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Oriol y Jordi 'Junior' capitaneaban el poder político y los negocios del clan de los Pujol
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EL HIJO MEDIÁTICO Y EL HIJO POLÉMICO

Oriol y Jordi 'Junior' capitaneaban el poder político y los negocios del clan de los Pujol

Oriol siguió los pasos de su padre y entró en CDC, de la que ha salido forzosamente hace unos días salpicado por turbios asuntos; 'Junior' es el más polémico: trabajó para Lluís Prenafeta y allí estuvo a las órdenes de Artur Mas

Foto: A la izquierda, Marta Ferrusola y Jordi Pujol. A la derecha, su hijo Oriol, durante una misa de Sant Jordi. (Efe)
A la izquierda, Marta Ferrusola y Jordi Pujol. A la derecha, su hijo Oriol, durante una misa de Sant Jordi. (Efe)

Cinco de octubre de 1999. El entonces presidente de la Generalitat Jordi Pujol pronuncia una frase famosa: “El dinero que pido es para Cataluña. Yo ya tengo a mis hijos colocados”. En aquel momento, la oposición reclamaba más transparencia y que el Gobierno de la Generalitat aclarase los supuestos favoritismos a familiares del president. Lo de que estaban colocados era verdad. Colocadísimos, y cobrando en muchas ocasiones del erario público.

La familia Pujol Ferrusola siempre ha vivido a la sombra del poder. A comienzos de los 90, Jordi Pujol Ferrusola era colado de rondón en los viajes oficiales que su padre hacía al extranjero. Siempre negó esa evidencia y cuando fue cazado, el hijo listillo reivindicó su derecho a viajar con la Administración porque era representante de varias firmas catalanas que querían hacer negocio en el exterior. Nunca se avino a dar el nombre de esas empresas. En 1997, otros dos hijos de Pujol dieron que hablar: Marta y Pere engrosaron la comitiva del president al Cono Sur de América. La Generalitat, de nuevo, justificó esa inclusión y se negó a dar más explicaciones.

Su hijo más mediático, no obstante, es Oriol Pujol Ferrusola, el que siguió sus pasos en la política y que hace escasas semanas renunció a sus cargos de secretario general de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y de diputado en el Parlamento autonómico. Los negocios se cruzaron el la carrera de Oriol y acabaron por hundirlo

placeholder Oriol Pujol, en 2011, junto a sus padres, Jordi Pujol y Marta Ferrusola. (Efe)

Según las investigaciones policiales, el que era hombre fuerte de Convergència llegó a pedir 30.000 euros a un pequeño grupo de empresarios (liderados por su amigo y compañero de clase Sergi Alsina) para hacer una ley de Seguridad Industrial (o sea, un mapa de las ITV) a medida, donde sacasen tajada todos. Por si fuera poco, tramaban la creación de una empresa para hacerse con concesiones de la Generalitat que les supondrían un “chorro de dinero” durante los años posteriores, simplemente redactando informes de sostenibilidad ambiental que querían implantar obligatoriamente en todas las viviendas de Cataluña.

No se quedó ahí la cosa: mientras Oriol, teóricamente, trataba desde el Parlamento autonómico retener industrias, su íntimo amigo, Sergi Alsina, a través de su empresa Alta Partners, cobraba por asesorar a las multinacionales a deslocalizarse fuera de España. En total, esta compañía medió –y cobró alrededor de 10 millones de euros por ello– en las tres grandes deslocalizaciones que tuvieron lugar en la primera legislatura de Artur Mas: la de Sharp, la de Yamaha y la de Sony. Anna Vidal, esposa de Oriol Pujol, trabajaba para Alta Partners y cobraba un porcentaje de todos los negocios. Paradojas de la vida: el marido tenía que cobrar porque se quedasen y la esposa, porque se fuesen. A eso se le llama hacer pleno.

La Policía investiga actualmente una casa que el hijo político de Pujol tiene en la comarca de la Cerdanya, junto al Pirineo. De hecho, esa vivienda se la hizo un constructor local juntamente con la de su amigo Alsina, que está al lado. Cuando llegó la crisis del ladrillo, el constructor los dejó colgados y, tiempo después, Oriol pudo acabarla porque su esposa utilizó la herencia que le dejó su padre para pagar la finalización.

Utilizaron su nombre en vano

Oriol siempre ha defendido su inocencia y aseguró que su nombre fue utilizado por un grupo de empresarios sin él saberlo y para darse importancia, aunque de las conversaciones telefónicas grabadas se desprende que él estaba perfectamente al tanto de los intereses del grupo de amigos y facilitaba sus negocios. La Policía controló también varias cenas y comidas donde Oriol participó con algunos de los principales.

Por si fuera poco, él fue quien hizo que la Generalitat contratara a Josep Tous, presidente de la sectorial de Industria de CDC, como mediador para realizar un nuevo reparto de estaciones de ITV. Se daba la circunstancia, sin embargo, de que Tous cobraba de la Generalitat y de los empresarios que querían sacar tajada de ese reparto. Oriol también puso a Tous como coordinador general de la Diputación de Barcelona, cargo en el que duró sólo unos días porque la Policía lo detuvo como consecuencia de las investigaciones del caso ITV.

El hijo más polémico de la saga, sin embargo, es Jordi Pujol Ferrusola. Sus inicios en los negocios se remontan a cuando tomó una participación del 3% en la empresa Hidroplant, de la que también era accionista su madre Marta Ferrusola. Marta Pujol Ferrusola tomó, asimismo, otra participación del 3%.

La larga mano de Prenafeta

A finales de los 80, Jordi Pujol hijo fue fichado por Lluís Prenafeta, mano derecha de Jordi Pujol en la Generalitat, para su empresa familiar, Tipel, una de las peleteras más importantes de Cataluña. Allí, Jordi Pujol Ferrusola, Júnior como se le comenzaba a conocer, estuvo a las órdenes de otra joven promesa fichada por Prenafeta: Artur Mas, responsable de la expansión internacional del grupo.

Y parece ser que fue ahí donde comenzó a aprender a dar pelotazos. Cierto que en los 90 estuvo incluso arrestado por la suspensión de pagos, por ejemplo, de Hot Line Computer, un negocio fallido. De ahí que luego desapareciese como por arte de magia de los registros públicos: jamás volvió a tener cargos en empresas, aunque controlaba una veintena de ellas. Pero al mismo tiempo también supo vender su compañía FARC a la empresa Control y Aplicaciones (CAE), de la que el propio Jordi Pujol inauguró sede en Barcelona. Además, a partir de entonces, comenzó a tener adjudicaciones oficiales.

Júnior se metió entonces en el consejo de administración de La Seda, donde estaba su amigo Rafael Español, que repartía juego: a Jordi, el consejo; a Pere Pujol Ferrusola, los informes medioambientales. A comienzos de esa década, Júnior dio otro pelotazo: se asoció con un empresario gallego en Natural Stone y se hicieron con la adjudicación del mármol de suelo y paredes del aeropuerto de El Prat. Oficialmente, el producto era gallego, pero en realidad provenía de unas canteras de Alicante que trabajaban a destajo las 24 horas. Las losetas vendidas eran tan finas que a veces se rompían al pasar una maleta por encima. Antes de 10 años, el aeropuerto tuvo que convocar otro concurso para reponerlas, con lo que se gastó otros 100 millones de pesetas (unos 600.000 euros de la época).

En Natural Stone coincidió con Jordi Puig, hermano del actual consejero de Empresa y Empleo, Felip Puig. Los dos Jordis se convertirían posteriormente en socios e incluso fueron objeto de un chantaje hace una década.

La empresa, por otra parte, pasó posteriormente a denominarse Iniciatives, Marketing i Inversions y es una de las que ahora investiga el juez Ruz como sospechosa de blanquear dinero en inversiones de México.

Un auto del magistrado fechado el pasado 9 de abril reclama a Banco Mediolanum, BBVA y Crédit Suisse todas las operaciones de esta compañía, así como de Inter Rosario Port Services, de Project Marketing Cat, de Active Translation y de Iberoamericana de Business and Marketing.

Coches de lujo a precios de risa

En otro auto del 29 de julio pasado, el juez cita a declarar para el mes de septiembre a Jordi Pujol Ferrusola y a su esposa, Mercè Gironès, además de volver a pedir datos bancarios de las empresas antes citadas a Caixa Girona, Banco Santander, Banesto, Caixabank y la Banca Rothschild. También pide las cuentas de la empresa Irigem, que tiene la sede en un palacete de la zona alta de Barcelona. Supuestamente, este chalet, de seis habitaciones, se intenta vender ahora a inversores rusos por casi 6 millones de euros.

Asimismo, pide información a Tráfico sobre seis coches de lujo (un Jaguar, un Ferrari F40, un Lotus Elan, un Mercedes 230 Pagoda y dos Porsche), al tiempo que ordena tomar declaración a los vendedores de otro Porsche 911, de un Ferrari 328 GTS, de un Lamborghini Diablo, de un Mercedes McLaren y de un Ferrari Testarossa, ya que según declaró el propio Júnior, los compró a precios ridículos.

Sabidos son ya los viajes de Jordi Pujol Ferrusola con bolsas llenas de billetes de 500 euros a Andorra, donde ingresaba el dinero en la Banca Mora. Pero, conforme declaró su exnovia Vicky Álvarez, también pasaba dinero a España y lo llevaba a Madrid. Precisamente es en esta ciudad donde la familia Pujol había copado un fondo de inversión que llevaba sus capitales a paraísos fiscales opacamente.

Júnior había ampliado su radio de influencia en los negocios a Argentina, donde invirtió (e hizo invertir al Puerto de Tarragona) en Puerto Rosario, un negocio fallido donde perdieron grandes cantidades de dinero. Pero mejor le fue en México, donde se asoció con un importante financiero en el complejo hotelero El Encanto.

Que algo raro hay, es evidente. Un informe de la Udef cifra en 32,9 millones de euros las sumas que pasaron por sus cuentas corrientes conocidas entre 2008 y 2012 (luego, la Udef ya habló de más de 55 millones de euros, pero puede sobrepasar los 500 millones si computamos las cuentas de toda la familia). Parte del dinero que circulaba a través de esos canales fue enviado a paraísos fiscales. Pero hará falta conocer todas las transferencias, especialmente las que hacen referencia a Suiza, Luxemburgo, islas del Canal y Caribe.

Autoritario y engreído

En los ambientes financieros y empresariales de Barcelona, Jordi Pujol Ferrusola es definido como una persona “extremadamente autoritaria, engreída, altiva, sin educación alguna”. Él, que fuera capitán del equipo de rugby del Barça y que llegó a ganar la Copa del Rey. Él, que hizo la mili en un cómodo destino de Madrid como mensajero del Subsecretario de Defensa y que llegó a realizar más tarde maniobras paramilitares en el macizo del Montsec. Él, que llegó a participar en un rally París-Dakar. Él, que fue nombrado secretario del Club Internacional de Grandes Viajeros del Mundo por haber visitado 37 países en dos años….

En una ocasión, relata un letrado que defendía los intereses de un grupo de inversores, mantuvo una reunión en un despacho del Paseo de Gracia. Lo que intentaban sus representados era vender películas y programas de televisión a los canales públicos catalanes.

“Se trataba de comprar filmes y programas en Estados Unidos y venderlos a las cadenas de aquí. No había problemas con ninguna, excepto con TV3, donde les ponían toda clase de obstáculos. Y ahí entró Júnior. Los empresarios querían vender esos productos a TV3 y a Canal 33”, detalla el letrado.

Para ello, acudieron al Júnior, que puso como condición el tener un porcentaje del pastel sin arriesgar ni un céntimo. Como la operación podía llegar a ser de un monto importante, su petición se hacía muy onerosa para los bolsillos de los sufridos empresarios. “Pues si no entro en el negocio, no hay negocio”, zanjó el hijo de Pujol. Y los empresarios se quedaron con un palmo de narices, aunque hubo otra empresa que poco después se quedó con el negocio.

Cinco de octubre de 1999. El entonces presidente de la Generalitat Jordi Pujol pronuncia una frase famosa: “El dinero que pido es para Cataluña. Yo ya tengo a mis hijos colocados”. En aquel momento, la oposición reclamaba más transparencia y que el Gobierno de la Generalitat aclarase los supuestos favoritismos a familiares del president. Lo de que estaban colocados era verdad. Colocadísimos, y cobrando en muchas ocasiones del erario público.

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