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Un íntimo de Pujol se lucra con el cava por el boicot soberanista a Freixenet y Codorníu
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SUMARROCA SACA JUGO A LA FIEBRE INDEPENDENTISTA

Un íntimo de Pujol se lucra con el cava por el boicot soberanista a Freixenet y Codorníu

A Freixenet y Codorniu, les ha salido un competidor dentro del territorio catalán. Hay círculos soberanistas que piden su boicot al considerarlos "unionistas”

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Los grandes productores de cava catalanes lo tiene cada año más crudo. El proceso independentista supuso un freno a las ventas de este producto en algunas zonas del resto de España merced a una absurda campaña identitaria que pretende boicotear cualquier producto elaborado al este del río Ebro. Pero a las dos grandes marcas, Freixenet y Codorníu, les ha salido también un competidor dentro del territorio catalán. Es más: hay círculos soberanistas que piden el boicot al cava de estas dos compañías porque consideran que son “unionistas”.

Josep Lluís Bonet, presidente de Freixenet y de las Cámaras de Comercio de España, reconoció estas navidades que existe un boicot contra su compañía, aunque matizó que no consideraba que tuviese una “gran incidencia”. En unas jornadas en Murcia, Bonet reconoció esta semana que el problema catalán existe y que es necesario “buscar una solución a un problema que hay que resolver por el bien de todos”. Bonet fue uno de los empresarios catalanes que se posicionó públicamente contra la independencia y a favor del diálogo entre administraciones. De hecho, ha repetido en incontables ocasiones que Cataluña es parte de España y así debe seguir siendo.

Elena Ribera, diputada de Convergència i Unió (CiU), fue la primera en dar la nota discordante: tras el anuncio de Freixenet cuyo lema es “Por los próximos 100 años juntos”, el pasado 26 de noviembre tuiteó un eslogan preocupante: “Freixenet, buscando no perder cuota de mercado, brinda por 100 años juntos. Acaba de perder dos millones de consumidores catalanes… potenciales”. Ribera entendía que la empresa se refería con “juntos” a Cataluña y España.

Esta diputada fue la misma que hace unos años también fue “traicionada” por su subconsciente y dejó caer en un discurso: “Hay mucha oveja en este pueblo que busca un pastor (…) La gente cree que el problema son los recortes y la crisis. Lo es, pero bienvenida sea esta crisis, porque ha hecho aflorar el sentimiento catalán”.

El mismo día y ante el revuelo causado, Ribera se disculpó por su desafortunado tuit, pero lo cierto es que la campaña está en la calle. Es más, los independentistas ya tienen un nuevo líder en cuanto a espumosos se refiere: el cava de la Independencia, elaborado en las bodegas Sumarroca.

No es casualidad: Carles Sumarroca, el propietario de esta compañía, es íntimo amigo del expresidente Jordi Pujol y fue uno de los fundadores de Convergència. Además, su esposa, Núria Claverol, fue socia de Marta Ferrusola en la empresa Hidroplant. Desde los años 80, las empresas de Sumarroca, con Pujol como president, comenzaron a recibir suculentas adjudicaciones de obras, hasta el punto de convertir a Emte en una de las compañías de referencia de la obra pública catalana. Igual suerte corrió Teyco, otra de las firmas de la saga familiar de Sumarroca, que legó a vender viviendas a los hijos de matrimonio Pujol Ferrusola. Ambos prohombres unieron también sus intereses en el diario El Correo Catalán, en el que compartieron accionariado. De hecho, Sumarroca es considerado el verdadero empresario del régimen pujolista, el que más beneficiado resultó con las adjudicaciones de la Administración en manos de Convergència.

placeholder Jordi Pujol y Marta Ferrusola. (Efe)

Negocios con los hijos de Pujol

A finales de los años 90, Sumarroca amplió su imperio al sector de las energías limpias. Eran los tiempos en que el Gobierno de Pujol comenzaba a adjudicar licencias de parques eólicos. Su amigo de batallas creó empresas no sólo explotadoras de parques, sino otras no menos importantes: las que elaboraban los informes medioambientales que habían de justificar esas licencias.

En esa etapa, Sumarroca compró una pequeña sociedad, Entorn SL, propiedad de Pere Pujol Ferrusola, hijo del president. El empresario mantuvo en la compañía al vástago de Pujol como director y la empresa siguió recibiendo multitud de peticiones de informes medioambientales. El negocio fue total; entre Entorn y Codema, otra consultoría propiedad de Sumarroca, se hicieron con el negocio de los informes ambientales de parques eólicos catalanes. Casi la mitad de los mismos eran encargados a estas dos sociedades, con lo que se esperaba que la Administración fuese más flexible. Normalmente, cada parque eólico recurría a una compañía diferente para el informe, pero las buenas conexiones de Entorn y Codema las situaron como las empresas preferidas del sector.

Sumarroca llegó el año pasado a un acuerdo con la Plataforma per la Llengua, una de las entidades más subvencionadas de Cataluña, para poner en la calle el cava per la llengua (cava por la lengua), presentado como una iniciativa solidaria y cuya etiqueta es la reproducción de una litografía del artista Antoni Tàpies. Esta litografía mide 50 por 41 centímetros y Tàpies autorizó la venta de 60 ejemplares firmados por él a un precio de 2.200 euros más IVA. Para los socios de la Plataforma, el precio de venta es de 2.000 euros más IVA. De momento, no se han vendido todavía todas las litografías.

Las botellas se ponen en la calle al precio de 7,95 euros, de los que 1,39 euros van directamente a la Plataforma per la Llengua para impulsar campañas a favor del catalán. Este cava se puede encontrar en la cadena de supermercados Esclat-Bon Preu y en un total de 91 tiendas de comestibles repartidas por toda Cataluña. Según los organizadores de la campaña, el espumoso es un brut reserva elaborado con uvas macabeu, xarello, parellada y chardonnay, con una crianza de 30 meses. En el 2013 comenzó una tímida campaña de venta de este cava para conmemorar los 20 años de la creación de la Plataforma per la Llengua. El éxito de esa primera campaña hizo que repitiese este año la experiencia, aunque no han hecho público el número de botellas que se distribuyen en el mercado.

Los grandes productores de cava catalanes lo tiene cada año más crudo. El proceso independentista supuso un freno a las ventas de este producto en algunas zonas del resto de España merced a una absurda campaña identitaria que pretende boicotear cualquier producto elaborado al este del río Ebro. Pero a las dos grandes marcas, Freixenet y Codorníu, les ha salido también un competidor dentro del territorio catalán. Es más: hay círculos soberanistas que piden el boicot al cava de estas dos compañías porque consideran que son “unionistas”.

Marta Ferrusola Jordi Pujol
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