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Jordi Pujol Ferrusola: "Mi empresa está presente en 50 países de cinco continentes"
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INTENTÓ PONER A UN HOMBRE CON COCHE Y CASA PAGADOS

Jordi Pujol Ferrusola: "Mi empresa está presente en 50 países de cinco continentes"

'Júnior' presentaba a Ibadesa a las autoridades de Sao Tomé, con las que quería iniciar negocios, como "una de las primeras empresas españolas de comercio exterior"

Foto: Jordi Pujol Ferrusola. (EFE)
Jordi Pujol Ferrusola. (EFE)

Cincuenta países. Ése era el alcance del dominio de Jordi Pujol Ferrusola a principios de esta década. En su imperio, pues, no se ponía el sol. Y así lo hacía constar oficialmente. En una carta de presentación que envió a Fradique Bandeira Melo de Menezes, presidente de la República de Sao Tomé, en noviembre de 2001, el hijo mayor de Jordi Pujol no regateaba alabanzas hacia su empresa y hacia lo que podía conseguir.

Pujol Ferrusola, a quien apodaban Júnior en los círculos políticos catalanes, hablaba en nombre de Ibadesa, una sociedad en la que tenía como socio a Jordi Puig Godes, hermano del hoy consejero de Empresa, Felip Puig. En aquel tiempo, Felip era consejero de Política Territorial y Obras Públicas. Los dos 'Jordis' habían creado en 1996 la empresa Ibadesa Cat, en la que también entró como accionista Ignacio López del Hierro, marido de María Dolores de Cospedal. Una cláusula del contrato, en poder de El Confidencial, establecía que la mitad del 34% de Jordi Puig pertenecía, en realidad, a Jordi Pujol. Pero, al no aparecer en la constitución, sino en un documento privado, se garantizaba el anonimato tanto en las escrituras como en el registro mercantil. El 30 de septiembre de 1998, López del Hierro vendió las acciones a Jordi Puig y desapareció de Ibadesa Cat, aunque en los negocios con los’ Jordis’ siguió estando presente un sobrino suyo, José Herrero, que además era el representante de la compañía en Madrid.

El hijo del expresident afirmaba por carta que Ibadesa “desarrolla proyectos 'llave en mano' para el sector de la sanidad y cubre todas las etapas de ejecución“

Su empresa, le decía al presidente del pequeño país africano, “está presente actualmente en más de 50 países de los cinco continentes”. Afirmaba que “Ibadesa es una de las primeras empresas españolas de comercio exterior” y “desarrolla proyectos ‘llave en mano’ para el sector de la sanidad y cubre todas las etapas de ejecución: identificación, estudios de viabilidad, presentación de ofertas técnicas y económicas, elaboración y obtención de la financiación…”.

Proponía al presidente varios instrumentos financieros para realizar trabajos en aquel país. Se podía ocupar, por ejemplo, de “financiación bilateral: basada en créditos concesivos o créditos con el apoyo oficial a la exportación que otorgan los países donantes, fundamentalmente España”. También le ofrecía “financiación multilateral”, que procede de concesiones de “Instituciones Financieras Multilaterales, como el Banco Mundial, la Banca Interamericana de Desarrollo o los fondos de la Unión Europea”. Por último, también podría ayudarle mediante “financiación del mercado internacional por medio de créditos comerciales e instrumentos de financiación internacional y “seguro de crédito”. Le advertía, asimismo, de que el Gobierno español era más receptivo a determinados tipos de sectores, como los proyectos hospitalarios, educación, electricidad y agua.

Cartas similares fueron enviadas también a Evaristo do Espirito Santo Carvalho, jefe del Gobierno; María dos Santos Tebus Torres, ministra de Finanzas; y Mateus Meira Rita, ministro de Trabajos Públicos e Infraestructuras.

Contacto con un cónsul

En Sao Tomé, Jordi Pujol Ferrusola intentó penetrar valiéndose de contactos de su ‘comisionista’ en Gabón, Pierre Duró, que tenía excelentes contactos empresariales y políticos y a quien pagaba un 5% de los negocios que hacía en el país africano. Su intención era ‘asaltar’ también la República de Sao Tomé, para lo que Duró buscó a alguien con contactos en ese país. En uno de sus informes realizado en el verano de 2001, Jordi Pujol Ferrusola escribía: “Sao Tomé. (200.000 habitantes. Petróleo). Muchas cosas para hacer. ‘País nuevo’. Contacto: Gaston Brun, amigo de Pierre”. Gaston Brun era un empresario que oficiaba también como cónsul de Costa de Marfil en Sao Tomé. Curiosamente, este empresario fue uno de los mayores activistas de la región para que los gobiernos africanos de Gabón, Costa de Marfil y Sao Tomé reconociesen a la República de Kosovo

A continuación, plasmaba el número de teléfono y desgranaba su estrategia. El primer punto era “ganarse la confianza de los dirigentes políticos y ‘económicos’. Es la labor que hasta ahora ha hecho Gaston. Ej: enviar médicos y montar un despacho estilo Bruno”.

En otras palabras, lo que pretendía era situar a un empresario influyente en el país que pudiese ocupar un lugar privilegiado (a ser posible con cargo consular o similar) y poder tener línea directa con el Gobierno de Sao Tomé.

El segundo punto, del que se habrían de ocupar tanto Pierre Duró como Brun, era “analizar in situ la situación del país. Si este análisis es bueno, decidiremos sobre la conveniencia de enviar a alguien que quiera estarse, como mínimo un año (sueldo: en Sao Tomé, 10.000 francos franceses neto; en Barcelona, 15.000 francos franceses neto. En Sao Tomé, coche y casa pagados. Sueldos Pierre 50% y Jordi 50%. Coche y casa Gaston)”.

Enviar a alguien al país

El 4 de septiembre siguiente, Jordi enviaba un fax a Pierre Duró. “¿Habéis ido a Sao Tomé este verano con Bruno (sic)?¿Cómo están los temas? Quedamos en que a la vuelta de vuestro viaje nos haríais llegar un análisis del país y nos haríais saber si habéis identificado proyectos o temas para comenzar a trabajarlos. Dime algo. Al mismo tiempo, nosotros seguimos buscando ‘el chico’ para ir a Sao Tomé; es difícil”. Y quince días más tarde, volvía a enviarle un fax. “¿Cómo ha ido tu viaje con el médico a Sao Tomé este verano? Vale la pena llevar adelante lo que Gaston nos dice que se ha de hacer en Sao Tomé? Respecto a la persona que dice de enviar, como tú sabes, quien yo tenía pensado ha fallado. Ahora estoy buscando a alguien, no es fácil”.

Y el 22 de noviembre, un fax firmado al alimón por Jordi Pujol Ferrusola y Jordi Puig solicitaba: “Necesitamos los tratamientos y las direcciones de las personas de Sao Tomé para poder acabar de preparar las cartas. Quedamos a la espera de la información”. Unos días después, las misivas de presentación eran enviadas directamente al presidente de la república, al primer ministro y a dos ministros.

Cincuenta países. Ése era el alcance del dominio de Jordi Pujol Ferrusola a principios de esta década. En su imperio, pues, no se ponía el sol. Y así lo hacía constar oficialmente. En una carta de presentación que envió a Fradique Bandeira Melo de Menezes, presidente de la República de Sao Tomé, en noviembre de 2001, el hijo mayor de Jordi Pujol no regateaba alabanzas hacia su empresa y hacia lo que podía conseguir.

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