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El miedo al corralito evidencia los deberes sin hacer de la Generalitat en el sector financiero
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El papel del futuro Banco Central y asegurar los depósitos, en un limbo

El miedo al corralito evidencia los deberes sin hacer de la Generalitat en el sector financiero

Asegurar 100.000 euros por depósito tendría una coste muy alto para la nueva administración, que no ha sido calculado. Ni siquiera se menciona la necesidad de crear un Fondo de Garantía de Depósitos

Foto: El presidente de CaixaBank, Isidre Fainé, durante el acto de presentación de resultados de la entidad en 2014. (EFE)
El presidente de CaixaBank, Isidre Fainé, durante el acto de presentación de resultados de la entidad en 2014. (EFE)

Ironías del destino y de la economía global: tanto esperar el independentismo tanques por la Diagonal y al final han sido trailers cargados de billetes para prevenir un corralito tras el 27S los que han hecho su entrada por la emblemática avenida. En todo caso, el desliz del gobernador del Banco de España, Luis María Linde, al hablar de la posibilidad remota de un corralito en Cataluña ha puesto en evidencia a una Generalitat que quiere impulsar el independentismo pero tiene aún muchos deberes sin hacer en el sector financiero. Un sector clave porque que ocupa a más de 80.000 personas y supone cerca del 20% del PIB catalán según datos del Idescat, entendido como Actividades financieras, inmobiliarias, profesionales y de tecnología.

Linde ha intentado corregir el tiro. Pero quedan sobre la mesa los retos y los riesgos que debería asumir un sector financiero enorme. Sólo los activos de Banco Sabadell y CaixaBank suman más de 544.000 millones, 2,5 veces todo el PIB catalán. Por tanto, se repite el dilema de país pequeño, bancos grandes y todas las fragilidades financieras que ello conlleva. Como Holanda, como Irlanda o… como Andorra.

Se repite el dilema de país pequeño, bancos grandes y todas las fragilidades financieras que ello conlleva

Ante esta problemática el Consell Assessor de la Transició Nacional, organismo impulsado por la Generalitat, ha elaborado diversos informes, pero con notables carencias en el área financiera. Incluso en uno de ellos, no estrictamente financiero, como ya explicó El Confidencial, titulado “Internacionalización de la consulta y del proceso de autodeterminación de Catalunya” ya se avisó de que existía riesgo de corralito en caso de que no hubiese un acuerdo con el gobierno español. O lo que es lo mismo, Linde no fue el primero.

Sin embargo, los informes del Consell evitan afrontar cuestiones claves, como la problemática de los más de 200.000 millones en depósitos con los que cuenta Cataluña. En España, como en resto de Europa los depósitos están garantizados hasta 100.000 euros por cada titular.

Pues bien, la nueva Generalitat independiente sería la que debería garantizar depósitos por la cantidad de 100.000 euros, ya que se trata de una obligación estatal. Los depositantes podrían desconfiar de esta garantía si no hubiera reservas suficientes o no se constituyese un banco central, con lo que para estabilizar a las entidades debería aplicarse un corralito.

Asegurar 100.000 euros en cada depósito tendría una coste muy alto para la nueva administración. Un coste, por cierto, que no ha sido calculado. Ni siquiera se menciona la necesidad de crear un Fondo de Garantía de Depósitos. Si se nombra un “fondo de estabilidad”, que debería ser dotado por las entidades para “inyectar liquidez en el sistema en situaciones de emergencia”. Pero sería para compensar la falta de garantías colaterales que soportarían los bancos catalanes en una hipotética Cataluña independiente fuera de la UE.

Teórico Banco central

El Consell aboga porque haya un Banco Central de Catalunya. Incluso aunque Cataluña no formase parte en una primera fase de la UE. El modelo, aunque no se cita, parece ser Montenegro: país que no forma parte de la UE, pero que usa el euro y que cuenta con un banco central. Pero pretende crearlo con parte de las reservas en oro y en recursos propios del Banco de España y no explica de dónde saldrían los fondos en caso de inexistencia de acuerdo con el Gobierno español.

El modelo, aunque no se cita, parece ser Montenegro: país que no forma parte de la UE, pero que usa el euro y que cuenta con un banco central

El Banco Central de Catalunya tendría 86.300 millones de activos, según la proyección realizada en este informe del Consell Assessor de la Transició Nacional. Por tanto, ese futuro banco sería cuatro veces más pequeño que el actual Banco de España. Pero sin un acuerdo con el banco emisor no se explica cómo se podría constituir.

Esquema confuso

En otro de los informes, la confusión llega a su extremo. Como en el documento número 18, titulado “La viabilidad fiscal y financiera de una Catalunya independiente”, donde se considera que el Banco Central de Catalunya será el emisor de deuda pública de la Generalitat, algo que no pasa ni ahora, y que debería hacer la Dirección General del Tesoro, tal y como funciona en cualquier país.

Así se afirma hasta dos veces que una salida para problema de liquidez fiscal durante un período de transición del futuro país fuera de la UE y enfrentado con España sería “Emitir deuda pública por parte del Banco Central de Catalunya” (pag. 32 y 41).

Los miembros del Consell Assessor de la Transició Nacional no han cobrado por sus trabajos algo que la Generalitat ha proclamado con orgullo. Visto lo visto, quizá hubiese sido mejor que lo hiciesen. Y una buena alternativa habría sido colaborar con las entidades financieras, dado lo sensible que se ha demostrado este sector económico.

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Ironías del destino y de la economía global: tanto esperar el independentismo tanques por la Diagonal y al final han sido trailers cargados de billetes para prevenir un corralito tras el 27S los que han hecho su entrada por la emblemática avenida. En todo caso, el desliz del gobernador del Banco de España, Luis María Linde, al hablar de la posibilidad remota de un corralito en Cataluña ha puesto en evidencia a una Generalitat que quiere impulsar el independentismo pero tiene aún muchos deberes sin hacer en el sector financiero. Un sector clave porque que ocupa a más de 80.000 personas y supone cerca del 20% del PIB catalán según datos del Idescat, entendido como Actividades financieras, inmobiliarias, profesionales y de tecnología.

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