La CUP rechaza investir a Mas pese a sus continuas cesiones ante los radicales

Artur Mas ha vuelto a tropezar con los independentistas radicales: la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) ha negado por segunda vez el voto favorable a la investidura, por lo que deberá esperar para revalidar su cargo. Un nuevo jarro de agua fría que le aleja del sillón que anhela. El ‘president’ comenzó informando a los diputados del contenido de sus conversaciones de ayer con los representantes de la CUP.

Tras la votación, el cómputo de los votos ha sido el mismo que el martes en la primera vuelta: la candidatura de Mas ha recibido el apoyo de los 62 diputados de JxS y el rechazo de los 73 parlamentarios de la oposición: C's, PSC, PP, Catalunya Sí que es Pot y la CUP.

Tal y como informó El Confidencial, Mas puso sobre la mesa la propuesta de una Presidencia devaluada y encajonada entre tres vicepresidencias: una económica, una de relaciones exteriores y una de asuntos sociales o estado del bienestar. No dijo nombres, pero ante estas tres grandes áreas estarían Oriol Junqueras, Raül Romeva y Neus Munté. Y detalló que de la vicepresidencia económica penderían cinco consejerías, mientras que de las otras dos penderían cuatro de cada una. En total, pues, un Gobierno con 13 consejerías, tres vicepresidentes y un presidente con poder limitado.

Para Mas, fue “un paso adelante”. “Esta oferta es un intento de aproximación a la CUP. Va en la línea de una síntesis que puede hacer operativo el Gobierno”. Aseguró que un reparto similar ya se había hecho en otros momentos y “es una dirección compartida -subrayó- y con responsabilidad compartida de todo el Gobierno”.

Mas hizo otra propuesta: someter su Gobierno a una moción de confianza en julio que viene. Si la mayoría del Parlamento no vota esa moción de confianza, el ‘president’ debe dimitir y se debe proceder a su sustitución, invistiendo a otro. “Es una oferta para desencallar la investidura. Si el presidente no supera esa moción, automáticamente cesa. Estas propuestas se han planteado con una intención clara: desbloquear una situación que no es buena para nadie, porque paraliza esta legislatura”. Se dirigió, sin embargo, directamente a la CUP para decirles que, para llegar a un final feliz, “las posiciones se han de mover. Lo que ha ocurrido con Madrid es que no hicieron nada con lo de la consulta. A base de inmovilismo puro y duro se ha deteriorado la relación del Estado con Cataluña. Procuremos que eso no pase ahora dentro de Cataluña. Si no puede ser hoy, hagámoslo cuanto antes, pero les agradezco la voluntad de diálogo, de negociación”.

Oferta insuficiente

El líder de la CUP, Antonio Baños, fue directo al grano: “Su propuesta es la reelaboración más creativa de los acuerdos con ERC. Por tanto, no es de consenso. Evidentemente, tiene cosas de interés, como la moción de confianza, que denota una voluntad fiscalizadora, pero esta oferta no es suficiente. No ensancha la mayoría social para construir el país, aunque sí deja la puerta abierta a futuras ofertas. Las esperamos”.

Baños enfatizó que “no somos inmovilistas, no queremos movernos en determinadas direcciones, pero no dé usted por hecho algo que no hemos pactado todavía. Rechazamos el discurso dialéctico de victoria/derrota en plan partidista”. Le dejó claro que “tiene usted nuestra oferta de mano extendida. Usted es del grupo mayoritario y tiene la responsabilidad de formar gobierno, nadie se lo discute, pero no se esfuerce por una mayoría temporal, débil, cuando la verdadera necesidad de este proceso es una mayoría de 72. Creemos en esta mayoría de 72 diputados estable, firme, que nos permita zarpar de una vez hacia la república catalana”. Y terminó con una advertencia: “Las elecciones anticipadas son reaccionarias, no revolucionarias, y nunca las pondremos sobre la mesa como un escenario plausible. Pero ante el ataque español demagógico y demofóbico, nos tiene a su lado. Gobernémonos juntos con lealtad y con apertura de miras”.

La líder de Ciutadans y de la oposición, Inés Arrimadas, le sacó a colación el 'Financial Times', que tacha a Mas de “chapucero” y de que lo que está ocurriendo en Cataluña “es una locura”. “En política se puede hacer de todo menos el ridículo. Usted se está cargando la imagen de la Generalitat. Si las barbaridades que usted está haciendo las hiciera otro, usted sería el primer crítico. Está haciendo bueno al Tripartito y sobrepasa todas las líneas rojas. Usted no tiene proyecto, solo quiere hacer una república bananera y sacarnos de la Unión Europea. Deje de pensar en su persona, porque todavía está a tiempo de reconducir la situación”.

También el socialista Miquel Iceta le recriminó que “para mantenerse en el cargo, está dispuesto a mantener una Presidencia disminuida. A la Presidencia de la Generalitat no se la puede degradar ni disminuir. Usted ha dividido Cataluña y ahora quiere dividir la Presidencia”. Pidió el socialista que “no prolongue más esta subasta, aunque usted lo llama negociación”. Le echó en cara, al final, su posicionamiento “indigno”.

Mas respondió: “He intentado hacer ese paso no para entregarme en brazos de la CUP ni para degradar la Presidencia, sino para poder tener una mayoría parlamentaria con el fin de tener un Gobierno y arrancar el camino hacia el Estado. No quiero pagar cualquier precio a cambio de la Presidencia. Ya sé que con otro discurso, podría haber conseguido otras mayorías y ser investido. Por tanto, nada que ver con que quiera ser ‘president’ a cualquier precio. Lo que pasa es que soy coherente con lo que la gente dijo en las urnas y con nuestro programa. No pido reconocimiento, sino un poco de objetividad en el análisis de las cosas”.

Mas hace la cobra

Todos los grupos le recordaron que la resolución de la “desconexión con España” aprobada el pasado lunes está suspendida por el Constitucional. Como quien oye llover. Baños sí fue claro: “La CUP no acata la resolución”. Pero Artur Mas hizo la cobra para sacar pecho.

“Esa sentencia no dice nada nuevo. Sabemos perfectamente cómo va esto y que el Gobierno español hace política a través del TC. Hay un abuso total. Se utiliza al Constitucional para hacer política, olvidando que a quien le corresponde hacer política es al Gobierno y al Parlamento. Esto es una prueba del inmovilismo del Gobierno central. Ustedes nos desafían y ahora quieren saber qué haremos. Pues bien, ¿qué pasó el año pasado? Se encontró la manera de poner las urnas. ¿O no? Y se encontró la manera de que 2.300.000 personas fuesen a votar. Eso tuvo una enorme repercusión internacional, no solo en el 'Financial Times', y se habló del ejemplo cívico y democrático de un pueblo como el catalán. Y les recuerdo que de manera unánime todos los medios internacionales condenaron el inmovilismo del Gobierno español. Nadie entiende al Gobierno español. Lo que pasa es que a algunos y algunas de ustedes no les gusta que se hable bien de Cataluña. Les incomoda”.

En resumen, Mas no está dispuesto a frenar. “También hubo fallos similares en el pasado y se pusieron las urnas. Hay un proceso penal, de acuerdo, pero las urnas se pusieron”. En otras palabras, Mas ha incorporado a su hoja de ruta un capítulo crucial sobre su futuro: quiere ser un 'presidente mártir' antes que dejar el sillón. Está dispuesto a desobedecer y a ser procesado por ello antes que dejar de manera ignominiosa un Gobierno en la cúpula del cual nadie le quiere.