El Plan B de Artur Mas para salvar su cabeza y que la CUP le apoye en segunda vuelta
Hoy, el Parlament vota la candidatura de Mas a la Presidencia de la Generalitat. Se da por descontado que no tendrá el respaldo suficiente. Pero hay planes para reconducir la situación en segunda vuelta
Hoy puede ser un gran día para Artur Mas. Como hace exactamente un año: el 9-N de 2014, el presidente catalán puso las urnas en la calle, contraviniendo los fallos del Tribunal Constitucional, porque quería hacer un referéndum independentista aunque no tuviera competencias para ello. Hoy puede ser una jornada también especial para Mas: se vota su investidura como nuevo ‘president’. Lo malo es que, de momento, no han dado fruto las negociaciones que ha llevado a cabo para ser investido. Tendrá que esperar un poco para acabar de atar cabos y convencer a la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) de que él debe ser el gran timonel del ‘proceso’ y que ha de acabar lo que empezó; o sea, llevar a Cataluña a la ruptura con España. [Siga en directo la votación de la propuesta de independencia en el Parlament]
El pleno donde presenta su candidatura se ha convocado para hoy por la tarde. Por la mañana, el Parlamento catalán votará la resolución rupturista que han pactado Junts Pel Sí (JxS), la coalición de Mas y la CUP. Es la primera concesión de Artur Mas a una hoja de ruta que está dispuesto a asumir y que pasa por acelerar al máximo el proceso y materializar las promesas realizadas.
Estos últimos días, los asesores del ‘president’ han trabajado en fórmulas para llegar a un acuerdo con los radicales que permita a Mas mantener su cargo
La única concesión de los radicales en esta hoja de ruta ha sido ceder en cuanto a los plazos. De hecho, la CUP había planteado una declaración de independencia en tres meses tras las elecciones del 27 de septiembre. "En estos momentos, damos por buena la hoja de ruta que prevé 18 meses [o sea, el plazo que había previsto Mas]”, señalan a El Confidencial fuentes de la CUP. Estas fuentes subrayan: “Lo cierto es que esperábamos una mayoría absoluta de votos el 27-S y solo hemos alcanzado una mayoría relativa, puesto que hay un 11% de los votos que no se pueden contabilizar para nadie. Y una parte de esos votos seguramente está de nuestra parte. De todos modos, con la mayoría relativa, el mandato mayoritario es que caminemos hacia la independencia”.
Así las cosas, la resolución de desconexión con España, que fue ampliada el pasado viernes para incluir medidas concretas de desobediencia de leyes y normas españolas, se verá esta mañana. “Las medidas prioritarias para esta legislatura son que no podemos subordinarnos al Estado. Este es el mandato que tenemos. Y estamos legitimados para la unilateralidad en la aplicación de estas medidas”.
Los estudiosos de las opciones
Esa conjunción de intereses entre JxS y la CUP allana el camino para formalizar un frente catalán rupturista. Pero falta el trabajo más delicado, el encaje de bolillos que es incrustar a Artur Mas en el Gobierno. De ahí que estos últimos días, los asesores del ‘president’ hayan trabajado intensamente en fórmulas para llegar a un acuerdo con los radicales que permita a Mas mantener su cargo.
Hay un escollo: la última asamblea de la CUP, celebrada este sábado en Perpignan (Francia), acordó no votar la investidura de Artur Mas, aunque dejaba la puerta abierta a entronizar a alguien de Convergència Democràtica (CDC). Eso sí, alguien que no haya sido salpicado por ningún escándalo y que no hubiese tenido cargos de dirección en ese partido. En esas fórmulas han estado trabajando las cúpulas de Convergència y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), así como los miembros del Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN) Carles Viver Pi-Sunyer y Lluís Ferran Requejo. Mas también echó mano del cantautor Lluís Llach, cabeza de lista de JxS por Girona y hombre cercano a la CUP. Esta cercanía le podría permitir poder negociar con mayor comodidad una salida que no deje a Mas en la cuneta.
Una opción es dejar a Mas como presidente pero con pocas competencias, con un poderoso vicepresidente económico que sería el republicano Oriol Junqueras
Los equipos movilizados han barajado diversas fórmulas para presentar a los radicales y desbloquear la situación. Entre ellas, como había informado este diario la pasada semana, la de dejar a Artur Mas como presidente pero con pocas competencias, con un poderoso vicepresidente económico que sería el republicano Oriol Junqueras y una vicepresidenta que sería Neus Munté, que aunque es de CDC nunca ha tenido mando en el partido. El nombre de Munté ha sido barajado dentro de Convergència como un último posible recambio de Artur Mas para que la CUP acceda a facilitar la investidura.
Una variante de esta opción era mantener la Presidencia vaciada de atribuciones en Artur Mas, a Oriol Junqueras como vicepresidente y dos ‘presidencias de comisión’, que se repartirían las áreas de influencia del Gobierno. La figura de la Presidencia quedaría, así, muy debilitada, ya que con ello se pretendería que Junqueras fuese el verdadero hombre fuerte del Ejecutivo. Esa habría sido una cesión de Convergència para poder seguir manteniendo a Artur Mas como ‘president’.
La diabólica estrategia
Existe otra opción que se ha estudiado y que salió después de que la CUP pusiese sobre la mesa la teoría de que podría haber una “Presidencia coral”. Se trataría de un presidente encajonado entre tres vicepresidencias que actuarían como ‘macroconsejerías’. El punto negativo sería la composición de esas vicepresidencias, ya que la CUP no estaría dispuesta a admitir a ninguno de los pesos pesados de Convergència.
Esta última opción podría ser la que JxS presente a la CUP esta misma mañana, antes de que se vote la investidura en el pleno de la tarde. Sus posibilidades de prosperar son pocas, pero permitirá a los protagonistas visualizar iniciativas.
En JxS cuentan ya que en la jornada de hoy no saldrá elegido ‘president’ Artur Mas, pero tienen en cartera la propuesta de un Mas eminentemente simbólico
En JxS cuentan ya que en la jornada de hoy no saldrá elegido ‘president’ Artur Mas, pero tienen en cartera la propuesta de un Mas eminentemente simbólico con un vicepresidente ejecutivo encarnado en Junqueras. Los convergentes no tienen prisa en estos momentos: les quedan semanas por delante y pulirán las opciones en días venideros. Con un republicano de hombre fuerte del Gobierno, calculan que la CUP tiene menos motivos para oponerse a una investidura, aunque sea la de Artur Mas. Su estrategia es agotar todos los cartuchos para que este repita como ‘president’, y un último esfuerzo sería buscar su sustituto (ahí entraría en escena Neus Munté o una figura similar). Si ninguno de estos dos intentos llega a buen puerto, se convocarían nuevas elecciones y se acusaría directamente a la CUP de haber hecho descarrilar el proceso en el momento óptimo en que Cataluña podía alcanzar la independencia. La culpa, como siempre, sigue siendo de los otros. Diabólico, pero muy real.
Hoy puede ser un gran día para Artur Mas. Como hace exactamente un año: el 9-N de 2014, el presidente catalán puso las urnas en la calle, contraviniendo los fallos del Tribunal Constitucional, porque quería hacer un referéndum independentista aunque no tuviera competencias para ello. Hoy puede ser una jornada también especial para Mas: se vota su investidura como nuevo ‘president’. Lo malo es que, de momento, no han dado fruto las negociaciones que ha llevado a cabo para ser investido. Tendrá que esperar un poco para acabar de atar cabos y convencer a la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) de que él debe ser el gran timonel del ‘proceso’ y que ha de acabar lo que empezó; o sea, llevar a Cataluña a la ruptura con España. [Siga en directo la votación de la propuesta de independencia en el Parlament]
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