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Los barones de CDC que quieren jubilar a Mas: de la 'cena de Judas' a los liberales
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MOVIMIENTOS INTERNOS DE CARA A LA REFUNDACIÓN DEL PARTIDO

Los barones de CDC que quieren jubilar a Mas: de la 'cena de Judas' a los liberales

Los escuderos de Mas calibran sus fuerzas ante los históricos, los socialdemócratas y el sector municipalista, que parece cobrar fuerza en las últimas semanas

Foto: Artur Mas en el 'consell' nacional de los convergentes, el pasado mes de febrero. (EFE)
Artur Mas en el 'consell' nacional de los convergentes, el pasado mes de febrero. (EFE)

Los barones de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) ya están tomando posiciones de cara al congreso que la primera semana de junio ha de refundar este partido. Los escuderos de Artur Mas calibran sus fuerzas ante los históricos, los socialdemócratas y el sector municipalista, que parece cobrar fuerza en las últimas semanas. Son cuatro sectores que deberán pactar si no quieren firmar la defunción del partido que en los años 70 fundara Jordi Pujol. “No hay una sola CDC, sino varias. Pero sigue siendo el principal partido de Cataluña y ahora ha de encontrar su propio camino, diferente al que ha venido haciendo hasta ahora. Porque, en las actuales circunstancias, ya no tiene sentido un partido nacionalista: o es independentista o está condenado al fracaso”, asegura a El Confidencial un alto cargo de la formación.

El propio Artur Mas ya tenía en mente, hace casi año y medio –una idea que maduró tras la confesión de Jordi Pujol de que su familia tenía cuentas secretas en Andorra–, que debía hacer algo: borrar del mapa a la Convergència tradicional, demasiado ligada a la familia Pujol y a la mayoría de casos de corrupción que azotaron a Cataluña los últimos años. Además, la estrategia del Gobierno catalán de alentar el movimiento independentista había dejado el ideario convergente obsoleto. Convencido de que podía copar el segmento de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Mas se dejó llevar por la marea secesionista y terminó abocando al partido moderado que era CDC a un radicalismo que solo le permitió perder votos y cuadros.

En Convergència aseguran, a pesar de todo: “somos un partido moderado y centrado. Y esperamos seguir siendo el referente político en Cataluña”. Pero eso, hoy por hoy, parece bastante improbable: o se convierte en el referente del independentismo o terminará convirtiéndose en un partido residual, a la sombra de Esquerra. Ya no hay vuelta atrás. La Convergència nacionalista, moderada y con “sentido de Estado” es ya solo historia.

Los críticos de CDC creen que con la renuncia de Mas a la presidencia de la Generalitat se acaba un ciclo. "Su estilo no se puede repetir", subrayan estas fuentes

Los críticos de CDC creen que con la renuncia de Artur Mas a la presidencia de la Generalitat se acaba un ciclo. “Su estilo no se puede repetir”, subrayan estas fuentes, que aseguran que el 'expresident' se dejó influenciar demasiado por el otrora hombre fuerte del gobierno, Francesc Homs, hoy diputado en Madrid. “Las maneras de hacer de Homs no gustaron a muchos. Terminó enfrentándose a todos y al final se aisló también de Artur Mas. Lo que dominó el partido los últimos años fueron las formas dictatoriales”, añaden las fuentes.

El futuro en el partido de Homs está todavía por definir, aunque muchos le sitúan en la órbita de un sector del que también forma parte Jordi Turull, actual presidente del grupo parlamentario de Junts pel Sí (JxS) y portavoz de CiU en el Parlament durante las últimas legislaturas. “Turull es un hombre hábil, con un discurso muy bien definido, que trabaja en la sombra y que ha cedido ante Artur Mas. A su alrededor puede tejer una red de apoyos importante”, explican fuentes internas de Convergència a este diario. En este sector se ubican también dirigentes como Lluís Corominas, vicesecretario general de Territorio y vicepresidente segundo del Parlament.

Otro sector se agrupa en torno al actual consejero de Territorio, Josep Rull, que sucedió a Oriol Pujol al frente del partido, aunque como coordinador general. Rull era uno de los integrantes del grupo que se comenzó a conocer como los ‘talibanes’ en los años 90: eran jóvenes que entonces coparon los cargos intermedios del Gobierno de Jordi Pujol y que paralelamente comenzaron a controlar los resortes del partido. En realidad, fueron los que auparon a Artur Mas hasta la cúspide del poder, aunque terminaron luchando entre ellos en una guerra interna fratricida. Alrededor de Rull se agrupan dirigentes considerados del ala socialdemócrata de CDC, como Carles Campuzano. Uno de sus principales apoyos es Mercè Conesa, exportavoz del partido y actual presidenta de la Diputación de Barcelona, aunque también cuenta con la actual consejera de Presidencia y portavoz de la Generalitat, Neus Munté.

La comida de Judas

El tercer sector se agrupa en torno al exconsejero de Justicia Germà Gordó, del sector democristiano del partido. Gordó no ha ocultado nunca su intención de intentar dirigir el partido y presume de ser uno de los pocos altos dirigentes que nunca ha dinamitado puentes con partidos como el PP o el PSOE. Es más: su esposa, Roser Bach, fue nombrada consejera del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) gracias a los votos socialistas. El exconsejero ha desplegado durante las últimas semanas una intensa actividad política reuniéndose con cuadros de Convergència para conocer los apoyos que pueda tener. Según las diferentes fuentes consultadas por este diario, hace menos de un mes mantuvo una cena con una quincena de dirigentes convergentes que se mostraron interesados en sus propuestas. Allí expuso su estrategia, que se basa en la moderación y en no forzar la máquina: prefiere llegar a la independencia poco a poco, convenciendo primero a un sector mayoritario de la ciudadanía y luego iniciar el proceso de desconexión. No hay que olvidar que fue uno de los pocos altos dirigentes de CDC que se mostró crítico con la deriva independentista de Artur Mas y se posicionó públicamente en contra de las cesiones a la CUP para formar gobierno.

Tras el ágape, sin embargo, los comentarios fueron más críticos entre los invitados. “Tiene muchos menos apoyos de los que piensa. Fue una comida de Judas”, resume a El Confidencial uno de los asistentes a la reunión. En sus filas, se ubica, por ejemplo, el actual presidente de la Diputación de Lleida, Joan Reñé, o el líder de CDC en Barcelona, Jordi Martí. Sus detractores, aunque admiten que conoce los entresijos del partido y que tiene importantes apoyos territoriales (y el de algunos históricos dirigentes), consideran que tiene los pies de barro, debido a que fue el tesorero de Convergència durante muchos años.

La fuerza de los alcaldes

Un último sector, sin embargo, está cobrando fuerza. El nombre de Miquel Buch comienza a sonar entre las filas de CDC. Buch es el presidente de la Asociación Catalana de Municipios (ACM), la organización localista de Convergència por antonomasia. “Está apoyado por un grupo de presión de jóvenes, aunque falta el empuje final”, explican fuentes internas a este diario. En ese entorno se podrían ubicar el actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, o el consejero de Cultura, Santi Vila, alcaldes de Girona y de Figueres respectivamente (algunos sitúan a Vila en la órbita de Gordó, ya que, junto con este, era el consejero de Mas menos identificado con el 'procés'). En el proceso, todas las fuentes consultadas coinciden en que Puigdemont no moverá pieza y dejará hacer.

Miquel Buch comienza a sonar entre las filas de CDC. "Está apoyado por un grupo de presión de jóvenes, pero falta el empuje final", explican fuentes internas

“Aunque pueda pensarse que es una ‘rebelión’ de los alcaldes, no es así: simplemente por pura renovación es por lo que el nombre de Buch ha ganado enteros últimamente”, añaden las fuentes. Pero hay otros dirigentes con cierto peso que le pueden dar su apoyo, como Damià Calvet, actual director del Instituto Catalán del Suelo (Incasol) y concejal en Sant Cugat del Vallès.

Queda por definir, sin embargo, un importante sector que no tiene ninguna cabeza visible: el liberal. Dirigentes como el eurodiputado Ramon Tremosa, los históricos Jordi Vilajoana y Xavier Trias o Marc Guerrero, que ha sido vicepresidente de la Internacional Liberal, podrían optar por una candidatura u otra, aunque desde determinados sectores se les sitúa en los sectores de Turull y de Gordó.

Los barones de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) ya están tomando posiciones de cara al congreso que la primera semana de junio ha de refundar este partido. Los escuderos de Artur Mas calibran sus fuerzas ante los históricos, los socialdemócratas y el sector municipalista, que parece cobrar fuerza en las últimas semanas. Son cuatro sectores que deberán pactar si no quieren firmar la defunción del partido que en los años 70 fundara Jordi Pujol. “No hay una sola CDC, sino varias. Pero sigue siendo el principal partido de Cataluña y ahora ha de encontrar su propio camino, diferente al que ha venido haciendo hasta ahora. Porque, en las actuales circunstancias, ya no tiene sentido un partido nacionalista: o es independentista o está condenado al fracaso”, asegura a El Confidencial un alto cargo de la formación.

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