Mas tuvo un encuentro bilateral cada cuatro días en 2013 para vender la independencia

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, mantuvo durante el año pasado 100 reuniones bilaterales con otros Estados para dar a conocer el proceso catalán. Este es uno de los datos que desveló este miércoles, a primera hora de la noche, el consejero de Presidencia y portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, en el pleno del Parlament. “Hacemos una comunicación continua con los ministerios de Asuntos Exteriores de todo el mundo, pero básicamente de la UE para que conozcan de primera mano lo que sucede en Cataluña. Es una campaña incisiva e insistente que por esto mismo acaba generando interés y que luego nos facilita en trabajo”, subrayó Homs.

Este es un trabajo que se ha venido realizando desde hace años por parte de las instituciones catalanas. Pero para el futuro inmediato, el interés del Gobierno de la Generalitat es “poder presentarnos ante la comunidad internacional como país, darnos a conocer y buscar simpatías, sinergias y posibles alianzas de cara a un futuro reconocimiento del Estado catalán, aunque esto último no es fácil”, reconoció el consejero.

Homs desgranó la estrategia en respuesta a una pregunta de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) sobre “la internacionalización del derecho a decidir y de la consulta sobre el futuro político de Cataluña”. Fue el diputado Jordi Solé quien se lo puso en bandeja. “Nuestro proceso despierta interés internacional. No hay día que no salgamos citados en artículos en alguna parte del mundo o en los que se haga referencia a nuestro proceso”, comentó el republicano en su interpelación. Y le sugirió que la hoja de ruta “continúa adelante, porque nuestro compromiso es con el país y con la democracia y no lo altera la sentencia de un tribunal”, en alusión al último fallo del TC.

Solé lamentó que “mientras nosotros hablamos de democracia, otros, como el portavoz del PP [en referencia a Alfonso de Alonso] equiparan violencia con urnas y democracia. Esto es un hecho sintomático que el mundo tiene que conocer, porque con estos sectores es difícil pactar algo, ya que dicen que la democracia divide”. Solé aludió a “los menosprecios que reciben las aspiraciones democráticas del pueblo catalán, el último de ellos ayer [o sea, la sentencia del TC]”. Y zanjó el tema con una crítica acerba al Ministerio de Asuntos Exteriores, que “hace llegar argumentarios rocambolescos y dibuja escenarios catastróficos si Cataluña se independiza”.

La “agresividad del Gobierno español”

Homs, bajo cuya responsabilidad descansa la acción exterior de la Generalitat, le contestó que “una de las cosas que más sorprende a la comunidad internacional es la agresividad del Gobierno español hacia un proceso de sentido positivo, escrupulosamente pacífico y democrático”. Y afirmó que el Gobierno catalán “ha estructurado una presencia mediática continua en medios de comunicación de todo el mundo, mediante artículos o entrevistas y con contactos permanentes con periodistas” para dar a conocer el proceso de Cataluña para convertirse en un Estado independiente.

Los grandes objetivos de la acción exterior, afirmó Homs, son tres, aunque subrayó que no los citaba por orden de importancia, sino que cada quien los ordene como quiera: el primero es dar apoyo a la economía, a las exportaciones y captar inversiones; el segundo es “dar a conocer la situación de Cataluña, como hace cualquier nación; debemos dar a conocer nuestros esfuerzos colectivos, las medidas para reducir el déficit, el saneamiento de las finanzas, la lucha contra la crisis… Todo ello persigue consolidar internacionalmente a Cataluña como país de prestigio y calidad”. El tercer gran objetivo es “trasladar a los actores internacionales el proceso de transición nacional desde los principios de la democracia y la libertad de pensamiento”.

La estrategia de la Generalitat, en resumen, se articula en torno a tres ejes principales. El primero, una ofensiva internacional a través de Diplocat (la agencia de internacionalización del Govern), cuyo cometido se articula alrededor de actos selectivos como, por ejemplo, un ciclo de conferencias en universidades de prestigio. Este ciclo comenzó en París en junio del año pasado y ya se ha realizado en ciudades como Londres, Upsala, Toulouse o Lisboa. “En ellas, participan intelectuales con opiniones muy diversas”, subrayó Homs.

El segundo eje es el Acuerdo Nacional de Acción Exterior, firmado por los partidos del frente soberanista y por cientos de entidades cívicas. El tercer eje es la ofensiva institucional. Y aquí, Artur Mas se apoya en el Ayuntamiento de Barcelona y en las cuatro diputaciones (todas ellas en manos de CiU) para incidir en el proceso a todos los niveles.

Además, el pasado 8 de marzo, el Gobierno catalán aprobó el Programa de Apoyo a la Acción Exterior, que “garantiza una sola acción exterior de todos los Departamentos de la Generalitat”.

Siguiendo la estela del diputado republicano, el consejero de Presidencia criticó también la “desconfianza crónica del Gobierno español ante todo lo que hacemos”. Y coincidiendo también con él en las críticas a los dirigentes del PP, enfatizó que “nuestra gran fuerza se sitúa en un doble terreno: por un lado, el compromiso inequívocamente democrático y pacífico. Esto impresiona. Es cierto, contrastado y evidente. En segundo lugar, otra cosa que puede ser más discutible: es el hecho de que podamos hacer las cosas bien, ser serios, cumplir con los compromisos adquiridos”.