Guerras personales y diferencias políticas dinamitan el frente catalanista del PSC
El ala catalanista del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) no podrá presentar batalla al líder de la histórica formación, Pere Navarro
El ala catalanista del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) no podrá presentar batalla al líder de la histórica formación, Pere Navarro, después de los pobres resultados obtenidos en las últimas elecciones europeas. De hecho, si los resultados se extrapolan a unas autonómicas, los socialistas hubiesen sacado el mismo resultado que en noviembre del 2012. El ala catalanista, liderada por los exconsejeros Antoni Castells y Montserrat Tura (y con Joaquim Nadal mirando desde la distancia a la espera de los resultados), sin embargo, se llevó este lunes una sonora bofetada al fracasar estrepitosamente su intento de aglutinar a todas las corrientes críticas para forzar la salida de Navarro. Y ahí tuvieron que ver tanto las enfrentamientos entre los personalismos de distintos dirigentes como los divergentes planteamientos políticos que manejan cada una de las corrientes críticas.
El lunes por la tarde, se reunieron los representantes de las corrientes críticas pero todo acabó como el rosario de la aurora. Por un lado, la corriente Avancem, liderada por el diputado Joan Ignasi Elena. Pero estaban también Castells, Tura, y la diputada y exconsejera de Salud Marina Geli y el alcalde de Lérida, Àngel Ros, como representantes de la corriente Agrupament Socialista.
A pesar de sus diferencias con la dirección del PSC, Ros advirtió desde el principio que él no jugaría a conspiraciones para derrocar a la dirección y que en las próximas elecciones municipales se presentaría bajo las siglas PSC en su localidad. El encargado de responderle fue el exconsejero de Economía, Antoni Castells, que le tildó poco menos que de traidor y de dejar tirados al resto de compañeros críticos precisamente “en el momento en que estamos haciendo algo para mover al partido”. Evidentemente, moverlo hacia el independentismo.
Encima de la mesa, los integrantes del ala catalanista pusieron un manifiesto escrito y suscrito por sus dirigentes ese mismo día(también lo firman la ya exeurodiputada Maria Badia, Pia Bosch, Manel Nadal o Daniel Font). El texto señala que la actual dirección “es responsable de la ejecución de un proyecto sin vocación mayoritaria percibido por muchos ciudadanos como alejado de la unidad del catalanismo político en torno al derecho a decidir”. Y llaman a la celebración de “una asamblea constituyente durante el mes de julio”. Es lo que llaman un nuevo “espacio de acción política” que tiene intención de apoyar “a las candidaturas municipales comprometidas con los valores socialistas y la defensa de las libertades nacionales”.
Representantes del pasado
Pero tras la negativa de Ros, llegó la de Joan Ignasi Elena, cuya corriente tiene prevista una asamblea para definir posiciones el próximo 28 de junio. Elena se desmarcó de la propuesta de los exconsejeros apelando a la reunión del mes próximo y a que será la dirección de Avancem la que asuma una postura sobre el tema. Pero desde esta corriente crítica se subraya los representantes del ala catalanista son precisamente los dirigentes que han estado en cargos de responsabilidad del PSC desde hace más de una década. Por tanto, enfatizan, no representan el futuro, sino el pasado. Y, disgregadas ya las corrientes críticas, finalmente desde el ala catalanista pusieron pegas a los de Avancem porque su discurso es demasiado “radical de izquierdas”.
Fuentes críticas señalan a El Confidencial que, en principio, la iniciativa de los exconsejeros no es mala per se. “Pero peca de ambigüedad. No queda claro si lo que quieren hacer se sitúa dentro o fuera del partido y eso crea una cierta confusión”. De todos modos, tanto Agrupament Socialista como Avancem estudiarán la propuesta durante el mes de junio.
Paralelamente, durante el día de ayer, Pere Navarro se vio, por separado con un buen puñado de dirigentes del PSC para conocer su opinión de la situación. Los primeros en ser llamados a su despacho fueron los tres diputados críticos que rompieron la disciplina de voto en el Parlamento catalán para votar a favor del frente soberanista: Joan Ignasi Elena, Marina Geli y Núria Ventura. Después, se vio con Miquel Iceta, con el portavoz parlamentario, Maurici Lucena, y con varios diputados: Eva Granados, Rocío Martínez-Sampere y Ferran Pedret, nuevo líder del partido en Barcelona.
El mensaje que recibió de todos ellos fue el de tranquilidad y el de rechazo a un congreso extraordinario, como pudieran tener el PSOE o el PSE. Marina Geli le pidió una “redefinición” del partido pero rechazó la posibilidad de convocar un congreso extraordinario. Y Elena le trasladó la necesidad de un cambio de orientación hacia un discurso más de izquierdas y la asunción de la “centralidad del catalanismo”, además de la necesidad de ser capaz de gestionar mejor “las discrepancias que surjan en el seno del PSC”. En otras palabras, que levante los castigos a los tres diputados críticos y luego ya se hablará.
Fuentes internas del PSC señalaron a El Confidencial que hasta ahora, nadie ha pedido un congreso extraordinario, lo que se considera un buen síntoma de que se puede manejar la situación sin problemas. El único que pidió en un primer momento ese congreso fue el diputado tarraconense Xavier Sabaté. “Pero, inmediatamente, el presidente de su Federación salió públicamente para decir que era una opinión personal y que no se pedirá ningún congreso”, aseguran fuentes de la dirección socialista. Además, subrayan que “la única gran desavenencia con los críticos es sobre la consulta y el 9 de noviembre. Pero aquí no hay margen de maniobra. El partido no variará su posición política, que además fue adoptada democráticamente por los órganos de dirección. Los críticos sólo quieren que se cambie esa posición, pero desde la dirección les hemos dicho que podemos hablar de todo menos de eso”.
Aunque algunos dirigentes han dicho ya claramente que la postura de Navarro significará una escisión en el mes de julio, en la cúpula socialista están tranquilos. Ernest Maragall era todo un símbolo, pero no arrastró a nadie con él cuando fundó Nova Esquerra (Necat): sólo se fueron los afiliados a Ciutadans pel Calvi, la plataforma que había creado Pasqual Maragall pero que nunca se llegó a integrar en el PSC
Y ahora puede pasar lo mismo. “Si supieran que con ellos se irían 2.000 o 3.000 personas, ya se hubiesen marchado. Pero saben que no será así. Por eso continúan dentro del partido, aunque poniendo palos en las ruedas”, se quejan desde las posiciones oficialistas.
El ala catalanista del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) no podrá presentar batalla al líder de la histórica formación, Pere Navarro, después de los pobres resultados obtenidos en las últimas elecciones europeas. De hecho, si los resultados se extrapolan a unas autonómicas, los socialistas hubiesen sacado el mismo resultado que en noviembre del 2012. El ala catalanista, liderada por los exconsejeros Antoni Castells y Montserrat Tura (y con Joaquim Nadal mirando desde la distancia a la espera de los resultados), sin embargo, se llevó este lunes una sonora bofetada al fracasar estrepitosamente su intento de aglutinar a todas las corrientes críticas para forzar la salida de Navarro. Y ahí tuvieron que ver tanto las enfrentamientos entre los personalismos de distintos dirigentes como los divergentes planteamientos políticos que manejan cada una de las corrientes críticas.