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Puigdemont le da calabazas a Mas para ser su segundo en la nueva Convergència
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EL 'EXPRESIDENT' PREPARA UNA CÚPULA A SU MEDIDA

Puigdemont le da calabazas a Mas para ser su segundo en la nueva Convergència

El actual 'president' de la Generalitat no ha aceptado ir de número dos en el nuevo partido que está preparando su antecesor. Y es que cada uno quiere lo suyo

Foto: Puigdemont y Mas, en la sede electoral de CDC. (EFE)
Puigdemont y Mas, en la sede electoral de CDC. (EFE)

El expresidente de la Generalitat y líder de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Artur Mas, está haciendo encaje de bolillos para controlar todas las corrientes de opinión de su partido y que la estructura de la nueva formación que sustituirá a CDC y que nacerá la semana que viene no se le vaya de las manos. En la veterana organización convergente, hay dos sectores bien diferenciados: uno está liderado por el exconsejero de Justicia Germà Gordó. El otro tiene como punta de lanza al actual presidente del grupo parlamentario de Junts Pel Sí (JxS), Jordi Turull.

Este último está estratégicamente más cercano a los planteamientos de Artur Mas. Pero el líder de CDC no contempla beneficiar a unos o a otros porque es consciente de que “hay que contentar a todos”, según manifiestan a El Confidencial fuentes internas del partido. Lo que tiene claro el ‘expresident’ es una cosa: él ha de ser el máximo líder de la nueva formación, cuyo nombre está por decidir todavía (en algunos círculos, apuestan por mantener en la denominación el nombre de Convergència e introducir el término ‘independencia’ o similar).

El partido que sustituirá a CDC se creará el fin de semana próximo, aunque la dirección será elegida en una reunión de los órganos directivos el próximo día 23 de julio. Aun así, Artur Mas ya ha mantenido reuniones y ha hecho ofertas a dirigentes para que se postulen en el organigrama.

La formación que tiene previsto sustituir a CDC nacerá el próximo fin de semana, pero ya sufre turbulencias con la negativa de Puigdemont a ser segundón

El primero al que llamó fue al actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a quien ofreció ser secretario general, reservándose para él la presidencia del partido. Puigdemont, sin embargo, rechazó la oferta. Y aquí difieren las fuentes consultadas: para algunos, fue un pulso a Artur Mas: el presidente de la Generalitat no puede estar supeditado a nadie; por tanto, Mas podría ser presidente honorífico y Puigdemont presidente del nuevo partido, y en ese organigrama podría entrar. Otras fuentes, en cambio, argumentan que el actual ‘president’ es partidario de la separación de cargos. O sea, una especie de PNV a la catalana, en el que los dirigentes de la Administración no puedan tener responsabilidades en el partido.

Sea como fuere, Puigdemont dio calabazas a Mas a las primeras de cambio. Pero nadie hay imprescindible, y menos en política: el nombre que ahora está sobre la mesa para asumir la secretaría general es el de Neus Munté, consejera de Gobernación y portavoz del Gobierno de la Generalitat. Con ello, Artur Mas mataría dos pájaros de un tiro: solventa el organigrama poniendo al frente del partido a una persona de su confianza y, por otra parte, mantendría un ascendiente sobre el propio Gobierno, al estar Munté implicada en la gestión de la Generalitat.

Al servicio del ‘procés’

Marta Pascal, portavoz de CDC, presentó este viernes los mecanismos del congreso fundacional de la nueva fuerza política, que pretende ser “un instrumento político al servicio del proceso político que vive Cataluña”. Se trata, en definitiva, de “dar vida a un espacio de centro amplio al servicio del proceso”. Clara Tarrida, directora del proceso congresual, matizó que habrá “dos comisiones: una, donde se debatirán las bases fundacionales, de dónde venimos, qué país queremos y la herramienta que necesitamos para construir el nuevo país; y la segunda, donde se debatirán las bases organizativas, es decir, cómo nos organizaremos para hacer nueva política”.

Nova Convergència, la plataforma de Germà Gordó, había hecho público un día antes su documento congresual, que lleva por título ‘Un nuevo partido para un nuevo país’. En él, propone un “partido soberanista donde tengan cabida los no independentistas, con la voluntad de crear un Estado dentro de la UE”, un “partido de centro amplio” con socialdemócratas, socialcristianos, demócratacristianos, social-liberales y liberales, que defienda “políticas para proteger a las familias como unidad esencial de la sociedad”, con un sistema electoral basado en circunscripciones donde se elija a un solo diputado.

El nuevo partido estará al servicio del 'procès' y le servirá a Mas como escaparate personal y político

En cuanto a la organización, reclama que los máximos dirigentes del partido y los candidatos electos sean elegidos en primarias, con limitación de mandatos (acotados a ocho años consecutivos) y con bicefalia: “El máximo cargo ejecutivo del partido será incompatible con el de candidato a la presidencia de la Generalitat y con el de ‘president’. También será incompatible con el de miembro del Gobierno y alto cargo de cualquier Administración”. Propone, asimismo, paridad de género en las listas, un estatuto ético para los cargos del partido, que la formación pase de 20 sectoriales a solo seis, la aceptación de corrientes internas, que consulte con la militancia “las decisiones más trascendentes” y la incorporación de la figura del ‘adherido’ en vez del ‘simpatizante'.

CDC no puede desaparecer

Asistir al congreso, por otra parte, cuesta a cada militante o simpatizante 25 euros (del 8 al 10 de julio). Los nuevos militantes, a los que se llama ahora 'asociados', deberán pagar 40 euros para militar en el nuevo partido (correspondientes al segundo trimestre de 2016, ya que la cuota anual será de 80 euros), pero a quienes ya son militantes de CDC se les convalida el pago a la antigua formación.

Pero CDC continuará existiendo. Y ello por una razón de peso: no puede desaparecer al tener pendientes varios procesos con responsabilidades múltiples, como el caso Palau o el caso 3%. Por tanto, no puede esfumarse en al aire, entre otras cosas porque varias de sus sedes están puestas como prenda de la responsabilidad civil subsidiaria en el escándalo del caso Palau.

El expresidente de la Generalitat y líder de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Artur Mas, está haciendo encaje de bolillos para controlar todas las corrientes de opinión de su partido y que la estructura de la nueva formación que sustituirá a CDC y que nacerá la semana que viene no se le vaya de las manos. En la veterana organización convergente, hay dos sectores bien diferenciados: uno está liderado por el exconsejero de Justicia Germà Gordó. El otro tiene como punta de lanza al actual presidente del grupo parlamentario de Junts Pel Sí (JxS), Jordi Turull.

Artur Mas Carles Puigdemont Convergència Democràtica de Catalunya (CDC)
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