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Barcelona 2011: ciudad de caos, violencia e indignación
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“SABÍAMOS QUE LA IBAN A LIAR”

Barcelona 2011: ciudad de caos, violencia e indignación

Jornada intensa en Barcelona. Se manifestaron los indignados ante el Parlamento catalán y se manifestaron los empleados de la sanidad, como cada miércoles, cortando las principales

Foto: Barcelona 2011: ciudad de caos, violencia e indignación
Barcelona 2011: ciudad de caos, violencia e indignación

Jornada intensa en Barcelona. Se manifestaron los indignados ante el Parlamento catalán y se manifestaron los empleados de la sanidad, como cada miércoles, cortando las principales vías de comunicación y sumiendo a la capital catalana en un caos profundo. La actualidad informativa se concentró en el intento de 2.000 indignados de evitar que los diputados pudiesen entrar en el Parlamento para iniciar las sesiones que discutirán los presupuestos de la Generalitat para este año.

Los representantes de los ciudadanos tuvieron que soportar vejaciones y agresiones físicas y verbales para poder entrar. El único diputado invidente, Josep Maria Llop, tuvo que defender con uñas y dientes a su perro lazarillo, que uno de los concentrados le intentó arrebatar. Pero no fueron todos los indignados los culpables de las escenas de violencia, sino sólo algunos grupos antisistema que han tomado el control de la vanguardia del movimiento del 15M.

La actitud de estos grupos provocó ayer ácidas críticas incluso dentro del movimiento. Democracia Real se desmarcó inmediatamente de los hechos. Además de recordar que el acto no estaba convocado por esta plataforma, señalaba que “rechazamos los actos producidos por una minoría, que no representa el espíritu con el que se había convocado el bloqueo del Parlament. Desde Democracia Real Ya sostenemos que el camino para lograr nuestros objetivos pasa por actuaciones pacíficas y, en todo caso, desobediencia civil”.

Y aprovecha para dar un varapalo a los medios de comunicación, a los que achacan el tratamiento informativo de los hechos “dando más énfasis a hechos aislados y no al porqué de la protesta: recortes y más recortes”. Pero hay más: en distintos barrios de Barcelona comenzaron a aparecer, a media tarde, pancartas firmadas por las asambleas de indignados locales condenando los hechos violentos sucedidos ante el Parlamento. Un síntoma de que la división interna comienza a hacerse visible.

“Cuando el día anterior vimos los preparativos que se estaban haciendo, aconsejamos a nuestra gente que no se acercase por la Ciudadela. Y si alguien lo hacía, era a título individual”, dice a El Confidencial un alto dirigente de un sindicato que había participado en varias actividades del movimiento 15M. Este sindicalista reconoce que “no teníamos objeción a sumarnos a la protesta, hacernos oír y dejar constancia del malestar por los recortes. Pero por la información que nos llegaba, sabíamos que la iban a liar”.

Y así fue. Por la mañana hubo cargas para que los 3.000 concentrados permitiesen a los diputados cumplir con su tarea; por la tarde, los indignados acordonaron de nuevo el Parque de la Ciudadela para no dejar salir del recinto a los representantes elegidos en las urnas. Los Mossos d’Esquadra cargaron otra vez para que los diputados pudiesen salir y realizaron seis detenciones por desobediencia a los agentes. Pero a esa hora ya se había corrido la voz de que el siguiente paso era desplazarse hasta la plaza de Sant Jaume, sede de la Generalitat, para protestar allí. Y acudieron un millar largo de indignados a la nueva cita.

“Que cada uno haga lo que cree que debe de hacer”

Un miembro del movimiento señala a El Confidencial que “la gran mayoría de los manifestantes eran pacíficos. Los incidentes fueron provocados por los cuatro de siempre, que son antisistema. Es más, en la entrada del parque se ayudó a la Policía a hacer un cordón para que pudiesen acceder los diputados, a pesar de que algunos les insultaban”. La misma fuente detalla que la concentración fue cívica y responde al espíritu del 15M, “a pesar de algunos incidentes causados por jóvenes violentos”.

Que hay algunos grupos decididos a provocar nadie lo duda. Dos de los jóvenes que por la mañana levantaban una barricada con contenedores -los había que lucían sudadera y capucha a pesar del sol de justicia- manifestaban a este diario que sólo había dos actitudes posibles: el pacifismo o la autodefensa. ¿Y eso qué quiere decir? “Pues que cada uno haga lo que cree que debe hacer y cumpla con su papel y que deje a los demás que hagan lo mismo”.

Sin embargo, los organizadores del acto se desmarcaron también de la violencia con un comunicado que fue leído en el Arco de Triunfo, cerca del Parque de la Ciudadela, a última hora de la tarde. En este comunicado, los indignados dejaron constancia de que la gran mayoría de los asistentes a la concentración de la mañana tuvieron una actitud “de desobediencia activa no violenta”.

Una nota informativa de la acampada en la Ciudadela señala también que, “a pesar de lo que algunos medios hayan reproducido, ésa no ha sido la tónica general de la mañana [se refiere a la violencia], mucha tensión pero mayoritariamente no violenta y autocontrolada. Al tiempo que comprendemos la tensión e indignación por la aprobación de unas medidas económicas realmente injustas, lamentamos las minoritarias acciones que se han salido del guión de acción determinada y no violenta, que se había difundido, promovido y aprobado por la asamblea general para las movilizaciones del 14 y 15 de junio”. Es más, señalan que “la mayoría de intentos de utilizar medidas de acción ciudadana fuera de lo acordado se han intentado repeler con cierto éxito por la mayoría pacífica de los concentrados, así como por los medios on-line y redes sociales de que disponemos”.

Los indignados de Barcelona aseguran también que “la acción de bloqueo de esta mañana se enmarca en una estrategia de desobediencia civil pacífica y colectiva ante la aprobación de leyes injustas” y se quejan de que se les culpabilice de los incidentes. “Nos parece inadmisible que se nos pretenda culpar de todas las muestras de descontento social que se han congregado ante la Ciudadela”. Desde algunos sectores se teme, sin embargo, que la actitud de los grupos violentos “sea utilizada para desprestigiar todo el movimiento”.

Jornada intensa en Barcelona. Se manifestaron los indignados ante el Parlamento catalán y se manifestaron los empleados de la sanidad, como cada miércoles, cortando las principales vías de comunicación y sumiendo a la capital catalana en un caos profundo. La actualidad informativa se concentró en el intento de 2.000 indignados de evitar que los diputados pudiesen entrar en el Parlamento para iniciar las sesiones que discutirán los presupuestos de la Generalitat para este año.

Movimiento 15M Violencia