La mala traducción del testamento puede dejar a Colau sin la gestión de 250 millones
El multimillonario legado de Muñoz Ramonet sigue en vilo. La última voluntad del financiero, en alemán, amenaza con darle un vuelco a la gestión del Ayuntamiento de Barcelona
A las palabras las carga el diablo. Y a las de un testamento, más. De ahí que la traducción de las últimas voluntades del multimillonario Julio Muñoz Ramonet sea ahora el nudo gordiano para determinar si una herencia de 250 millones de euros sigue siendo gestionada por el Ayuntamiento de Barcelona o pasa a la familia del financiero. Porque el asunto de la mayor herencia recibida por el consistorio catalán ha vuelto a saltar a la palestra: el albacea testamentario Romano Kunz, que además es notario, abogado y amigo de Julio Muñoz Ramonet, acaba de crear una fundación en Barcelona para dar cumplimiento a las últimas voluntades del multimillonario y envió una carta a la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, exponiéndole que la fundación creada por el Ayuntamiento barcelonés no cumple esas últimas voluntades.
Pero ahora contraataca con cargas de profundidad: sostiene que una mala traducción del testamento fue la causante de que el Ayuntamiento de Barcelona se “apropiase” de esa jugosa herencia. El testamento en cuestión está escrito en alemán y consta de 300 páginas. Ahora, Kunz ha realizado una traducción jurada del texto que difiere en lo sustancial de la traducción que había realizado el consistorio para arrogarse el protagonismo en la gestión de la herencia.
Muñoz Ramonet había dejado un palacete en la calle Muntaner, un edificio en la calle Avenir y entre 700 y 800 obras de arte, de las que más de 300 están en “paradero desconocido”. Fuentes del Ayuntamiento barcelonés señalan a El Confidencial que “hay sentencias que determinan que nosotros somos los que debemos gestionar la herencia. Además, la última determina que la familia tiene la obligación de entregar las obras de arte que todavía no han aparecido o, en su lugar, abonar su valor en metálico.
De momento, los peritos ya están haciendo una valoración de las obras de arte inventariadas "para saber cuánto cuestan las que están desaparecidas”. Estas fuentes afirman que de las más de 300 que faltan por aparecer, unas 200 “son de primer orden”. Entre los cuadros pertenecientes a la herencia hay obras de Goya, Rembrandt, Murillo, Zurbarán, Delacroix, Boticcelli, Tiziano, Fortuny, El Greco, Sorolla o Gainsborough, por poner algunos ejemplos. Y ese puede ser el paso previo a que el consistorio que preside Ada Colau reclame a la familia una cantidad millonaria en concepto de indemnización por los cuadros que faltan.
La frase de la polémica
Pero esa reclamación puede quedar en el aire si se pone en duda la autenticidad de la traducción del testamento. Resulta que Muñoz Ramonet dejó dicho, textualmente, que destinaba “la finca de la calle Muntaner, con inclusión del parque y su jardín y del Palacio de Porvenir, así como su contenido íntegro a una Fundación que lleve mi nombre”. A continuación, el texto en alemán, que obra en poder de El Confidencial, señala que el objeto de la fundación será la conservación y el mantenimiento de las instalaciones y su visita y uso razonable por parte del público “unter dem Patronat der Stadt Barcelona”, conforme se señala en el apartado c del punto 4 del testamento. El consistorio tradujo por su cuenta que eso quería decir “bajo el patronato de la ciudad de Barcelona”, pero la traducción correcta es “bajo el patrocinio de la ciudad de Barcelona”, lo que cambia sustancialmente el contenido del testamento.
“En alemán, la palabra ‘patronat’ significa ‘patrocinio’, mientras que el patronato como órgano tiene diferentes nombres: ‘Stiftungkuratorium’, ‘Stiftungvorstand’, ‘Vorstands’, ‘Stiftungausschuss’ o ‘Ausschuss’. Y es importante tener en cuenta que, en castellano, la palabra ‘patronato’ tiene intencionalidad jurídica porque equivale al gobierno de la fundación. En alemán, en cambio, no tiene intencionalidad jurídica porque se refiere a patrocinio o 'esponsorización' y no al gobierno de la institución”, explican a El Confidencial fuentes cercanas a la familia de Muñoz Ramonet.
El consistorio tradujo por su cuenta“bajo el patronato de la ciudad de Barcelona”, pero la versión correcta es “bajo el patrocinio de la ciudad de Barcelona"
Estas fuentes añaden que “no hay que olvidar que el testamento fue redactado por el notario suizo Kunz, que es doctor en derecho y que conoce perfectamente el concepto de ‘órgano de gobierno de la fundación’ y que sabe que ese órgano en ningún caso se designa como ‘patronat’ en la legislación suiza ni en la alemana”. El propio notario señala en un documento personal, al que ha tenido acceso este diario, que la palabra ‘patronat’ del testamento responde “al concepto legal de patrocinio sin ninguna duda”. Lo que está ahora por ver es si esta circunstancia puede influir en algo sobre la sentencia emitida por el Supremo en 2012 que daba la razón al consistorio basándose en la mala traducción.
Desde el Ayuntamiento de Barcelona se afirma, sin embargo, que las cuatro hijas de Muñoz Ramonet ya establecieron un pleito en Suiza sobre el tema. “Querían invalidar el testamento por la mala traducción, pero los tribunales suizos fallaron en su contra y les hicieron pagar las costas”, argumentan fuentes del consistorio barcelonés. Fuentes cercanas a la familia, en cambio, aseguran que el pleito suizo fue sobre la invalidación del testamento, no sobre el legado, lo que son dos conceptos jurídicos “muy diferentes”. Ese juicio, pues, no afecta a la nueva reclamación que se hace en Barcelona.
“Ya se ha cumplido su última voluntad”
Un portavoz municipal reconoce que ahora se abre un nuevo episodio en la lucha por la multimillonaria herencia. “La fundación creada por el Ayuntamiento de Barcelona lleva casi 21 años funcionando y no es de recibo que ahora venga un señor y cree otra con nombre muy parecido”, subrayan, refiriéndose a la Fundación Casa Julio Muñoz Ramonet, que el notario Romano Kunz fundó el pasado 26 de mayo de 2016, frente a la Fundación Julio Muñoz Ramonet que el Ayuntamiento de Barcelona creó en 1995.
Además, destacan que “la fundación del Ayuntamiento ha cumplido la voluntad del testamento”, cosa que Romano Kunz niega, ya que en el mismo se especifica que en el patronato han de estar las hijas del financiero. También subrayan el hecho de que el albacea testamentario no haya aparecido en escena hasta ahora, tras 20 años de pleitos: “Son ganas de marear la perdiz, porque las últimas voluntades de Muñoz Ramonet ya se han cumplido con la creación de la fundación de 1995 y no hacía falta esta. Y ya veremos si jurídicamente se puede mantener el que haya esta nueva fundación con nombre muy parecido a la ya existente. De momento, ha de inscribirse aún en el registro oficial de la Generalitat”. Otras fuentes del consistorio argumentan que “la apertura de esta nueva línea de confrontación responde al perfil de las hijas del financiero de seguir litigando”.
En los círculos cercanos a la familia de Muñoz Ramonet, sin embargo, se afirma que las nuevas reclamaciones parten de la base de que el notario y albacea testamentario jamás había sido llamado por el consistorio barcelonés para consultarle sobre la herencia, “lo que hubiese sido lo correcto. Si ahora se encuentran con que se han hecho las cosas mal, no tienen que buscar responsables fuera: que los busquen dentro del Ayuntamiento. Las cosas se han hecho mal”.
A las palabras las carga el diablo. Y a las de un testamento, más. De ahí que la traducción de las últimas voluntades del multimillonario Julio Muñoz Ramonet sea ahora el nudo gordiano para determinar si una herencia de 250 millones de euros sigue siendo gestionada por el Ayuntamiento de Barcelona o pasa a la familia del financiero. Porque el asunto de la mayor herencia recibida por el consistorio catalán ha vuelto a saltar a la palestra: el albacea testamentario Romano Kunz, que además es notario, abogado y amigo de Julio Muñoz Ramonet, acaba de crear una fundación en Barcelona para dar cumplimiento a las últimas voluntades del multimillonario y envió una carta a la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, exponiéndole que la fundación creada por el Ayuntamiento barcelonés no cumple esas últimas voluntades.
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