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el president firma la ley de consultas

Mas da jaque a España

Mas ha desafiado finalmente al Gobierno rubricando la Ley de Consultas aprobada hace ocho días por el Parlament, y firmando públicamente el decreto por el que se convoca el referéndum

Foto:  Artur Mas, durante la firma del decreto de convocatoria de la consulta. (Efe)
Artur Mas, durante la firma del decreto de convocatoria de la consulta. (Efe)

Solemne, épico e intencionadamente simbólico. Así se mostró esta mañana el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en la firma del decreto de convocatoria del referéndum del 9 de noviembre. A las 10.15 de la mañana se publicaba, extraordinariamente, la Ley de Consultas aprobada el 19 de septiembre en el Diario Oficial. Jamás se había publicado un decreto en fin de semana. Y qué mejor ocasión como para romper esa tradición. Y más simbolismo: Artur Mas repite hasta la saciedad que él es el presidente número 129 de la Generalitat de Cataluña. El decreto de convocatoria lleva, simbólicamente, el número 129/2014.

Fue un acto en el que ordenó estar arropado porque era un “acto de país” o un “acto de Estado”. Y allí se encontraban la presidenta del Parlamento, Núria de Gispert, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, y el Gobierno catalán en pleno. Pero también Carles Viver Pi-Sunyer, presidente del Consejo Asesor para la Transición Nacional, y Joan Rigol, presidente del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, aunque protocolariamente estos dos últimos no tienen hueco oficial. Igual que la presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Carme Forcadell, y de Òmnium Cultural, Muriel Casals. Quienes sí tienen cabida protocolaria, en cambio, son el presidente de ERC (y jefe de la oposición en el Parlament), Oriol Junqueras, y los diputados de la CUP David Fernández y Quim Arrufat. Y luego comparecieron también las cúpulas de ERC y de CiU, con la excepción de Josep Antoni Duran Lleida. Faltó, sin embargo, la dirección de ICV, la gran ausente del acto.

Dos o tres centenares de personas en la plaza de Sant Jaume, convocados por ANC y Òmnium, arroparon también el acto solemne del interior de la Generalitat, aunque éstos portaban banderas esteladas y una gran pancarta con el lema Independència.

Tras la protocolaria firma, Mas realizó una declaración institucional en catalán, castellano e inglés. “Este decreto es un homenaje a vosotros, los ciudadanos que os habéis movilizado, que lo habéis apoyado y que lo habéis hecho posible. Y es el reto que ponemos en vuestras manos para que elijáis vuestro futuro. Hay una cosa clara: este decreto representa un antes y un después en la larga, muy larga historia de Cataluña”.

El president lanzó un mensaje a los españoles: “Los catalanes queremos votar. Queremos decidir. Cataluña quiere decidir pacíficamente su futuro. Pero no olvidamos que tenemos lazos profundos con España. Tenemos una historia en común, pero en democracia debemos resolver los retos con más democracia. No debemos tener miedo a las urnas. Somos 7,5 millones de personas de orígenes muy diversos y ésta es la Cataluña que quiere votar”.

El movimiento de hoy activa de inmediato los planes preparados por el Gobierno de España para declarar la inconstitucionalidad del referéndum del 9-N. Así, está prevista para el lunes la convocatoria urgente deun Consejo de Ministros extraordinarioy la presentación de un recurso ante el Tribunal Constitucional. Además, hoy mismo la Comisión de Subsecretarios pedirá al Consejo de Estado un dictamen, que ya estaría preparado, paraagilizar los trámites.

Mas pone así punto y seguido en una guerra de nervios que ha duradomás de una semanay en la que el presidente catalán ha tratado de ganar tiempo para que durante unos días la consulta soberanista no sea formalmente declarada inconstitucional, ya que habrá que esperar a que el TC se pronuncie a partir del martes de la próxima semana.

La vicepresidenta del Gobierno,Soraya Sáenz de Santamaría, ha insistido en que una vez que el Gobierno recurra ambos asuntos ante el Constitucional, la consulta y la Ley quedarán paralizadas automáticas, pues así lo solicitará el Ejecutivo y así se recoge constitucionalmente.

El acto populista

En su alocución Mas no olvidó recalcar que le respaldan detrás el “consenso social, consenso político, la búsqueda del diálogo y el respeto a la ley”. Criticó, así, a los que se unen sólo “para decir que no a todo, los que hacen de todo para no dejar hacer nada”. Y subrayó: “Nosotros hemos estado abiertos a pactar la pregunta. Y todavía estamos abiertos a pactar las condiciones de la consulta, frente a los que se escudan en la legalidad para no dejar hacer nada.

Y zanjó: “Yo respeto las leyes. Y bajo los consensos sociales, políticos, búsqueda de diálogo y respeto a las leyes, firmo este decreto para que los ciudadanos de Cataluña puedan elegir libremente su futuro. Y la convocatoria está basada en la Ley de Consultas, una ley plenamente constitucional y estatutaria, que deja que la Generalitat pueda ejercer la iniciativa legal que le toca”.

¿Y qué pasó luego? Más simbolismo: Artur Mas salió del Palau a tocar gente, a hablar con los concentrados en la plaza Sant Jaume. Un acto más populista que protocolario. Más demagógico que institucional. Y ahí se sometió a los aplausos y a los gritos de independencia. Aunque tuvo tiempo para valorar y valorarse: “Estoy con los pies en el suelo. La mejor forma de escuchar a esta gente es sin demagogia y en las urnas”.

Hubo, sin embargo, mucho protocolo y mucha épica en el acto, que tiene su importancia por el hecho de que es la primera vez que un presidente de la Generalitat convoca un referéndum similar. Este solo hecho es, ya de por sí, histórico y en esa circunstancia excepcional reside únicamente su importancia. Lástima que sea inocuo, porque todos los presentes sabían que, jurídicamente, el proceso se acabará la semana que viene, cuando el Gobierno español interponga recurso ante el Tribunal Constitucional. Si éste lo admite, la convocatoria queda automáticamente anulada y el referéndum se va al garete.

Y no hay más cera que la que arde. Todo lo demás que haya hecho el Gobierno catalán y las administraciones públicas catalanas (léase ayuntamientos) será papel mojado. Todos los fondos públicos enterrados en el proceso se habrán perdido, volatilizado. Habremos gastado alegremente dinero de todos para nada: se pusieron los bueyes delante del carro y ahora el carro no empuja a los bueyes.

Pero hay una cosa que no debe pasarse por alto: desde el Gobierno y desde CiU se comienza a lanzar el mensaje: “Artur Mas ha cumplido”. Otra cosa es que jurídicamente no pueda ir más allá. “Pero los pactos se han respetado al milímetro. Todo lo que firmamos se ha llevado a la práctica: desde la convocatoria de elecciones hasta la creación de estructuras de Estado pasando por la generación de consenso, la creación del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, la fecha y la pregunta de la consulta, la Ley de Consultas… y la convocatoria. Nadie puede decir que Artur Mas no ha cumplido”, dice a El Confidencial una fuente de la dirección de CiU.

Un censo ‘no referendario’

Artur Mas no ha dejado nada al azar. En realidad, el proceso ha sido tutelado milimétricamente. Tanto que ayer mismo viernes, el Gobierno legalizó el instrumento esencial para realizar la consulta: la elaboración de una base de datos que se pueda utilizar, puesto que no puede echar mano del censo electoral de unas elecciones normales.

Así, a través de la Vicepresidencia, dictó los parámetros del “registro de participación en consultas populares no referendarias” y creó el fichero de Peticiones y Consultas Electorales. Este fichero se nutre de los datos del Registro de Población de Cataluña, del Registro de Catalanes y Catalanas en el Exterior y “de otros registros públicos determinados por las reglas específicas de la convocatoria, de acuerdo con la normativa de protección de datos”.

Los datos que integran este censo incorporan la “provincia, comarca y municipio de inscripción en Cataluña, nombre y apellidos, número de DNI/ pasaporte/NIE, dirección postal, dirección electrónica, teléfono, lugar y fecha de nacimiento, nacionalidad, sexo, nivel de estudios y “cualquier otro dato territorial de inscripción que pueda ser necesario para participar en una consulta popular no referendaria”.

En realidad, el Gobierno pidió hace unos meses a los ayuntamientos catalanes que le enviasen su padrón municipal para elaborar ese fichero (ver noticia: ), ante la imposibilidad de poder contar con el censo sanitario. Pero algunos municipios se negaron y en otras ocasiones, los ciudadanos que llevaron el tema a los tribunales obtuvieron fallo favorable a que su nombre fuese borrado de dichos censos. El listado que salga de ese fichero, pues, adolecerá de muchas lagunas… a no ser que se obtengan los datos por otro lado, lo que podría ser ilegal.

Solemne, épico e intencionadamente simbólico. Así se mostró esta mañana el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en la firma del decreto de convocatoria del referéndum del 9 de noviembre. A las 10.15 de la mañana se publicaba, extraordinariamente, la Ley de Consultas aprobada el 19 de septiembre en el Diario Oficial. Jamás se había publicado un decreto en fin de semana. Y qué mejor ocasión como para romper esa tradición. Y más simbolismo: Artur Mas repite hasta la saciedad que él es el presidente número 129 de la Generalitat de Cataluña. El decreto de convocatoria lleva, simbólicamente, el número 129/2014.

Artur Mas Mariano Rajoy
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