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Los médicos plantan cara a Mas en la semana clave para el tijeretazo
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EL SINDICATO DEL SECTOR EXIGE UNA ‘CUMBRE’

Los médicos plantan cara a Mas en la semana clave para el tijeretazo

Las vacaciones de Semana Santa han avivado los fuegos que azotan a la sanidad catalana. El Gobierno de Artur Mas quiere recortar hasta 1.000 millones de

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Los médicos plantan cara a Mas en la semana clave para el tijeretazo

Las vacaciones de Semana Santa han avivado los fuegos que azotan a la sanidad catalana. El Gobierno de Artur Mas quiere recortar hasta 1.000 millones de euros en los presupuestos de los hospitales públicos para cumplir con el déficit marcado por el Gobierno central. Pero todo tiene un límite, al decir de los representantes de los colectivos del sector. “Que el Gobierno desactive cualquier medida que afecta al acto médico”, advierte un portavoz del Sindicat de Metges (SM) a El Confidencial.

Los batas blancas no están dispuestos a ser el chivo expiatorio de un conflicto político que se dirime en los despachos de la Administración. “No es una cuestión baladí: el sistema público catalán es ejemplar, uno de los mejores sistemas del mundo, exportado a otras administraciones y elogiado en foros internacionales. Los recortes ultraliberales que se quieren acometer pueden acabar con este paradigma de la sanidad”, explican los médicos.

Las fuentes consultadas aseguran que “desde el Gobierno autonómico nos dicen que van a prevalecer los criterios clínicos y que los servicios no se van a ver afectados, pero eso es imposible con los recortes que quieren imponer”. Esta semana es clave, ya que el consejero de Salud, Boi Ruiz, dará una respuesta definitiva al tijeretazo planteado, pero eso será la chispa que encienda la mecha. Cataluña tiene un millón y medio de habitantes más de los que el sistema puede absorber y el Gobierno central obvia esta realidad. Por lo tanto, ya no sólo son los representantes de los trabajadores los que se enfrentarán al sistema, sino los sindicatos de los profesionales.

El Sindicat de Metges es el referente entre estos profesionales; el mayoritario del sector. Y tiene mucho que decir: por mucho juramento hipocrático que sus miembros hayan hecho, desde su cúpula se asegura que “queremos una cumbre médica con todos los colegas y las sociedades científicas para trazar una línea roja con el fin de que los recortes no afecten al acto médico”.

El guante está lanzado. Los médicos no quieren un recorte lineal del 10%, que es el que ha oficializado el Gobierno, para tratar de cumplir con un objetivo de déficit que, a la postre, redunda en perjuicio de los ciudadanos en general. Y subrayan que, en un país en que sigue intacto el número de coches oficiales y el número de escoltas, en el que se disfraza la contratación de asesores (pasándolos de cargos de confianza a asesores de lujo en dos semanas), en el que se mantienen gastos suntuosos (por ejemplo, los derroches de los eurodiputados, que sólo aceptan a viajar en clase business con cargo a los erarios públicos) y en el que se han dejado en stand by las reivindicaciones históricas de colectivos de funcionarios, lo que debe hacer el Gobierno es “un acto de responsabilidad”.

Recuerdan en el SM que “Boi Ruiz se comprometió a que en los recortes primase el criterio clínico, pero no se está cumpliendo, por lo que se ve en los planes de los hospitales para este ejercicio”. La misma fuente asegura que “Ruiz dijo que ningún tipo de acción afectaría a la praxis médica. Y tendría que ponerse en marcha algún mecanismo para evitar que eso ocurra, ya que en los planes que han presentado los hospitales, siguiendo las directrices del Gobierno, se verá afectado el acto médico”.

Al borde del colapso

Los médicos catalanes advierten que hace dos meses plantearon al consejero sus reivindicaciones y que se llegó a celebrar una reunión del sector, donde Boi Ruiz aseguró que la crisis no afectaría al servicio público de la sanidad. Fue una reunión que hubo en la consejería el 9 de marzo. Pero de allí no salió nada concreto, sólo vaguedades. “Se comprometió a que el criterio clínico se pusiese por delante de cualquier otro a la hora de aprobar los recortes”, dice a El Confidencial uno de los presentes a esa reunión. Pero de momento no ha habido acuerdo.

Tanto los médicos como los trabajadores esperan que Ruiz presente un plan de recortes detallado esta semana. Si eso no es posible, la sanidad catalana puede estallar. Los profesionales del sector están al borde del colapso; los auxiliares ven cómo sus plazas van disminuyendo; los enfermeros o trabajadores de la Administración ven en peligro sus puestos y los médicos temen que no sólo sus puestos peligren, sino que el servicio que puedan ofrecer a los ciudadanos sea muy deficitario. Los profesionales de la medicina echan en cara al consejero que, en un momento determinado, acusase a los galenos de anteponer sus sueldos a las necesidades de la Administración. Pero eso fue una tormenta en un vaso: Ruiz se desdijo y los médicos tendieron un puente. Ahora está en manos del Gobierno el saber negociar una salida global a la crisis de la sanidad, donde, dicho sea de paso, todos tienen voz y voto excepto los usuarios.

Las vacaciones de Semana Santa han avivado los fuegos que azotan a la sanidad catalana. El Gobierno de Artur Mas quiere recortar hasta 1.000 millones de euros en los presupuestos de los hospitales públicos para cumplir con el déficit marcado por el Gobierno central. Pero todo tiene un límite, al decir de los representantes de los colectivos del sector. “Que el Gobierno desactive cualquier medida que afecta al acto médico”, advierte un portavoz del Sindicat de Metges (SM) a El Confidencial.

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