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El ocaso de la última mina catalana
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EL DELEGADO DE UGT EN LA MINA INICIA UNA HUELGA DE HAMBRE

El ocaso de la última mina catalana

En plena resaca tras la huelga general del 29 de septiembre, existen historias humanas que recuerdan la dureza de la vida laboral de muchos trabajadores en

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El ocaso de la última mina catalana

En plena resaca tras la huelga general del 29 de septiembre, existen historias humanas que recuerdan la dureza de la vida laboral de muchos trabajadores en este siglo de las tecnologías y la innovación. Gente que está al margen de las protestas partidistas. Jesús Pi lleva 29 años trabajando a más de cien metros de profundidad. Es minero y está empleado en la mina de carbón de Seròs (Lérida), la única que queda en activo en Cataluña y que nutre precisamente de este mineral a las compañías eléctricas. El problema de Jesús es que el carbón tiene fecha de caducidad en la Unión Europea -hasta dentro de cuatro años- y los responsables de su empresa, Mibsa, llevan tiempo reduciendo su extracción.

 

Como consecuencia, Jesús y otros 19 compañeros -los últimos que quedan- llevan medio año sin cobrar. Él ha decidido dar una vuelta de tuerca e iniciar una huelga de hambre indefinida hasta que el Ministerio de Industria y el de Economía no presione a la empresa para que pague, tras la aprobación del real decreto que autoriza la concesión hasta el 31 de diciembre de 2014 de compensaciones a las compañías eléctricas que utilicen carbón autóctono. Parte de estas compensaciones deben ir a parar a minas como la de Seròs y así poder cumplir con sus compromisos de pagos salariales, entre ellos a Jesús y sus compañeros.

La aprobación del real decreto ha servido para que los mineros encerrados en el Ministerio de Industria abandonaran su huelga de hambre. Sin embargo, Jesús Pi, delegado de UGT en la mina de Seròs, continúa con su protesta. "Mantendré la huelga de hambre hasta que no se solucione el problema en Mibsa, donde llevamos seis meses sin cobrar. Esto es insostenible para quienes debemos dar de comer y sacar adelante a nuestra familia", explica Jesús a El Confidencial.

El dirigente sindical recibió el pasado miércoles la primera visita médica en su tercer día sin ingerir alimentos. Pi tan sólo bebe agua y, de momento, el facultativo apuntó que su estado de salud es bueno, tras hacerle un reconocimiento que incluyó, entre otras pruebas, el seguimiento de su tensión y del oxígeno en sangre. "Me ha dicho que fume menos, pero el tabaco me ayuda a tener menos hambre", explica, tras destacar el apoyo de sus compañeros en la mina, que hacen turnos para que no esté solo ni un momento durante su encierro.

Afirma también que está dispuesto a mantener su huelga de hambre hasta donde sea necesario para exigir una solución. Por su parte, el gerente de la empresa, José Valero Bagué, señala que “la compañía no puede abonar las mensualidades porque la Agencia Tributaria no renueva a la empresa un aplazamiento de pago de los impuestos, y es precisamente ésta la razón por la que Industria no paga las ayudas a la minería”, asegura.

Deudas de un millón de euros

Valero cifra en un millón de euros las ayudas pendientes, y en cerca de un millón la deuda con el fisco. "Nosotros estamos negociando la renovación del aplazamiento, que hemos renovado durante muchos años, pero Hacienda la está bloqueando", asegura el gerente, que confía en tener pronto un acuerdo con la Agencia Tributaria. Sus afirmaciones son corroboradas por Jesús Pi, que califica la situación de "desesperada": "Hacienda bloquea las ayudas de 900.000 euros para el sector del carbón que debe recibir la empresa".

El gerente de la empresa detalla que la deuda con el fisco es de la anterior crisis de la minería, en los años noventa, cuando la empresa afrontó una reducción de plantilla. Entonces, Mibsa tenía un centenar de trabajadores y ahora tiene 20 fijos y 20 eventuales. Hace un año, la empresa contaba con 32 empleados, pero la plantilla se redujo hasta los 20 actuales, tras la baja voluntaria de 12 personas.

La falta de liquidez por la no renovación del aplazamiento de pago se suma a la incertidumbre que vive el conjunto del sector por la finalización del actual plan de la minería que ha motivado en los últimos días protestas en toda España para exigir el mantenimiento de los cupos. En la actualidad, Mibsa vende toda su producción a la central de Escucha (Teruel). La mina produce anualmente 43.000 toneladas de carbón y factura 2,2 millones de euros. Sin embargo, lleva meses sin producir por falta de material. Fuentes de la plantilla explican a este diario que tienen entre 3.000 y 4.000 toneladas de carbón listas para transportar y 20.000 por lavar, que están almacenadas.

El próximo viernes, los empleados de la última empresa carbonera catalana acumularán siete mensualidades sin cobrar. Jesús Pi asegura que jamás había vivido una situación tan difícil como la que está atravesando ahora el sector. "Hasta ahora hemos estado aguantando, pero ha llegado un momento en que no podemos más", subraya. En toda España, la crisis minera ha llevado a cientos de trabajadores a movilizarse en defensa de sus puestos de trabajo y del pago de nóminas atrasadas. En otras zonas, como Asturias, León, Aragón o Palencia, los mineros también se están movilizando en defensa del futuro y la viabilidad del sector.

En plena resaca tras la huelga general del 29 de septiembre, existen historias humanas que recuerdan la dureza de la vida laboral de muchos trabajadores en este siglo de las tecnologías y la innovación. Gente que está al margen de las protestas partidistas. Jesús Pi lleva 29 años trabajando a más de cien metros de profundidad. Es minero y está empleado en la mina de carbón de Seròs (Lérida), la única que queda en activo en Cataluña y que nutre precisamente de este mineral a las compañías eléctricas. El problema de Jesús es que el carbón tiene fecha de caducidad en la Unión Europea -hasta dentro de cuatro años- y los responsables de su empresa, Mibsa, llevan tiempo reduciendo su extracción.

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