Los independentistas catalanes reclaman ahora la "invención del ajedrez moderno"
Tras reclamar las raíces catalanas de Cristóbal Colón y de Erasmo de Rotterdam, las tesis revisionistas de los independentistas afirman que las normas del ajedrez moderno son de origen catalán
Si la historia no interesa, se inventa otra que cuadre más con los propios deseos. Eso es lo que deben pensar algunos que intentan por todos los medios revisar la historia de la piel de toro y que incurren en muchas ocasiones en aberraciones puras y duras, que son jaleadas desde determinadas instancias oficiales. Es lo que pasa con los independentistas catalanes, algunas de cuyas teorías, además de reclamar que Cristóbal Colón era catalán, aseguran que Erasmo de Rotterdam era, en realidad, un hijo suyo que se camufló el nombre.
La última reclamación es la invención del ajedrez moderno. Según las tesis revisionistas de un grupo de 'expertos' independentistas, fue Francesc Vicent, de Segorb, un autor del siglo XV, quien creó las reglas del ajedrez moderno. Para ello, los revisionistas echan mano de unas declaraciones del excampeón ruso Anatoli Karpov, que acudió a Valencia en otoño pasado y se refirió a Vicent como el “verdadero inventor y normalizador” del ajedrez. Que ese autor fuese de Valencia es lo de menos: los independentistas consideran territorio propio el 'País Valencià'.
La tesis se expone en un libro que explica que las obras consideradas pioneras hasta ahora no cuentan, ya que el Manuscrito de Lucena, que era el escrito de referencia es, en realidad, “una traducción al castellano del tratado de Vicent”. Aunque los revisionistas reconocen que los orígenes del juego se ubican en la India en el siglo VI, sí afirman que la primera referencia occidental del mismo es también catalana: el conde Armengol I de Urgell dejó en herencia un juego de ajedrez en 1010 al monasterio de Sant Gil, cerca de Nîmes, en Francia (nuevamente, se trata de territorio catalán, puesto que esa comarca francesa, según los independentistas, forma parte de la Cataluña Norte). Casi tres siglos más tarde, llegaría el códice de Alfonso X el Sabio, de quien no se han encontrado, de momento, vestigios que lo vinculen a Cataluña.
Esta es una de las novedades del Institut Nova Història, un ente que trata de incorporar a la memoria colectiva los “descubrimientos” que van haciendo sus estudiosos. Y se produjo precisamente en puertas de la Segunda Universidad Nova Història, que tuvo lugar del 1 al 4 de agosto en la localidad leridana de Montblanc. La cita contó con “mesas redondas, presentaciones de libros, proyecciones de películas, música, ponencias y pruebas documentales sobre la falsificación de la historia de Cataluña”. Los precios no eran baratos: el curso completo costaba 180 euros; mientras que el que quería asistir tres jornadas debía pagar 160 euros, el que prefería dos, 140 y un solo día costaba 70. También se podían elegir determinados actos: asistir a una ponencia costaba 20 euros y a tres, 50. Los precios no incluían la estancia ni las comidas y cenas (que costaban a 13 euros cada una).
Becas para jóvenes
Los organizadores concedieron este año "becas para jóvenes", con la condición de que fuesen estudiantes de “Ciencias Sociales, Historia, Arte, Humanidades, Antropología y Geografía”, que tuviesen “entre 15 y 25 años” y con preferencia a los de las comarcas aledañas. Las becas consistían en “la asistencia libre a todas las ponencias, debates, mesas redondas, cine, comidas y, en el caso de estudiantes residentes fuera de Montblanc, también pernoctación”.
El programa se abrió con unas alocuciones de Josep Andreu, alcalde de Montblanc, Francesc Benet, vicepresidente del Consejo Comarcal, y Albert Codinas, presidente del Institut Nova Història. La conferencia inaugural corrió a cargo de Ramon Vinyes y por la tarde comenzó el gran programa: Lluís Maria Mandado presentó su libro El Quijote borró el Quixot (los independentistas sostienen que el Quijote es una obra de Miquel de Servent, que España se apropió y convirtió en Cervantes). Luego, Jordi Bilbeny pronunció la conferencia "Cómo se ha falsificado la historia de Cataluña. 1: el descubrimiento catalán de América". Àlex Sendra presentó otra ponencia bajo el significativo título de "El Siglo de Oro castellano fue escrito en catalán". Por la noche, más de lo mismo: emisión del documental La apropiación del Descubrimiento de América: ¿Una conspiración de Estado?, con un debate que contó con Bilbeny y el director del mismo, David Grau.
Durante los cuatro días que duró la Universidad se tocaron diversos temas. Pep Mayolas, por ejemplo, presentó la ponencia "Teresa de Ávila y Teresa de Cardona: a la búsqueda de Santa Teresa de Jesús". Porque los independentistas reclaman para sí la paternidad de la avilesa. Ese mismo autor presentó un día después su libro Erasmo y la construcción catalana de España. Enric Guillot desgranó sus teorías de las banderas catalanas en el descubrimiento de América para reforzar la tesis de la catalanidad de Colón y Pep Comajuncosa incidió en el tema cervantino con una ponencia bajo el lema "La lengua catalana y los errores lingüísticos de Cervantes".
Iván Giménez versó sobre "La Corona de Aragón y los reyes de la Tarraconense" y Dani de la Orden y Marc Pujolar presentaron el documental Desmontando a Leonardo. No hay que olvidar que el genio italiano es reivindicado como catalán por algunos de los “estudiosos” de la nueva historia.
La Universidad concluyó con una mesa redonda en la que participaron Carles Mora, exalcalde de Arenys de Munt, impulsor de la primera consulta independentista; la escritora Patricia Gabancho; el actor Toni Albà (conocido por su caracterización del rey Juan Carlos); el activista Xavier Joanpere, siendo todos ellos moderados por Albert Cortès, impulsor de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) de Tarragona.
Si la historia no interesa, se inventa otra que cuadre más con los propios deseos. Eso es lo que deben pensar algunos que intentan por todos los medios revisar la historia de la piel de toro y que incurren en muchas ocasiones en aberraciones puras y duras, que son jaleadas desde determinadas instancias oficiales. Es lo que pasa con los independentistas catalanes, algunas de cuyas teorías, además de reclamar que Cristóbal Colón era catalán, aseguran que Erasmo de Rotterdam era, en realidad, un hijo suyo que se camufló el nombre.