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La participación, el peso de Unió y el papel de Podemos, claves en el 27-S
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INCERTIDUMBRE ANTE LAS ELECCIONES

La participación, el peso de Unió y el papel de Podemos, claves en el 27-S

Pensando en el futuro, se pueden dibujar tres escenarios posibles: dos de los cuales permitirían a Mas apuntarse la victoria en las elecciones más inciertas

Foto: El presidente de la Generalitat y de CDC, Artur Mas (d), el presidente de ERC, Oriol Junqueras (i), el cabeza de lista, Raül Romeva (c), la número dos, Carme Forcadell (2d), y la número tres, Muriel Casals (Efe)
El presidente de la Generalitat y de CDC, Artur Mas (d), el presidente de ERC, Oriol Junqueras (i), el cabeza de lista, Raül Romeva (c), la número dos, Carme Forcadell (2d), y la número tres, Muriel Casals (Efe)

Si todavía no existe un infierno para los expertos en demoscopia el diablo ya sabe dónde puede copiarlo: en las elecciones al Parlament de Catalunya del 27-S. Dos listas de confluencia que antes no existían, una mayoría de cabezas de lista desconocidos, un debate sobre el carácter plebiscitario de los comicios, ausencia de programas de gobierno y grupos como Unió que se presentan por primera vez en solitario. Pero si es imposible hacer pronósticos, todavía habrá una cosa más difícil: saber si el presidente catalán Artur Mas ha ganado, ha perdido o ha empatado a los puntos.

La situación es tan caótica que hasta el propio Mas tuvo que fijar en 68 escaños la frontera de la victoria independentista en los comicios. Los 68 escaños son la mayoría absoluta en el Parlament. Y Mas ya dejó claro que los podía obtener la lista en la que él irá cuarto, 'Junts pel SÍ', o que podrían sumarse con el grupo de izquierda alternativa independentista las CUP.

Pensando en el futuro, se pueden dibujar tres escenarios posibles: dos de los cuales permitirían a Mas apuntarse la victoria en las elecciones más inciertas.

Escenario 1

La lista independentista de 'Junts pel SÍ' obtiene los 68 diputados. Victoria incontestable de la apuesta de Mas, que también contaría con el apoyo de unos cuatro diputados de las CUP. Con 72 parlamentarios, Mas se sentiría legitimado para impulsar una declaración unilateral de independencia, aunque estaría lejos de los 90, la mayoría reforzada de dos tercios que se exige para cambiar el Estatut. Se puede esperar que entre 'Junts pel SÍ' y las CUP sumen los 1,9 millones de papeletas que votaron SÍ-SÍ en la consulta del 9-N, acto sin valor legal pero con un indiscutible peso demoscópico.

Escenario 2

'Junts pel SÍ' sigue siendo la fuerza más votada pero se queda en 60 diputados, mientras que las CUP recogen los frutos de su trabajo en el Parlament y arrancan una decena de escaños. También aquí Mas se arrogará la victoria, pero será sutilmente diferente. Las CUP asumirán la tutela del proceso independentista. Aunque hay voces que abogan porque la formación no invista a Mas presidente por la política de recortes de la Generalitat, del todo contraria al ideario de las CUP, lo cierto es que en el pasado siempre que Artur Mas ha tenido problemas las CUP han acudido al rescate. Una salida sería abstenerse en el debate de investidura y dar así luz verde a un nuevo mandato de Mas en la Generalitat, poniendo las CUP una vez más la patria por delante de los intereses de clase.

Escenario 3

'Junts pel SÍ' y las CUP no suman juntos 68 escaños. ¿Puede pasar? Depende de la participación. Si es muy alta, los 1,9 millones de votos del independentismo en el 9-N no serían suficientes. Y en las últimas elecciones al Parlament la participación ya fue más elevada, un 67% que superaba el 42% de la consulta. No hay que decir que, en este escenario, Artur Mas habría perdido.

Curiosamente, la estrategia de Mas y Oriol Junqueras de intentar dar sentido plebiscitario a unas autonómicas juega en su contra. Cuanta más gente vote, en especial voto urbano, menos posibilidades tienen de conseguir sus objetivos, aunque la Ley d’Hondt favorezca a los grupos más votados. En las diez mayores ciudades de Cataluña el independentismo no fue la opción mayoritaria en las últimas municipales. En este escenario incluso se daría la ironía de que los tres diputados que pudiera sacar Unió serían los que en la práctica se cargarían el procés.

Múltiples factores de distorsión

Pero por las características de esta votación resulta muy difícil hacer pronósticos. La mayor parte de los cabezas de lista son poco conocidos. Los programas electorales, marginales. La lista de confluencia de Catalunya SÍ que es pot que encabeza el líder vecinal Lluís Rabell es un misterio, pese a contar con el apoyo de Podemos. Tampoco se sabe qué resultado puede obtener Unió, en la primera ocasión en que se presenta en solitario y, por tanto, cuantos votos restaría a la lista del independentismo.

Los rivales de Mas -tanto de los que se enfrentan al independentismo como los independentistas que consideran que sólo está mareando la perdiz- han inventado una nueva palabra: processista, para definir a quienes, más allá de lo realidad, se muestran ciertamente entusiasmados con todo lo que tiene que ver con el procés, por poco efectivo que sea el mismo.

Por tanto, el 27-S no acabará nada, sino que, lo más posible es que empiecen muchas cosas y que la fotografía completa sólo se tenga una vez que se hayan celebrado las generales.

Si todavía no existe un infierno para los expertos en demoscopia el diablo ya sabe dónde puede copiarlo: en las elecciones al Parlament de Catalunya del 27-S. Dos listas de confluencia que antes no existían, una mayoría de cabezas de lista desconocidos, un debate sobre el carácter plebiscitario de los comicios, ausencia de programas de gobierno y grupos como Unió que se presentan por primera vez en solitario. Pero si es imposible hacer pronósticos, todavía habrá una cosa más difícil: saber si el presidente catalán Artur Mas ha ganado, ha perdido o ha empatado a los puntos.

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