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Los críticos de la CUP estudian un frente con ERC y Maragall dejando en la cuneta a CDC
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QUIEREN FORZAR UNA RUPTURA DE LA FORMACIÓN ANTICAPITALISTA

Los críticos de la CUP estudian un frente con ERC y Maragall dejando en la cuneta a CDC

Si los moderados de la CUP dan apoyo parlamentario a Junts pel Sí y a Puigdemont, podría quedar garantizada la estabilidad del Gobierno, ya que sus votos se sumarían a los 62 de JxSí

Foto: Rueda de prensa de los diputados de la CUP Benet Salellas y Mireia Vehí. (EFE)
Rueda de prensa de los diputados de la CUP Benet Salellas y Mireia Vehí. (EFE)

La dimisión de seis de los 15 miembros de la cúpula de la CUP provocó un auténtico terremoto. La organización hizo público poco después un comunicado en el que lamentaba esas dimisiones pero no entraba a valorar sus acusaciones de sectarismo y decisiones poco democráticas. Subraya, en este sentido, que “todos los procesos de debate y decisión se hicieron con todas las garantías democráticas posibles” y que “todos los todavía miembros del Secretariado Nacional tienen la conciencia tranquila de haber trabajado, en todo momento, para facilitar estas garantías”.

Desde Poble Lliure, uno de los partidos que conforman la CUP y que son partidarios de facilitar la estabilidad parlamentaria a Junts pel Sí (JxSí), la formación que engloba a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y a Esquerra Republicana (ERC), tampoco se ha querido realizar manifestaciones públicas. Circunscriben las dimisiones de los seis miembros del secretariado al ámbito personal de los mismos.

Pero no todo es tan sencillo. En realidad, según ha podido conocer El Confidencial de fuentes cercanas a esta organización, Poble Lliure tiene a punto la escisión en la CUP. “Ya trabaja en una alianza estratégica con ERC y con MES (Moviment d’Esquerra Socialista, la plataforma que encabeza Ernest Maragall) de cara al futuro, con el objetivo de conformar una especie de JxSí bis pero dejando en la cuneta a Convergència”, explica una fuente cercana a Poble Lliure.

Poble Lliure tiene a punto la escisión en la CUP y ya trabaja en una alianza estratégica con ERC y la plataforma que encabeza Ernest Maragall

La primera consecuencia de la brecha abierta en la plataforma anticapitalista es cómo quedará el grupo parlamentario, que componen 10 diputados. “Puede ser que se hagan dos subgrupos, ya veremos si partiendo cinco a cinco o dejándolo en seis y cuatro”, explican las fuentes citadas. Pero también hay otra probable consecuencia: si los moderados de la CUP dan apoyo parlamentario a JxSí y a Carles Puigdemont, podría quedar garantizada la estabilidad del Gobierno, ya que sus votos se sumarían a los 62 de JxSí. Y los duros de la CUP difícilmente votarían a favor de la oposición, alineándose con PP o Ciutadans en el Parlamento. ¡Ironías del destino!

Pero, al margen de esta curiosa situación, también han comenzado a circular rumores que hablan de la convocatoria de elecciones autonómicas para el próximo otoño. En ese caso, los críticos de la CUP, que ahora han protagonizado la asonada, romperían definitivamente amarras con el núcleo duro independentista (capitaneado por Endavant-OSAN) e impulsarían una nueva plataforma de izquierdas en torno a Esquerra. “Ha de tratarse de una opción netamente de izquierdas, alejada de JxSí que es considerada transversal y donde tiene cabida tanto derecha como izquierda. Además, con ello se materializaría un acuerdo patriótico de las izquierdas a favor de la república, que fue el eje del posicionamiento político que Poble Lliure adoptó hace poco más de un mes en su primera asamblea nacional”, dice otra fuente.

La estrategia de la CUP

En esa nueva hoja de ruta, no obstante, se asumirían casi netamente las estrategias aprobadas por la propia CUP hace menos de un mes. En la ponencia política aprobada en Esparraguera el mes de mayo, la organización anticapitalista establecía que era preciso “llevar la autonomía al límite y forzar la celebración de un referéndum unilateral que se habría de celebrar como muy tarde en enero del 2017. En ningún caso se dará apoyo a la celebración de nuevas elecciones autonómicas que supongan añadir nuevos pasos que dilaten el proceso de independencia”. Otro de los puntos era no ceder en recortes ni privatizaciones ni entrar “en ninguna dinámica que suponga avalar unos presupuestos que no se planteen la desobediencia clara y frontal en relación con las imposiciones del Estado español (techos de déficit, suspensión de leyes, suspensión de sistemas de recaudación), de los mercados financieros (deuda e intereses de la deuda), y que no se planteen la reversión de las privatizaciones y recortes de los últimos años”.

La organización reclamaba también desplegar, como mínimo, “cinco de las medidas del Anexo de la Declaración del 9N en un plazo de 3 meses y es preciso que todas estén desplegadas en un plazo de seis meses”. O sea: exige la desobediencia total de las leyes españolas y de las sentencias del TC, así como la construcción de las estructuras de Estado para la ruptura antes de fin de año. También señalaba: “No haremos ninguna concesión al autonomismo -ni de izquierda ni de derecha: esto quiere decir en la práctica no renunciar a reivindicaciones populares en nombre de la estabilidad parlamentaria y de la gestión autonómica”.

Las diferencias de Endavant y Poble Lliure

La CUP sitúa “la desobediencia en el centro de la actividad política e institucional, más allá del discurso”. Para ello, subrayaba, “es preciso definir un proceso constituyente que permita la participación popular con carácter vinculante” porque “sin ruptura no es posible el proceso constituyente” . Por último, apuesta por “impulsar estructuras, estrategias y dinámicas de construcción nacional en los ámbitos económico, social, político y cultural que desborden los límites administrativos de las comunidades autonómicas y los Estados, como la Asamblea Municipalista de los Països Catalans, superando la división política entre los diferentes territorios de los Països Catalans”.

Reclamaba, en síntesis, “manos libres para hacer oposición dura al Gobierno en la medida en que éste no apueste por la ruptura democrática”. Y, en este sentido, “el acuerdo de estabilidad parlamentaria con JxSí supone un obstáculo a estos objetivos. La CUP se ha de desligar para poder ejercer su función de dinamizadora de la ruptura independentista y de una alternativa a las políticas autonomistas del neoliberalismo y del patriarcado”. Este es uno de los puntos de fricción entre Endavant y Poble Lliure, ya que esta última organización es partidaria de apoyar la hoja de ruta del Gobierno de Puigdemont para no hacer descarrilar el ‘procés’, aunque podría asumir prácticamente casi toda la hoja de ruta secesionista sin problemas, tal y como se evidencia en la ponencia política que aprobó el pasado fin de semana.

La dimisión de seis de los 15 miembros de la cúpula de la CUP provocó un auténtico terremoto. La organización hizo público poco después un comunicado en el que lamentaba esas dimisiones pero no entraba a valorar sus acusaciones de sectarismo y decisiones poco democráticas. Subraya, en este sentido, que “todos los procesos de debate y decisión se hicieron con todas las garantías democráticas posibles” y que “todos los todavía miembros del Secretariado Nacional tienen la conciencia tranquila de haber trabajado, en todo momento, para facilitar estas garantías”.

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