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Mas tira de la agenda de Pujol para nombrar a sus asesores
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EX ALTOS CARGOS SE REINCORPORAN A LA ADMINISTRACIÓN

Mas tira de la agenda de Pujol para nombrar a sus asesores

El Gobierno catalán, que encabeza Artur Mas, ha tirado de agenda para nombrar a su equipo en la sombra, es decir, a los asesores de confianza

Foto: Mas tira de la agenda de Pujol para nombrar a sus asesores
Mas tira de la agenda de Pujol para nombrar a sus asesores

El Gobierno catalán, que encabeza Artur Mas, ha tirado de agenda para nombrar a su equipo en la sombra, es decir, a los asesores de confianza y a los responsables de los principales organismos públicos. Un ejemplo de estos nombramientos es el director del Instituto Catalán de la Salud (ICS), Joaquim Casanovas, que acaba de ser nombrado  en sustitución de Enric Argelagués. Casanovas es un viejo conocido de la Administración, ya que en el último gobierno de Convergència i Unió (CiU) había sido ya delegado territorial del Departamento de Sanidad en las comarcas gerundenses y gerente de la Región Sanitaria de Gerona.

Pero no es el único. El consejero de Interior, Felip Puig, fichó hace poco más de un mes a Pere Torres Grau como asesor en materia de seguridad pública, con un nivel de funcionario del grupo A de nivel 30, además de un complemento salarial de 32.377,68 euros al año. Torres también pasó por la Administración, ya que entre 1993 y 1995 fue el jefe de gabinete del entonces consejero de Medio Ambiente Albert Vilalta. De 1995 a 1998, fue director general de Promoción y Educación Ambiental y entre 1998 y 2000 fue director general de Planificación Ambiental, para pasar luego, en la recta final de los gobiernos de CiU a ser secretario de Planificación Territorial. Durante su etapa en la Generalitat, había sido vicepresidente del Instituto Catalán del Suelo (Incasol) y del Instituto Cartográfico de Cataluña, además de pertenecer a los consejeros de Ferrocarriles de la Generalitat, de la Agencia Catalana del Agua y de la Junta de Residuos.

Otro tanto cabe decir del nuevo director del Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada, que depende de la consejería de Justicia. Desde el pasado 6 de julio, el responsable de este organismo será Josep Xavier Hernández Moreno, que tras haber desempeñado diversas funciones en la administración autonómica de finales de los 80 y principios de los 90, acabó siendo consejero de Educación de Jordi Pujol.

El ex senador convergente Carles Enric Florensa fue también elegido el pasado 20 de junio director del Observatorio de Derecho Privado de Cataluña, también dependiente del departamento de Justicia.

Uno de los últimos fichajes es Pere Ribera Guals, nombrado asesor del consejero de Agricultura el pasado 1 de julio, con un sueldo de funcionario de nivel A de nivel 26 y un complemento salarial de 23.016,24 euros anuales. Ribera es alcalde de la localidad barcelonesa de Sant Mateu de Bages, un pequeño pueblo donde ha ganado sin problemas durante las últimas legislaturas. Su función será asesorar al consejero en materia de producción, transformación, fomento, calidad e innovación de la alimentación y el desarrollo rural, además de armonizar las políticas de la consejería y hacer el seguimiento del Plan de Gobierno y Departamental.

Un director crítico con el 15M

Otro de los tocados con la varita mágica es Ferran Sáez Mateu, director del Centro de Estudios de Temas Contemporáneos, entre algunas de cuyas funciones está “estudiar, diagnosticar y evaluar los hechos, los acontecimientos y las tendencias del entorno contemporáneo que afectan a la realidad catalana y universal, especialmente los relacionados con los campos tecnoeconómico, sociopolítico, ético, ideológico, cultural, espiritual, del pensamiento y de los valores”. Su nivel de retribución es el de un funcionario del grupo A, de nivel 30 y un complemento monetario específico de 32.277,68 euros anuales.

Ferran Sáez es un catedrático que había sido ya director del Instituto de Estudios Políticos Blanquerna, además de columnista en diversos diarios catalanes. En uno de sus últimos artículos en el diario Avui, a finales del mes de mayo, criticaba con dureza a los indignados que entonces se manifestaban en las calles de la capital catalana y arremetía contra ellos y su ideología porque hablaban en “español”. O sea, algo parecido a las arremetidas de algunos exponentes del independentismo - incluido el ex vicepresidente Josep Lluís Carod-Rovira que hicieron de la lengua su bandera para demonizar al movimiento que se adueñó de las calles durante varias semanas.

“Si el objetivo real es difundir las propuestas que hacen los acampados, sería lógico pensar que se harían públicas en inglés. Los más viejos de la colla -¡qué escaldados estamos los más viejos de la colla!- sabemos que ésta es la excusa de siempre para mantener al catalán en una situación de patois molesto y para imponer el castellano en cualquier ámbito y circunstancia. Los chulitos que controlan las asambleas de la plaza Cataluña no son imperialistas ultraderechistas ni nada por el estilo. La imposición de su lengua, que ha acabado triunfando en la plaza, obedece más bien a aquello que algunos sociólogos llaman ‘el nacionalismo banal’”. Y acababa diciendo que quienes movían el 15M no proponían nunca nada. “Bien, nada, nada, no: tienen muy claro que en la plaza de Cataluña sólo se ha de hablar en español”.

El Gobierno catalán, que encabeza Artur Mas, ha tirado de agenda para nombrar a su equipo en la sombra, es decir, a los asesores de confianza y a los responsables de los principales organismos públicos. Un ejemplo de estos nombramientos es el director del Instituto Catalán de la Salud (ICS), Joaquim Casanovas, que acaba de ser nombrado  en sustitución de Enric Argelagués. Casanovas es un viejo conocido de la Administración, ya que en el último gobierno de Convergència i Unió (CiU) había sido ya delegado territorial del Departamento de Sanidad en las comarcas gerundenses y gerente de la Región Sanitaria de Gerona.

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