El PP intenta frenar a Rivera en Cataluña con una gran convención antisecesionista
El año 2014 empieza con muchas incertidumbres y muchas batallas en la cartera de los principales partidos políticos. Y Cataluña es un banco de pruebas
El año 2014 empieza con muchas incertidumbres y muchas batallas en la cartera de los principales partidos políticos. Y con muchos recelos. Las últimas encuestas anuncian auténticos terremotos en el mapa político y nadie está dispuesto a perder terreno. En esta coyuntura, Cataluña vuelve a emerger como campo de pruebas (los votos catalanes hicieron presidente a José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 contra todo pronóstico) y, ante la caída de socialistas y populares, nuevas formaciones recogen el testigo de las reivindicaciones sociales. Ciutadans (C’s) es una de las más beneficiadas. Con la estrategia del antiindependentismo, la formación que lidera Albert Rivera gana cada día un trozo de terreno en detrimento muchas veces del PSC pero, especialmente, del PP. Y ahora, al margen de la batalla contra la secesión, ha estallado otra por conservar cada uno su cuota de electorado.
Así pues, en el 2014 las elecciones europeas serán importantes. Se podrá tomar el pulso a los ciudadanos para conocer si continúan dando apoyo a un partido u otro. Pero la agenda política estará marcada por un hecho singular: el referéndum independentista anunciado por el presidente catalán, Artur Mas, para el 9 de noviembre. Todos dan por hecho que no se celebrará, pero su solo anuncio ha condicionado la agenda de las formaciones para todo el ejercicio.
El partido más alarmado ha sido, sin duda, el PP. Y buena parte de ello se debe a que es la formación política que tiene el gobierno de España en sus manos. Hasta ahora, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha mantenido una actitud inmovilista. Ha hablado poco y casi siempre en lenguaje críptico. Hay una razón: Convergència i Unió (CiU) y PP negocian discretamente una salida a la crisis institucional provocada por el anuncio del referéndum. Nadie quiere, en estos momentos, dar un paso en falso que trunque esas negociaciones.
Pero ambas formaciones, que lideran respectivamente los Gobiernos de Cataluña y España, tienen un futuro negro: CiU puede perder la hegemonía que lleva ostentando durante 30 años en Cataluña, pasando a segunda fuerza tras Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y quedándose en 34 o 36 diputados, cuando hace dos años, en las autonómicas del 2010, obtuvo 62. Y el PP en esta comunidad puede pasar a ser la quinta fuerza política, quedándose detrás de ERC, CiU, Ciutadans y el PSC.
De ahí que la presidenta popular en la comunidad, Alicia Sánchez-Camacho, haya anunciado para finales de enero una convención con un fuerte contenido “antiindependentista”. Se trataría de una cumbre para retomar el liderazgo antisecesionista frente a Mas, liderazgo que, dicho sea de paso, ha sido diluido en las últimas semanas entre el PP, el PSC y Ciutadans.
Críticas de Ciutadans
Esa cumbre, no obstante, es criticada con dureza desde C’s. “Con el anuncio de la cumbre se les ve el plumero. Más que un acto contra la ruptura o la independencia, parece una medida paliativa porque percibe que hay un importante trasvase de votos hacia Ciutadans”, señala a El Confidencial Matías Alonso, secretario general de C’s. Y no es para menos ese nerviosismo: la formación que lidera Albert Rivera puede convertirse en la tercera fuerza política catalana si las encuestas reflejan la realidad: los sondeos vaticinan que la joven formación lamina a socialistas y populares, sobrepasándolos de largo y convirtiéndose en el fenómeno político por excelencia de la última década.
Desde las filas populares, se subraya que la cumbre no está convocada pensando en Ciutadans. Lo que se celebrará “es la convención del PP catalán, que es el máximo órgano de dirección entre congresos. En ella, evidentemente, se hará hincapié en lo positivo, lo que nos une a España y Europa. No es una cosa nueva, sino una convención donde se hablará de independentismo, es evidente, pero también de cuestiones sociales y económicas. Queremos que haya mucho debate, muchos foros, conferencias, coloquios y speak corners. Y que vengan líderes del PP nacional, como Mariano Rajoy o María Dolores de Cospedal, pero también dirigentes internacionales y representantes de la sociedad civil que no militan en el PP pero que pueden aportar reflexiones y propuestas”.
No hay todavía lemas ni contenidos de esta convención, que será los días 24 y 25 de enero (posiblemente se añada un día más). El próximo 7 de eneroya puede haber un primer documento de los contenidos, que podrían verse en la Ejecutiva del PP nacional del día 8.
Desde Ciutadans, no obstante, se recela del contenido. Alonso señala que la presidenta popular “no se debería preocupar tanto de las encuestas. Una cumbre planteada como paliativo al trasvase de votos no le va a servir de nada. Más que hacer cumbres, lo que se necesita es el trabajo diario para poner en evidencia la deriva separatista de Mas, que es antidemocrática y anticonstitucional, y contrarrestarla. De nada servirán cumbres más o menos mediáticas para prevenir el trasvase de votos si no se trabaja a pie de calle”.
Un movimiento internacional
Una parte de este resquemor viene dado por el hecho de que Alicia Sánchez-Camacho calificó poco menos que de partido residual a Ciutadans. “Lo que quiso decir es que para combatir el auge del independentismo se necesita un partido de implantación nacional y europea. Y eso no lo puede ofrecer Ciutadans. Eso sólo lo puede ofrecer el PP”, especifican fuentes de la dirección popular a este diario.
Pero los dirigentes de Ciutadans no se creen esa lectura y subrayan que “lo que haremos en el futuro es seguir con nuestra estrategia: liderar la oposición en Cataluña, porque en muchas ocasiones, hasta ahora, esta ha brillado por su ausencia. Y seguiremos trabajando para consolidar el Movimiento Ciudadano en toda España”.
Matías Alonso añade que el PP de Cataluña “cada vez se aleja más del pactismo, que fue el que nos llevó a la situación actual. Ese pactismo y más de 30 años de conllevanza. Pero aun así han sido muchos años de politiqueo y contraprestaciones. CiU y PP tienen mucho que callar y que ocultar, porque ambos partidos están inmersos en multitud de escándalos de corrupción. Y el PP quiere todavía pactar con CiU. Alicia Sánchez-Camacho lo ha dicho varias veces en sede parlamentaria, aunque CiU ha llegado a un punto de no retorno. ¿Y qué nos queda? La firmeza democrática para evitar el esperpento del 9 de noviembre. Además, justamente cuando se cumplen 25 años de la caída del muro de Berlín, Artur Mas nos quiere levantar otro muro para aislar Cataluña. Parece una broma de mal gusto”.
Así, mientras PSC, PP y C’s se alinean periódicamente para enfrentarse al frente secesionista que apoya el referéndum independentista (CiU, ERC, ICV y CUP), también han de pugnar entre ellos por hacerse con las riendas de la oposición. Y curiosa coincidencia: el jefe de la oposición es el presidente de ERC, Oriol Junqueras, a punto de entrar en el Gobierno de la Generalitat como socio de Artur Mas. Si esa entrada se produce oficialmente, el nombramiento de jefe de la oposición deberá recaer en el socialista Pere Navarro. Pero ni Sánchez-Camacho ni Albert Rivera están dispuestos a dejar que este sea la voz cantante de la oposición: ambos quieren posicionarse como el mejor antídoto contra el nacionalismo y, para ello, han empezado ya a afilar sus colmillos. El 2014 será pródigo en mordiscos.
El año 2014 empieza con muchas incertidumbres y muchas batallas en la cartera de los principales partidos políticos. Y con muchos recelos. Las últimas encuestas anuncian auténticos terremotos en el mapa político y nadie está dispuesto a perder terreno. En esta coyuntura, Cataluña vuelve a emerger como campo de pruebas (los votos catalanes hicieron presidente a José Luis Rodríguez Zapatero en 2004 contra todo pronóstico) y, ante la caída de socialistas y populares, nuevas formaciones recogen el testigo de las reivindicaciones sociales. Ciutadans (C’s) es una de las más beneficiadas. Con la estrategia del antiindependentismo, la formación que lidera Albert Rivera gana cada día un trozo de terreno en detrimento muchas veces del PSC pero, especialmente, del PP. Y ahora, al margen de la batalla contra la secesión, ha estallado otra por conservar cada uno su cuota de electorado.