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Limpieza en Interior: Puig destituye al último alto cargo de la Policía del Tripartito
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LA SEMANA PRÓXIMA PRESENTARÁ UNA NUEVA CÚPULA POLICIAL

Limpieza en Interior: Puig destituye al último alto cargo de la Policía del Tripartito

La cúpula de Interior ya es historia en Cataluña. El consejero de la Consejería, Felip Puig, destituyó el pasado 30 de noviembre a su asesor para

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Limpieza en Interior: Puig destituye al último alto cargo de la Policía del Tripartito

La cúpula de Interior ya es historia en Cataluña. El consejero de la Consejería, Felip Puig, destituyó el pasado 30 de noviembre a su asesor para “proyectos transversales”, Rafael Olmos, que había sido director general de los Mossos d’Esquadra en el último Tripartito. No es una cuestión baladí. Olmos era un mimado del anterior régimen. En abril del año 2009, dimitió después de las cargas policiales con motivo de las manifestaciones contra el Plan Bolonia de los universitarios. Todos sus superiores siguieron esta dimisión desde la distancia, silbando y mirando hacia otro lado: el consejero Joan Saura, el secretario general, Joan Boada, y el secretario de Seguridad, Joan Delort.

El sacrificio de dicha dimisión no fue en vano. El consejero Saura convocó un concurso de plaza de asesor a la medida de Olmos, con unas singularidades que le hacían merecedor del cargo. Y cuando llegó el nuevo Gobierno, el consejero de Interior de CiU, Felip Puig, se encontró con un alto cargo inusual. Pero lo cierto es que la convocatoria de esta plaza fue tan extraña que todavía está siendo investigada por la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC).

Sin embargo, el pasado 30 de noviembre, Puig borró de un plumazo toda la herencia tripartita destituyendo a Olmos. El otro alto cargo heredado y al que no pudo sacarse de encima inmediatamente fue Joan Delort, secretario de Seguridad, al que finalmente envió al Ayuntamiento de Barcelona como factótum de Seguridad, después de que el alcalde (también convergente) Xavier Trias destituyese de forma poco ortodoxa al jefe de la Guardia Urbana, Xavier Vilaró.

Una vez fuera Delort de la Consejería, a Puig le quedaba todavía el incómodo Rafael Olmos, un protegido de determinados círculos políticos. Pero la próxima semana quiere presentar a bombo y platillo el nuevo organigrama de la Policía Autonómica y, para que todo brille adecuadamente, ha borrado el último vestigio del anterior Gobierno sacándose de en medio a Olmos.

"Vuelve a su puesto"

“Era un funcionario del Servicio Catalán de Tráfico (SCT) y, por tanto, vuelve a su puesto, pero su cese no tiene nada que ver con la remodelación de la cúpula de interior”, dicen a El Confidencial fuentes oficiales de Interior. Estas fuentes añaden que, además, “pasa a ser interino del SCT”. Otras fuentes de la Consejería, no obstante, apuntan a que “lo que se ha querido hacer es una limpieza del pasado. Así, cuando presenten el nuevo decreto del organigrama de Interior la semana que viene no quedará ningún vestigio del anterior Gobierno”. Y subrayan que “a Olmos se le buscó una salida digna, como dar clases en la Escuela de Policía, pero hay que rendirse a la evidencia de que no era de la cuerda de la actual cúpula de Interior y por eso lo han destituido”.

En un año de Gobierno, a Felip Puig se le acumuló la faena. Su principal enemigo, sin embargo, estaba en su propia casa: llegó a Interior queriendo mandar, pero el presidente de la Generalitat, Artur Mas, no estaba dispuesto a dejarle hacer. Para empezar, vetó personalmente al que el consejero de Interior proponía como nuevo secretario de Seguridad: Xavier Crespo, actual diputado y ex alcalde de Lloret de Mar. ¿El motivo? Un dossier que llegó a la sede de CiU poco antes de las elecciones autonómicas.

Puig, por tanto, se vio obligado a mantener en la Consejería a Delort, al que nombró asesor especial. “Quería tenerlo lejos. Primero, no le dejó seguir siendo secretario de Seguridad, el tercer cargo en importancia del Departamento. Pero por las presiones que le llegaron de Presidencia, no tuvo más remedio que nombrarlo asesor especial hasta que pudo sacarlo de la consejería ofreciéndole un cargo nuevo. Además, el secretario de Seguridad no era un cargo cualquiera, ya que, aparte de los consejeros, sólo dos secretarios llevaban escolta: el de Prisiones y el de Seguridad, lo que da una idea de su importancia. Y no hay que olvidar que por sus manos pasa toda la información no sólo del Cuerpo de Policía Autonómica, sino de la que proviene de otros cuerpos de seguridad o de servicios de información”, dice una fuente conocedora de todos los entresijos. Puig se las tuvo con los hombres de confianza de Mas a la hora de confeccionar su organigrama. Pero al final se vio obligado a renunciar a tener un secretario de Seguridad. Y es que la Presidencia de la Generalitat no está dispuesta a permitir reinos de taifas en el organigrama del Gobierno.

La cúpula de Interior ya es historia en Cataluña. El consejero de la Consejería, Felip Puig, destituyó el pasado 30 de noviembre a su asesor para “proyectos transversales”, Rafael Olmos, que había sido director general de los Mossos d’Esquadra en el último Tripartito. No es una cuestión baladí. Olmos era un mimado del anterior régimen. En abril del año 2009, dimitió después de las cargas policiales con motivo de las manifestaciones contra el Plan Bolonia de los universitarios. Todos sus superiores siguieron esta dimisión desde la distancia, silbando y mirando hacia otro lado: el consejero Joan Saura, el secretario general, Joan Boada, y el secretario de Seguridad, Joan Delort.

Felip Puig