El PP lanza la campaña “Derecho a saber” para contrarrestar “las mentiras” de Mas
Ni tercera vía federal, ni tercera vía confederal, ni tercera vía a secas. El conflicto catalán sólo tiene dos soluciones: o seguir como hasta ahora
Ni tercera vía federal, ni tercera vía confederal, ni tercera vía a secas. El conflicto catalán sólo tiene dos soluciones: o seguir como hasta ahora, con ligeras variantes en el sistema de financiación, o apostar por la ruptura con España. Éste es, paradójicamente, el razonamiento en común que tienen los independentistas y los populares, instalados cada uno en su particular universo político y sin intención alguna de ceder terreno ante sus adversarios. La propia presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, lo dijo claramente este viernes: “Los que se han inventado la tercera vía saben que nace en vía muerta. Pero no hay ninguna tercera vía: por un lado están los que nos quieren separar de España y, por otro, los que creemos que Cataluña es parte de España y nos sentimos catalanes y españoles”. Y el propio Mariano Rajoy, con su socarronería gallega, también dijo más o menos lo mismo: “¿Tercera vía? No sé en qué consiste la tercera vía”, manifestó en Tokio, donde se encontraba de viaje oficial.
Para Sánchez-Camacho, “el derecho a decidir [o sea, la moderna reivindicación de los soberanistas para no citar la palabra independencia] es la trampa de los independentistas para embarcarnos en el proceso rupturista”. Pero ante eso no hay tercera vía que valga. Así pues, los populares intensificarán sus actividades en las próximas semanas, en el marco de una campaña que lleva el lema Derecho a saber. Esta campaña, que ya comienza a tener cara y ojos, por ejemplo, ya tiene algunos mensajes potentes. Uno muy gráfico: La Generalitat gasta 33,6 millones de euros en dietas y atenciones protocolarias y sólo 21,4 millones en políticas activas de ocupación. Los datos están sacados de los propios presupuestos del Gobierno catalán. Y otro: compara un pequeño marcador como si fuera de un partido de fútbol referente a las soluciones al empleo juvenil aportadas por la Generalitat y por el Gobierno de España en un año. El Ejecutivo central gana por un contundente 6 a cero, detallando cada una de las medidas.
Cumbre en Madrid
Lo que intentarán desde el PP, pues, es “contrarrestar los mensajes independentistas que llegan desde Cataluña y que se basan casi exclusivamente en la manipulación y la mentira”, según señalan fuentes de la dirección del PP a El Confidencial. La propia Alicia Sánchez-Camacho se reune en Madrid con otros dirigentes del PP nacional para unificar estrategias y coordinarse al mismo tiempo con el Gobierno español para hacer frente a la campaña secesionista de Artur Mas.
“Queremos que se sepa la verdad, porque los nacionalistas mienten a los ciudadanos y aplican la máxima de que una mentira, a base de repetirla y amplificarla, acaba por ser verdad”, añaden las mismas fuentes. Entre otras manipulaciones que los populares achacan a los independentistas catalanes está la de que “Cataluña ha sido maltratada en los últimos Presupuestos Generales del Estado”. El propio presidente de UDC, Josep Antoni Duran Lleida , en su carta semanal que este viernes envió a los militantes de su partido, afirmaba que “estos presupuestos son una provocación y su responsable, Cristóbal Montoro, un motor del independentismo. ¡Montoro, su Gobierno y su presidente, claro! Es normal que tanta gente abrace esta causa con una palabra tan mágica como la ‘independencia’”.
Pero desde las filas populares se niega la mayor. “¡Lo que se callan es que Cataluña es la cuarta comunidad autónoma en inversiones! Su campaña victimista es un despropósito, una gran mentira de principio a fin. Cataluña ha dispuesto del 48% del dinero del Fondo de Liquidez Autonómica [FLA], es decir, tanto como todas las demás comunidades autónomas juntas, pero entonces se callan no dicen nada”, dice a este diario un alto cargo del PP catalán. Lo que pretenden hacer los populares, pues, es neutralizar mensajes como los de Duran.
Porque hay más: la estrategia de los nacionalistas provoca, paralelamente, un “oscurantismo” del Gobierno catalán, que no hace públicos determinados datos para poder manipular la información y, por ende, a la opinión pública, enfrentándola al Gobierno español.
Un rodillo soberanista
La pasada semana fue pródiga en anécdotas que abonan esta tesis del oscurantismo. CiU y su fiel socia ERC impidieron con sus votos que los miembros del Govern tengan que dar explicaciones sobre los efectos de la prórroga presupuestaria (Cataluña no quiso aprobar este año unos presupuestos nuevos porque estaba en desacuerdo con el techo de déficit impuesto por el Gobierno central). Y lograron evitar el mal trago a la vicepresidenta Joana Ortega y a los consejeros de Economía, Andreu Mas-Colell, de Educación, Irene Rigau, de Territorio y Sostenibilidad, Santi Vila, de Agricultura, Josep Maria Pelegrí, y de Presidencia, Francesc Homs
La intención del PP pidiendo estas comparecencias era poner en evidencia los números del Gobierno catalán y compararlos con los planes de inversiones del Gobierno central, tanto de las inversiones que ha hecho en año pasado como el presente y en el futuro. “Si ponemos todas las cartas encima de la mesa, acabaremos con el mito de que el Gobierno central margina a Cataluña”, explican en las filas populares.
El PP sabe que en el aspecto informativo lo tiene difícil por el enorme predicamento del nacionalismo en los medios de comunicación catalanes. Pero quiere dar la batalla en el terreno público. Por ello, esta formación sacó a colación el tema este viernes en la comisión de control de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), el organismo que controla la televisión y la radio públicas de Cataluña. “Las que habían de ser la televisión y la radio de todos se encuentran secuestradas al servicio de una causa política”, dijo la diputada popular Marisa Xandri en la comisión. Y resaltó que “el único mensaje que podemos escuchar y ver en los medios públicos catalanes es el de la hispanofobia”.
Xandri recordó algunas perlas de los medios públicos, como algunos programas deportivos donde se comparaba a los jugadores del Real Madrid con hienas, los reportajes Adéu Espanya y Hola Europa, la retransmisión del Concierto por la Libertad, la forma de enfocar la información en los noticiarios. “Casi todo va dirigido a contentar a los que ya están convencidos de que romper con España es la solución a todos los males o a hacernos creer al resto que una Cataluña independiente sería la fórmula magistral para rebajar el paro o para poder vivir más años”.
Sea como fuere, tanto populares como independentistas se encuentran cómodamente instalados en sus trincheras. El Gobierno central sabe que, con los mecanismos legales en la mano, tiene todas las de ganar. Y el PP, manteniendo tensada la cuerda, espera poder convertirse en la referencia de los unionistas en Cataluña, laminando a sus más directos rivales: PSC y Ciutadans. Por su parte, CiU espera mantener el pulso y taponar la sangría de votos hacia ERC cediendo terreno en los postulados más extremistas. Y, a su vez, pretende convertirse en el referente de la Cataluña independiente marcando distancias con los republicanos. Por ello, a ninguno le parece conveniente desequilibrar la correlación de fuerzas con una tercera vía que, para colmo, todavía nadie ha definido concretamente en qué consiste.
Ni tercera vía federal, ni tercera vía confederal, ni tercera vía a secas. El conflicto catalán sólo tiene dos soluciones: o seguir como hasta ahora, con ligeras variantes en el sistema de financiación, o apostar por la ruptura con España. Éste es, paradójicamente, el razonamiento en común que tienen los independentistas y los populares, instalados cada uno en su particular universo político y sin intención alguna de ceder terreno ante sus adversarios. La propia presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, lo dijo claramente este viernes: “Los que se han inventado la tercera vía saben que nace en vía muerta. Pero no hay ninguna tercera vía: por un lado están los que nos quieren separar de España y, por otro, los que creemos que Cataluña es parte de España y nos sentimos catalanes y españoles”. Y el propio Mariano Rajoy, con su socarronería gallega, también dijo más o menos lo mismo: “¿Tercera vía? No sé en qué consiste la tercera vía”, manifestó en Tokio, donde se encontraba de viaje oficial.