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CiU da oxígeno a Mas: “Si Cataluña se rompe, no será nuestra culpa, sino del PP”
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La OPOSICIÓN: "EL GOVERN ESTÁ PARALIZADO"

CiU da oxígeno a Mas: “Si Cataluña se rompe, no será nuestra culpa, sino del PP”

Convergència i Unió (CiU) avisó ayer que el soberanismo no fracturará Cataluña porque "la democracia no divide. El derecho a decidir no divide"

Foto: El presidente de la Generalitat, Artur Mas, sonríe durante la segunda jornada del debate de Política General. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, sonríe durante la segunda jornada del debate de Política General. (EFE)

Convergència i Unió (CiU) avisó ayer de que el soberanismo no fracturará Cataluña porque “la democracia no divide. El derecho a decidir no divide. Alguno, y no es de aquí, dijo que antes se parte Cataluña que España. Y aquí tenemos a algunos de sus delegados”, clamó ayer en el Parlamento autonómico Jordi Turull, presidente y portavoz del grupo parlamentario de CiU, dirigiéndose a la bancada del PP. Claro que Turull evitó -igual que los representantes de partidos nacionalistas o independentistas- hablar de fractura y utilizó la palabra división. El aserto despertó algunas protestas, pero no fue a mayores, por lo que el dirigente nacionalista continuó: “No hay riesgo de división. Y si esta llega será por sus esfuerzos [de los que no quieren la consulta] en ese sentido, pero no por nuestra parte, porque la cohesión social está en nuestro ADN”.

Su aseveración fue ratificada después por el propio Artur Mas. “Es verdad que la consulta no divide. Derecho a decidir y consulta no es otra cosa que democracia. Y eso no es dividir. Puede dividir el resultado de esta consulta, unos estarán más de acuerdo y otros, menos. Pero ¿verdad que nadie discute las elecciones? Entonces ¿por qué hemos de decir que una consulta divide cuando también es democracia de base? Lo que pretendemos es tan democrátrico y divide tan poco como una persona un voto. Eso es la consulta. Cada uno puede votar lo que quiera. ¿Qué riesgo es este? ¿Cómo podemos negar el voto a una mayoría del pueblo catalán que quiere votar? ¿Eso no es división? ¿No es separar? ¿No es dividir no dejar votar? Eso es la peor de las divisiones. Cuando hay un objetivo tan popular, se ha de facilitar que se haga realidad”.

Este posicionamiento, explicitado en el debate de política general (el estado de la Nación en versión catalana), tuvo matices a lo largo de toda la sesión. Prácticamente todos los grupos políticos no explícitamente independentistas coincidieron en una apreciación alarmante: Cataluña es ya una sociedad fracturada. Y en otra no menos preocupante: el Gobierno de Artur Mas es incapaz de hacer autocrítica, no toma decisiones, no gobierna, no es capaz de reactivar la economía, no baja el desempleo, sólo es capaz de aplicar una política de recortes y desvía las culpas hacia todos los lados menos hacia su casa. El debate del secesionismo y del referéndum, pues, ha roto el espejo de la superficie del mítico oasis catalán. Lo dijo el líder del Partit dels Socialistes de Catalunya, Pere Navarro. Lo dijo la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho. Lo dijo el presidente de Iniciativa per Catalunya (ICV), Joan Herrera. Y lo dijo el presidente de Ciutadans, Albert Rivera.

La consulta “a mi manera”

“La situación es más que preocupante: Cataluña se ha fracturado”, decía el líder socialista. Sánchez-Camacho lo dejó también muy explícito. Pero la popular le recriminó en varias ocasiones sus ataques al Gobierno central y que siempre eche la culpa de todo lo malo a otros. Hasta el ecosocialista Herrera se lo recriminó: “¿Usted qué autocrítica hace? ¿En qué ha fallado? Porque la culpa es siempre del Tripartito o de Madrid”.

La líder del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, durante su intervención. (EFE)Albert Rivera fue más allá y acusó a Mas de tener dos objetivos fundamentales: el primero, crear una fractura social, que ya está hecha; el segundo, convocar una consulta “sí o sí. Es decir, a mi manera o de cualquier manera. Quiero decir a ‘su’ manera. Pero ¿cómo va a hacer una cosa sin tener en cuenta al marco legal y el amparo de la legislación democrática? De ninguna manera puede convocar un referéndum”.

La oposición se quejó de que el debate independentista secuestró el debate político, el de la acción de Gobierno. Pero Jordi Turull lo dejó ayer meridianamente claro: “Este no es un debate más, por lo trascendente que es. Empezamos un año en que estamos escribiendo la historia de Cataluña. Vivimos momentos trascendentes y que invitan a la esperanza. No podemos fallar a las futuras generaciones. Si no lo hacemos bien y que sea posible el proceso, no nos lo perdonarán nunca”, dijo. “Nuestra obsesión ahora es hacer bien el proceso. Hacerlo posible, sin originalidades, sin carreras, sin protagonismos y sin tacticismos”, añadió.

Comparó la actitud de Artur Mas “que no esconde ni disimula la realidad, que ha presentado propuestas realistas y que tienen un sentido, que hace autocrítica”, con la de la oposición, que “hace mucha perdigonada y que está a ver quién la dice más gorda, pero sin presentar propuestas alternativas”. Y es verdad. A lo largo de la jornada, Artur Mas contestó a todos los rivales políticos que su postura es muy clara y que ha puesto todas sus cartas sobre la mesa. No esconde nada: intentará realizar el referéndum por cada una de las cuatro vías legales que hay para hacerlo. Si el Gobierno central las veta, echará mano de la quinta opción: convocará elecciones plebiscitarias.

El presidente del grupo parlamentario de ERC, Oriol Junqueras (i), habla con el presidente de la Generalitat, Artur Mas. (EFE)Turull mostró el pleno apoyo de los convergentes a esa hoja de ruta. “Lo único que nos ofrece el Estado es menos autogobierno, menos protección de la lengua, más ahogo económico y más ahogo social. Nos ofrece la resignación como bandera, pero resignación no es una palabra que figure en el diccionario del catalanismo. Y sólo nos ofrece la Constitución como un muro. Lo único que pretenden es silenciar a la gran mayoría. Que no se extrañen luego de que cada día haya más gente a favor del Estado propio, porque sólo ofrecen el discurso del miedo, la amenaza y la resignación. Y les digo a PP y Ciutadans: nosotros no llevamos al pueblo, sino que el pueblo comenzó ese camino. Y no se confundan: este no es un camino sin salida, sino un camino sin retorno”.

Una deuda desbocada

El dirigente convergente lamentó que este proceso se haga en un momento “de situación de emergencia de las finanzas públicas y de supervivencia del autogobierno”. Y detalló las causas de esa grave crisis institucional: la bajada de los ingresos fue determinante, pero “también hay cosas que sólo pasan aquí, como que tengamos que pagar una hipoteca de 70.000 millones de euros, según la Sindicatura de Cuentas”. Es ésa, pues, la deuda de la Generalitat, y no los 56.000 millones reconocidos hasta ahora. Ese dinero, además, “se tendría que haber pagado cuando había dinero en las arcas”. Pero, además, criticó “la deslealtad de un Estado que dice que no nos paga lo que nos debe y, además, recorta los servicios que ha de prestar la Generalitat. Y a eso se le suma el expolio fiscal, que nos cuesta 45 millones de euros cada día que se van de Cataluña y no vuelven”.

Por eso, justificó que el Gobierno no presentase presupuestos para este año. “¿Qué querían, que los pintásemos? Con las condiciones que nos puso el Gobierno central, no podíamos elaborarlos. Ellos ya lo sabían y nosotros no íbamos a poner en riesgo el Estado del bienestar”.

El debate de esta semana, el más importante del curso político, fue pródigo en situaciones curiosas. El republicano Oriol Junqueras se atrevió a contar en castellano lo que le dijo un veterano militante del PSUC (el partido base de ICV), no independentista pero que reclama el referéndum para que la gente pueda decidir su futuro. Incluso realizó un canto de amor a España y la cultura española. La presidenta popular le pidió que comenzase colgando la bandera española en el Ayuntamiento que preside. Y Herrera, parafraseando sus asertos, pero cambiando los protagonistas, le dijo desde el atril: “Oriol, yo también amo a Cataluña, pero no me fío en absoluto del Gobierno de CiU”.

¿Qué pasa, pues, en Cataluña? Una de las respuestas de Mas a Albert Rivera apunta al nudo gordiano de la cuestión: “Señor Rivera, usted y yo nunca nos entenderemos porque usted considera que lo que está pasando en Cataluña es la manía de un Gobierno. Dice que yo sólo pienso en mi carrera política, que tengo un socio maligno, un socio que pone muchas condiciones y unos medios de comunicación que me hacen la ola. Y todo esto lleva al país a la separación. Y lo mismo piensan muchos en Madrid. Pero se equivoca. Es al revés: hay un país que quiere revisar su relación con el Estado español, un país que hace las cosas serenamente, que sale a la calle pacíficamente… y las instituciones sólo intentamos acompañar ese proceso”.

No hay encaje en España

Son, pues, posturas irreconciliables. Los nacionalistas no están dispuestos a moverse. Pere Navarro, por ejemplo, recriminó a Mas que cuando comenzaron a negociar una nueva financiación “ustedes acabaron la negociación en el mismo sitio que cuando la empezaron. No se habían movido un ápice. Y negociación significa pacto, significa variar posiciones”. Los socialistas, sin embargo, están cercanos a Mas en otras cuestiones, y han pactado una resolución junto con CiU, Esquerra e ICV en la que se reclama el derecho a decidir y la necesidad de abrir un diálogo con el Estado para acordar las condiciones legales del referéndum.

El presidente del grupo parlamentario de Ciutadans, Albert Rivera. (EFE)Otro de los temas estrella de la jornada fue el encaje de Cataluña en España. Los nacionalistas dan por perdido cualquier tipo de encaje que no pase por un referéndum. En este empeño, son apoyados por ERC, la CUP y los ecosocialistas de ICV. El PSC, en cambio, cree necesario “un nuevo status quo” y proponen una reforma de la Constitución para crear un Estado Federal. “Me parece muy bien -le respondió el president-. Yo he hablado con el presidente Mariano Rajoy y me dijo que Rubalcaba le había dicho que quería hacerlo, pero se lo pidió por escrito, qué quiere hacer exactamente y cómo, pero nada más. Por tanto, pónganse ustedes de acuerdo con el PP y digan exactamente cómo quieren modificarla”.

Pere Navarro le aseguró que “la propuesta de Estado Federal la hemos dejado por escrito, con todos los cambios no sólo de encajes territoriales, sino con otros cambios en materia de solidaridad y de políticas sociales”.

La oposición fue unánime al acusar al Ejecutivo autonómico de “no gobernar” y de dedicar todos sus esfuerzos a trabajar por la independencia. “Están ustedes en parálisis”, les echó en cara Sánchez-Camacho. E incluso se permitió ironizar sobre el consejero de Empresa y Empleo, Felip Puig, que este lunes aseguró que la crisis ya estaba superada. “Menos mal que tenemos al conseller Puig de gurú internacional que dice que la crisis ya ha pasado. No sólo la recesión, sino la crisis, Vaya”.

Más fino estuvo Albert Rivera. “Están ustedes rescatados por el FLA, que les dio en dos años 20.000 millones de euros y encima se quejan. Por lo menos, no lloren. Ya está bien de llorar tanto. Si ustedes sólo lloran y no gobiernan, acabarán convirtiéndose en un Gobierno tóxico, que transmite un sentimiento negativo, el sentimiento de que nada funciona”. Artur Mas se lo tomó a broma. “Le esperaba más duro -le contestó en tono de complicidad-. Pero supongo que guarda usted lo más duro para la réplica. Bueno, usted me ha llamado llorica. Pues sepa que si nosotros somos lloricas, ustedes son unos cascarrabias. Pero se deben sentir cómodos en eso. Esto se lo digo con un lenguaje distendido. Pero mire, victimista es el que se queja y no hace nada nunca. No es nuestro caso, porque nosotros tomamos muchas decisiones, y muchas de ellas desagradecidas, continuamente. Y el que trabaja mucho y toma muchas decisiones y de vez en cuando reclama cosas que son de justicia no es victimista”.

Convergència i Unió (CiU) avisó ayer de que el soberanismo no fracturará Cataluña porque “la democracia no divide. El derecho a decidir no divide. Alguno, y no es de aquí, dijo que antes se parte Cataluña que España. Y aquí tenemos a algunos de sus delegados”, clamó ayer en el Parlamento autonómico Jordi Turull, presidente y portavoz del grupo parlamentario de CiU, dirigiéndose a la bancada del PP. Claro que Turull evitó -igual que los representantes de partidos nacionalistas o independentistas- hablar de fractura y utilizó la palabra división. El aserto despertó algunas protestas, pero no fue a mayores, por lo que el dirigente nacionalista continuó: “No hay riesgo de división. Y si esta llega será por sus esfuerzos [de los que no quieren la consulta] en ese sentido, pero no por nuestra parte, porque la cohesión social está en nuestro ADN”.

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