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Rajoy, en tierra independentista: “No permitiré la quiebra de la soberanía nacional”
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Rajoy, en tierra independentista: “No permitiré la quiebra de la soberanía nacional”

El presidente aseguró, robando las expresiones de los separatistas, que “van a defender la soberanía nacional, de los españoles. Lo que sea España lo decidimos entre todos"

Foto: El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy. (EFE)

“No se va a permitir ninguna quiebra de la soberanía nacional. No vamos a permitir que se ponga en tela de juicio la unidad de España ni que nadie cuestione la igualdad de todos los españoles”. Esta fue la advertencia que el presidente español, Mariano Rajoy, lanzó este sábadoen Barcelona, durante la Convención sobre el Pacto por el Fortalecimiento Institucional que organizó el PP. Fue un acto en el que desembarcó la cúpula popular y del Gobierno español para encararse con el separatismo, que es en la actualidad el mayor problema que tiene el Estado. El mensaje va dirigido a los separatistas catalanes, pero también a los que hablan con ellos. Porque, mientras el presidente catalán, Carles Puigdemont, se reúne y habla con Pedro Sánchez o con Pablo Iglesias, las comunicaciones entre la Moncloa y el Palau de la Generalitat continúan bajo cero. Los presidentes no se hablan. Y esa falta de diálogo la compensa Rajoy con periódicas apariciones en Cataluña para dejar caer su mensaje.

El presidente en funcionesaseguró también, robando las expresiones de los separatistas, que “vana defender la soberanía nacional, de los españoles". "Lo que sea España lo decidimos entre todos, porque España es de todos y todos tenemos derecho a decidir sobre lo que es de todos. Unos pocos no pueden decidir sobre la totalidad de una nación. En eso consiste la soberanía nacional”, dijo. Y advirtió, sin citarlos, a los líderes independentistas de que eso “son cosas que un gobernante democrático está obligado a respetar. El gobernante tiene que se prudente, justo, tomar las decisiones que haya que tomar en el momento en que haya que hacerlo”.

De ahí que se extendiese en su discurso asegurando que “cumplir la ley es lo que diferencia a los Estados civilizados e importantes con una convivencia ordenada. Cuando no hay ley, la única que existe es la ley del más fuerte. Por fortuna, eso ya pertenece a tiempos pasados. Pero la ley está por encima de los Parlamentos, de cualquier Gobierno y de cualquier político. Todos estamos sometidos a la ley y todos tenemos que cumplirla”. Era un mensaje muy directo a los que quieren obviar las leyes españolas o desobedecer las sentencias del Constitucional. Y, en especial al Parlamento catalán, obstinado en sacar pecho y provocar la ruptura mediante el conflicto institucional.

“Vamos a defender nuestra Constitución, que es garantía de nuestros derechos y libertades. Es el más importante acuerdo entre españoles en los últimos cuarenta años, es sinónimo de concordia y convivencia, permitió integrarnos en la UE, reconoció la pluralidad de nuestro país y permitió el periodo de mayor descentralización política de la historia. Además, por si fuerza poco, España es el país con mayor grado de descentralización del mundo”.

La soberanía del pueblo español

Minutos antes, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, había criticado a los dirigentes de Cataluña porque, aseguró, “se olvidan de la ley y se creen por encima de ella. Y con ello atacan directamente a la democracia y al Estado de derecho. Cuando los dirigentes desoyen la ley, comienza el fin de la democracia”. La dirigente popular subrayó que “la soberanía reside en el pueblo español”.

Aprovechó para criticar al socialista Pedro Sánchez, de quien dijo que solo persigue el sillón de la presidencia y arremetió contra las continuas reuniones de PSOE, Ciutadans y Podemos. “Estamos hartos de su ego superlativo, hartos de una desmedida ambición, de fotos que no van a ninguna parte, de reuniones secretas, ultrasecretas, públicas y ultrapúblicas que tampoco van a ninguna parte y que solo tratan de evitar el Gobierno de futuro que representan el PP y Mariano Rajoy, que además fue quien ganó las elecciones”.

Cospedal quiso sembrar la duda ante los movimientos del líder del PSOE. “No sabemos qué negoció Sánchez con los independentistas, pero seguro que nada bueno tiene que ofrecer a España”. Y zanjó: El PP no se sentará en una mesa donde se ponga en tela de juicio la unidad de España”.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que ofició de moderadora de una mesa de debate, ofreció “un acuerdo” a las “fuerzas constitucionales” para formar un “buen Gobierno, capaz de afrontar los retos, defender la unidad, luchar contra la corrupción, preservar la seguridad y hacernos fuertes en los valores que compartimos” y rechazó “inventos e improvisaciones”, en referencia a la estrategia de Sánchez.

El mensaje fue claro. El presidente español reivindicó la Transición como uno de los mayores aciertos de los españoles en mucho tiempo, tanto en términos de derecho como de democracia, de apertura al mundo, de descentralización de progreso económico y social. Y la coletilla, tratándose de Barcelona, no podía ser otra: “Durante siglos, españoles y catalanes hemos vivido juntos, por tradiciones, por inquietudes, por aficiones, por gustos, por símbolos, por emociones. Juntos hemos pasado por muchos éxitos y muchas adversidades. Y superamos juntos muchas divisiones (…) Queremos que Cataluña siga siendo locomotora y parte muy importante de España, que esté en Europa y no fuera de Europa, que un ciudadano de aquí pueda disfrutar de su triple condición de catalán español y europeo, que nadie se sienta extranjero en su casa, que no haya divisiones entre partidos y, mucho menos, entre familias”.

“No se va a permitir ninguna quiebra de la soberanía nacional. No vamos a permitir que se ponga en tela de juicio la unidad de España ni que nadie cuestione la igualdad de todos los españoles”. Esta fue la advertencia que el presidente español, Mariano Rajoy, lanzó este sábadoen Barcelona, durante la Convención sobre el Pacto por el Fortalecimiento Institucional que organizó el PP. Fue un acto en el que desembarcó la cúpula popular y del Gobierno español para encararse con el separatismo, que es en la actualidad el mayor problema que tiene el Estado. El mensaje va dirigido a los separatistas catalanes, pero también a los que hablan con ellos. Porque, mientras el presidente catalán, Carles Puigdemont, se reúne y habla con Pedro Sánchez o con Pablo Iglesias, las comunicaciones entre la Moncloa y el Palau de la Generalitat continúan bajo cero. Los presidentes no se hablan. Y esa falta de diálogo la compensa Rajoy con periódicas apariciones en Cataluña para dejar caer su mensaje.

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