengua mayoritaria en su territorio pero se comportan como si fuera una minoría. Todas estas cuestiones antropológicas, sociales, lingüísticas... me parecieron fascinantes. De hecho, me hice independentista en Madrid. Yo ya tenía inclinación hacia las cuestiones soberanistas. Y mi primera deducción ante esta situación anómala fue que el asunto catalán solo se solucionaría con un Estado detrás.

P: ¿Hay gente en su entorno que se siente identificada con la misma causa?

R: No. Solo algunas amistades de los mismos círculos políticos, intelectuales y asociativos. Lo entienden desde otras ópticas, tal vez más sociales. Pero en ambientes menos politizados... no. Suelo encontrarme con bastante incomprensión.

P: ¿Se siente un bicho raro?

R: Toda la vida. Pero no tiene nada que ver con Cataluña. A mí ir con el rebaño, no me gusta. Prefiero ser una oveja negra a ser una ovejita blanca más.

P: Y que en los últimos años la brecha en la sociedad española se ha intensificado a causa del secesionismo, ¿lo ve real o lo ve como una cuestión mediática?

R: Es mediática. La gente en Madrid no está hablando de esto todo el día. Está en otras cosas, pasa bastante del tema... Allí [en Cataluña] sí hablan más porque están viviendo el proceso. Pero aquí, "ah sí, lo de Cataluña". Lo que hay es una caverna mediática del Estado que da eco a estas interpretaciones y que hace que la gente tenga una visión un poco distorsionada.

P: ¿Y cómo debería ser una Cataluña independiente? ¿Qué relación debería tener con Madrid?

R: Igual que con París, Roma o cualquier otra capital importante. Cada uno en su casa y Dios en la de todos. Hay muchos catalanes que tienen su origen en Castilla o Andalucía y no van a dejar de ir a visitar a sus primos. Seríamos vecinos y habremos compartido una Historia común. Lo cortés no quita lo valiente. Pueden ser dos estados independientes y las relaciones ya se verán. Esto no es una ruptura. Hay divorcios que acaban en amistad.

P: ¿A usted le gustaría ser ciudadana en una Cataluña independiente?

R: Lo primero, me gustaría ser ciudadana de una república. En este caso, sí. Dejar de ser súbdita de la monarquía española para ser ciudadana de la república catalana sería estupendo. ¿Eso significa que tendría que renunciar al pasaporte español? Pues no. Me protege la Constitución y no tengo por qué renunciar a mis orígenes. De hecho, no se ha hablado nunca en la configuración del proceso de exclusividad de nacionalidades. Al contrario, la catalana nunca será excluyente. No sé si el Estado español las hará incompatibles. Cataluña, desde luego, no.

Sería mejor tener un Gobierno estable con quien sentarnos a hablar. Ahora todo es provisional y no tenemos un interlocutor

P: Dada su peculiaridad, ¿se siente más española, madrileña o catalana?

R: Yo si me tengo que definir, soy castellana. Es verdad que la familia de mi padre es de Córdoba, soy mitad y mitad, pero me he criado en Madrid y la mitad de mi familia es castellana. Pero el concepto de español tiene unas connotaciones peyorativas en algunos aspectos. Yo en mi casa nunca he tenido una bandera rojigualda, con aguilucho menos, claro, y con el escudo constitucional, tampoco. Para mí la bandera tiene tres colores. Yo soy republicana. No me gusta el concepto actual porque me gustaría ser de una nación que no tuviera que sentir vergüenza por muchas de las cosas que ha hecho y por las que luego no ha pedido perdón. Hablas de España y me viene a la mente el Imperio español. Yo he vivido en Ecuador tres años y allí no hablan de descubrimiento, hablan de genocidio. Y si fuera el pasado... pero es que sigue habiendo colonias españolas. Cataluña es la última colonia que queda. España está ocupando Cataluña. Cuando eso se solucione podré decir con mucho orgullo que soy española. Mientras haya un pueblo oprimido por el Estado del cual soy, me avergonzaré.

P: Esta se la tengo que hacer. ¿Es de un equipo madrileño o del Barcelona?

R: Pues por estas cosas de la vida en mi casa siempre hemos sido del Real Madrid. Pero esto es como la familia. La familia te la encuentras y luego uno hace amigos. Y eso me pasó a mí con el Barça. Siempre fui del Madrid y no tengo por qué dejar de serlo. Luego vi que el Barça es más que un club, que simboliza otras muchas cosas y tiene un peso específico en la independencia. De hecho, con el Madrid nunca fui a celebrar a Cibeles porque siempre está lleno de esas banderas rojigualdas que yo no quiero en mi casa... Y sin embargo sí puedo celebrar los triunfos del Barça porque representa otras cosas.

P: Perdone, pero no me queda claro...

R: Soy del Barça y del Madrid. De los dos. Y esto tiene muchas ventajas. Al principio pensaba "pierda quien pierda, voy a perder". Ahora pienso que gano siempre. Este año me he llevado la Champions, la liga, la copa del Rey... lo he ganado todo.

Belén Murillo (Madrid, 1974) es la responsable de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) en Madrid. Politóloga y experta en antropología, reconoce haber sido un bicho raro “toda la vida”. Nació en la madrileña calle de Reina Victoria, se crió en San Fernando de Henares -donde fue concejala por Izquierda Unida- y se enamoró de la cultura catalana hasta enarbolar la bandera del independentismo. “Mucha culpa la tuvo Serrat”. La peculiaridad no acaba ahí: es del Real Madrid y del Barça al mismo tiempo, “así gano siempre”, no tiene raíces catalanas -sus padres son de Córdoba y Cuenca- y asegura que Cataluña celebrará un referéndum con o sin el apoyo del Gobierno español. Ante las miradas de asombro y las preguntas continuas, bromea: “Si me hubiera dado por la causa japonesa, nadie se sorprendería tanto”. Este domingo, como cada año, estará en la manifestación de la Diada en Barcelona.

Carles Puigdemont Artur Mas Escocia Brexit Nacionalismo
El redactor recomienda