Artur Mas ofrece a la “sociedad civil” que confeccione la lista única para el 27-S

La nueva etapa en que ha entrado Cataluña ha acelerado la política de la comunidad de cara a las elecciones del próximo 27 de septiembre. Tanto el presidente de la Generalitat, Artur Mas, como el líder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Oriol Junqueras, han puesto ya sobre la mesa sus primeras cartas y han reclamado una candidatura propia “lo más amplia posible” de cara a esas elecciones. [Directo: las elecciones catalanas, al minuto]

Pero es Mas el que ha comenzado a mover ficha y ha comenzado a coser los flecos de sus propuestas. Tanto es así que ayer mismo, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Òmnium Cultural y la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI) le pidieron una reunión para conocer de primera mano sus propuestas concretas de la candidatura unitaria a “lista de país”. Y a mediodía, el president se reunía con los representantes de esas organizaciones. O sea, un tiempo récord para recibir a alguien y, además, en el día en que remodela el Gobierno y nombra nuevos consejeros.

Mas ha dado la sorpresa con una cabriola política que representa un salto más en su estrategia y que subraya su habilidad en esta materia: ha ofrecido a las entidades convocadas que confeccionen ellas mismas una “lista de país” en la que él, evidentemente, podría entrar como candidato a la presidencia.

Llamamiento a la sociedad civil

El pasado sábado, Artur Mas había realizado un llamamiento a que las entidades de la sociedad civil se sumasen a una lista común donde podría estar él. En la reunión de ayer, Mas explicó a sus interlocutores su hoja de ruta e insistió en que es preciso tener un solo objetivo: lograr independencia, desoyendo los cantos de sirena que reclaman priorizar el eje social de las políticas. Su teoría es que Cataluña no podrá abordar cambios en su estructura social hasta que no tenga plenas competencias y éstas sólo se consiguen con la independencia.

No es baladí la propuesta de Mas, sino que va cargada de intención y mata dos pájaros de un tiro. Por un lado, el encargo a las organizaciones de la sociedad civil puede dejar a Esquerra, que también pretende el paraguas de esas entidades, al margen de las mismas. Y, con ello, resta fuerza al llamamiento que hizo Oriol Junqueras la semana pasada, pretendiendo que ANC, Òmnium y AMI sean entidades comodín tanto de Convergència como de ERC.

Neutralizar la fuga de votos

Por otro lado, con este posicionamiento, el president subraya el carácter plebiscitario de las elecciones de septiembre pero también intenta hacer frente a las críticas de los partidos que reclaman más eje social y menos identitario en las propuestas de los partidos. El objetivo es neutralizar la fuga de votos hacia fuerzas emergentes, que le restan fuerza al bloque soberanista, como se ha visto en las últimas municipales.

Bajo estos parámetros, Artur Mas pidió a las organizaciones que han estado a su lado durante los últimos años el apoyo para formar parte de esa lista unitaria. Lo que el president les dijo es que está recibiendo “muchas peticiones” para que intente hacer una lista única en las próximas elecciones. Sus interlocutores le correspondieron con los mismos argumentos: también reciben “muchas peticiones para que haya una lista amplia del sí”. Los representantes de las organizaciones convocadas, que de momento mantienen los actos convocados hasta septiembre, se han dado un plazo de quince días para responderle.

En realidad, la ANC, Òmnium y la AMI tiene un problema encima de la mesa: Oriol Junqueras también reclama una lista única soberanista, aunque de marcada tendencia de izquierdas para contraponerla a la de Artur Mas. Fuentes de ERC aseguraron a El Confidencial que ello “no significa dividir el voto independentista, al revés. Hay gente de izquierdas que es independentista pero que no votaría nunca una lista con Artur Mas porque le parece de derechas. En ese caso, nos tiene a nosotros para darnos su apoyo”.

En esta partida, sin embargo, Mas ya ha realizado los primeros movimientos. A partir de ahora, no dará descanso a sus oponentes políticos. Le quedan tres meses de iniciativas que intentarán poner contra las cuerdas a sus rivales. Y en esa táctica se ha convertido en todo un maestro.