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Jordi Pujol Jr. “olvida” si abrió una cuenta en Suiza y niega mover dinero por paraísos
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“ARTUR MAS ES ÍNTIMO AMIGO MÍO”

Jordi Pujol Jr. “olvida” si abrió una cuenta en Suiza y niega mover dinero por paraísos

Dinamizador cultural, loco por los coches de lujo y emprendedor modelo. Esta es la conclusión que cualquiera sacaría de la comparecencia de Jordi Pujol Ferrusola ante

Foto: ordi Pujol Ferrusola, hijo mayor del expresidente de la Generalitat. (EFE)
ordi Pujol Ferrusola, hijo mayor del expresidente de la Generalitat. (EFE)

Dinamizador cultural, loco por los coches de lujo y emprendedor modelo. Esta es la conclusión que cualquiera sacaría de la comparecencia de Jordi Pujol Ferrusola ante la Comisión Pujol ayer por la tarde. Son sus propias definiciones. Pero una pausada observación de su relato desmonta esa falsa impresión: el hijo del expresidente de la Generalitat combinó verdades, medias verdades, mentiras y cintas de vídeo durante su comparecencia. ¿Por qué cintas de vídeo? Se permitió la desfachatez de regalar al presidente de la comisión un CD con la grabación íntegra de la comida de La Camarga entre Alicia Sánchez-Camacho y su exnovia Victoria Álvarez. Un gesto que dejaba patente su conocida soberbia.

Pujol Ferrusola pecó de altivo durante toda la sesión. Dejó patente que es poco menos que un patriota y que los malos eran los diputados que le interrogaban, aunque el único imputado por fraude fiscal y blanqueo de dinero en la sala parlamentaria era precisamente él. Fueron cuatro horas y media de comparecencia, donde dio muchos datos pero poca información. Además, defecto de familia debe ser, corto de memoria. Su detallismo de operaciones de hace década y media contrasta con imperdonables olvidos. Por ejemplo, fue tan osado como para afirmar ante toda una comisión de investigación que “no soy consciente de haber abierto nunca una cuenta del HSBC. No sé si tienen siquiera mi firma”. Como si hubiese abierto tantas cuentas en Suiza que le fuese imposible acordarse de la de ese banco en concreto.

 Fueron cuatro horas de comparecencia, donde dio muchos datos pero poca información. Además, defecto de familia debe ser, corto de memoria

Después de que El Confidencial publicase su nombre por haber tenido cuenta abierta entre el 3 de mayo de 1994 y el 2 de febrero de 1995 sólo recurrió a una maniobra de distracción: “A través de amigos comunes contacté con otros diarios que tenían la lista, porque no me fío de los de España.Le Monde me pasó una nota donde constaba sólo que yo era representante de una empresa de mármoles, lo que puede ser. Pero no salía, como dijo la prensa española, la dirección de la calle Ganduxer ni los nombres de los beneficiarios, que no se corresponden con mis hijos. Ni salía la dirección del Palau de la Generalitat, como se dijo posteriormente”. Lo que no dijo es que Le Monde le pasó una parte de la información (que, por otro lado, ya había salido publicada) y que, al no ser un personaje público en el país vecino, no le prestaron atención. Más desfachatez, imposible.

La comparecencia dio para mucho más, gracias al descaro del personaje. Aseguró que no tenía dinero en el extranjero y que los 32,4 millones de euros que el juez Pablo Ruz investiga en forma de inversiones por 13 países y varios paraísos fiscales eran en realidad sólo 8 millones que él tenía depositados en el BBVA de Barcelona y “fue el banco quien los movió por paraísos, no yo. Yo no sabía dónde los llevaba el banco”. También aseguró que jamás trabajó con empresas que recibían adjudicaciones públicas en Cataluña para no poner en aprietos a esas empresas ni a su padre. “No cobré nunca de ningún adjudicatario de obra pública. El riesgo era para mi padre y yo no tengo ningún derecho a reventar el legado de mi padre. Jamás utilicé mis contactos ilícitamente para trabajar con la Administración pública y lo hice para proteger a mis amigos y a mi padre”, aseguró en varias ocasiones.

Miedo al corralito

El colmo de la desfachatez, sin embargo, fue cuando aseguró que era cierto que, con todo, sí había abierto cuenta en el paraíso fiscal de Luxemburgo junto a su mujer. ¿Por qué? “Hubo un momento de pánico, en que creímos que a España iba a llegar el corralito y por eso nos llevamos un dinero fuera, por lo que pudiera pasar. Lo hicimos en ese momento porque si lo hacíamos más tarde podrían haber puesto problemas al pensar que los fondos provenían de blanqueo de dinero. Lo hicimos por si llegaba el desastre”. En otras palabras, era seguir la senda del abuelo Florenci, que les escondió la hucha en Andorra. Ya se sabe que familia precavida vale por dos.

Jordi Pujol Ferrusola afirmó ante la comisión que nunca había utilizado su apellido para hacer negocios. “Muchos amigos con los que hice negocios me conocían, pero nunca ligué temas públicos con sus empresas. La gran mayoría de mi actividad económica, el 90%, pasa fuera de las fronteras de Cataluña y de España. Porque si dices Pujol, no pasa nada, pero al decir el segundo apellido es la leche. La persecución del ‘dicen, dicen, dicen’, al final, se queda en nada, pero a mí me perjudica mucho. De ahí que ahora, cuando emprendo algunos negocios, lo hago con otro nombre. Por ejemplo, estoy intentando hacer unos negocios en Mauritania, pero he dado otro nombre por si acaso”.

Júnior, como se le conoce en círculos empresariales y financieros de Cataluña, dejó en mal lugar a Artur Mas, presidente de la Generalitat, que los últimos meses ha querido marcar distancias con el clan Pujol y da a entender que casi ni los conoce. “Artur Mas es muy amigo mío. No tenemos por qué llamarnos cada día o ir a comer muchas veces. Tengo amigos íntimos a los que veo sólo una o dos veces al año. Y el president es amigo íntimo. No necesito saber si está pensando en mí. Sé que cuando lo necesite se me pondrá al teléfono o responderá a mi carta o me recibirá”, aseguró. Cuando la oposición le fue haciendo ver que Mas decía lo contrario, cambió su versión. Eso sí, estrambóticamente: “Si Artur Mas considera que nuestra amistad no es de intimidad, puede ser. Yo lo aprecio muchísimo y si un día necesita algo, tiene mi mano. De todos modos, la intimidad intelectual o espiritual es lo que yo entiendo por amistad íntima. Y no necesito ir a comer con esa persona todos los días o ir a jugar a los bolos”.

Admitió también el dinamizador económico (como reiteradamente se definió) que ingresó casi 22,4 millones de euros entre 2004 y 2013 y pagó 7,5 millones a Hacienda, ya fuese en concepto de Impuesto de Sociedades o de IRPF. Incluso alardeó de que muchos contratos de abultada factura que hacía fueron ejecutados tras un contrato verbal, sin papeles por en medio. Pero nada más. ¿Cómo gestionó la fortuna familiar? ¿Cómo se ha enriquecido hasta amasar la fortuna que tiene? ¿Se aprovechó de la Administración para cobrar comisiones? ¿Era el conseguidor? ¿Dio un pelotazo de cinco millones con una empresa con la que logró un permiso para un vertedero? ¿El dinero que la familia escondía en Andorra provenía de cuentas en Suiza? ¿Cómo montó una red de empresas su testaferro de Londres? ¿Abrió cuentas en las Islas del Canal o en otros paraísos fiscales? Muchas preguntas en el aire y muy pocas respuestas. O una sola: se responderán después del 26 de marzo, día en que ha sido citado por la titular del juzgado de instrucción número 31 de Barcelona. Veremos si entonces tiene más memoria que ayer.

Dinamizador cultural, loco por los coches de lujo y emprendedor modelo. Esta es la conclusión que cualquiera sacaría de la comparecencia de Jordi Pujol Ferrusola ante la Comisión Pujol ayer por la tarde. Son sus propias definiciones. Pero una pausada observación de su relato desmonta esa falsa impresión: el hijo del expresidente de la Generalitat combinó verdades, medias verdades, mentiras y cintas de vídeo durante su comparecencia. ¿Por qué cintas de vídeo? Se permitió la desfachatez de regalar al presidente de la comisión un CD con la grabación íntegra de la comida de La Camarga entre Alicia Sánchez-Camacho y su exnovia Victoria Álvarez. Un gesto que dejaba patente su conocida soberbia.

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