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El discurso de Montilla contra el TC fue escrito antes de conocer la sentencia
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EN PREVISIÓN DE UNA SENTENCIA MÁS DURA

El discurso de Montilla contra el TC fue escrito antes de conocer la sentencia

José Montilla dejó a no pocos catalanes sorprendidos cuando, a última hora de la tarde del lunes, leyó desde el Palau de la Generalitat una durísima

Foto: El discurso de Montilla contra el TC fue escrito antes de conocer la sentencia
El discurso de Montilla contra el TC fue escrito antes de conocer la sentencia

José Montilla dejó a no pocos catalanes sorprendidos cuando, a última hora de la tarde del lunes, leyó desde el Palau de la Generalitat una durísima declaración institucional contra la esperada sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatuto de Cataluña. Fue la intensidad del reproche lo que dejó a muchos anonadados. El episodio tiene una explicación. De acuerdo con fuentes de toda solvencia consultadas por este diario, el presidente de la Generalitat leyó un discurso que llevaba varios días preparado, un discurso muy duro redactado en previsión de una sentencia del TC que en Barcelona esperaban mucho más dura.  

La Generalitat no tuvo tiempo material para urdir una argumentación acorde con las estipulaciones concretas del auto conocido el lunes. Y es que entre la comunicación pública de dicho auto y la aparición de Montilla en televisión para leer desde la propia sede de la Generalitat, con el boato propio de una declaración institucional, su discurso, apenas medió una hora o quizá menos. El tripartito y su propio presidente, José Montilla, se esperaban un fallo mucho más duro, en previsión del cual los servicios de la presidencia le habían preparado un texto que venía a llamar a la insumisión a los ciudadanos catalanes. No hubo tiempo material para rectificar con una crítica más sensata, acorde con la sentencia finalmente pergeñada por María Emilia Casas

El propio José Montilla vino a reconocer el equívoco cuando, esa misma noche del lunes y después de la lectura de su dramático comunicado, recibió a un reducido grupo de amigos a cenar en la misma Generalitat. Se trataba de un encuentro que había sido apalabrado con tiempo y que el President no quiso suspender a pesar de la tensión del momento: un par de empresarios barceloneses y algún representante del mundo editorial. En las caras de los reunidos se reflejaba la tensión por lo que acaban de presenciar. Alarma y tensión.

“La verdad es que en la cena estuvo mucho más moderado de lo que había estado ante las cámaras de televisión”, asegura una fuente conocedora de lo sucedido. “El papel de los invitados consistió fundamentalmente en llamar a la calma al president y tratar de rebajar la tensión. La Generalitat no puede convocar manifestaciones y mucho menos con la que está cayendo en el terreno económico. No están los tiempos para ese tipo de espectáculos. De Modo que hay que templar los nervios y llamar a la calma a todo el mundo. Y rehacer el pacto, porque si Madrid no puede vivir sin Cataluña, tampoco Cataluña puede vivir sin Madrid. Y lo cierto es que Montilla acabó muy calmado”.

“El problema”, señala otra fuente barcelonesa, “es que si el propio President de la Generalitat se echa al monte con una declaración tan crispada, está obligando al resto de las fuerzas políticas catalanas a ponerse también al límite para no quedarse rezagados, y más teniendo las elecciones a la vuelta de la esquina. Ahora estamos todos intentando bajar el suflé y desdramatizar, porque la verdad es que el sentimiento de que la sentencia del Constitucional con el Estatut podía haber sido mucho más dura es general aquí. Habrá que ver lo que hace ahora el PSC con una manifestación que le importa un carajo a la mayoría de sus afiliados…”  

Particular empeño en “rebajar el suflé” parecen estar poniendo las organizaciones empresariales catalanas. Representantes del empresariado se han movido de forma frenética estos días tratando de llevar la calma a los corazones incendiados por los políticos. Algunos de tales empresarios mantuvieron el mismo martes 29, cuando ni siquiera habían transcurrido 24 horas desde el anuncio de la sentencia del TC, “una reunión larga y tendida con Artur Mas y Durán y Lleida”, líderes de CiU, para hacerles ver la conveniencia de rebajar la tensión y aplicar el seny: El Tribunal Constitucional es también nuestro Tribunal Constitucional, y por lo tanto la sentencia se acata; luego ya vendrá el momento de hablar de la reforma de la Constitución…”

Esta presión empresarial ha tenido mucho que ver con la reunión, que en principio se pretendía secreta, que ayer mantuvieron José Montilla y Artur Mas, y de la que salió, en versión oficial, la determinación de caminar justos en la reivindicación de los recortes al Estatut efectuados por el TC para dejarlos sin efecto, a pesar incluso de la cercanía de las elecciones catalanas. Tras la reunión, ambos líderes mantuvieron un debate casi amistoso en el Parlamento autonómico, y ello porque, según el líder de CiU “no es tiempo para descalificaciones”.

Los mismos empresarios han hablado con Mariano Rajoy, líder del PP, para transmitirle el mismo mensaje de tranquilidad que a los líderes catalanes. “Sería muy malo que el PP sacara pecho de lo ocurrido y contribuyera a crispar el ambiente en Cataluña. En este sentido, el comportamiento de un Rajoy dispuesto a imponer cordura, en contra de algunos de los que le rodean, por cierto, está siendo muy de agradecer. Por fortuna, y tras la grave irresponsabilidad de Montilla con aquel discurso, todo el mundo parece ahora estar templado ánimos: el PP con su gente; Mas con las bases de CiU y el propio Montilla con el PSC”.

José Montilla dejó a no pocos catalanes sorprendidos cuando, a última hora de la tarde del lunes, leyó desde el Palau de la Generalitat una durísima declaración institucional contra la esperada sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatuto de Cataluña. Fue la intensidad del reproche lo que dejó a muchos anonadados. El episodio tiene una explicación. De acuerdo con fuentes de toda solvencia consultadas por este diario, el presidente de la Generalitat leyó un discurso que llevaba varios días preparado, un discurso muy duro redactado en previsión de una sentencia del TC que en Barcelona esperaban mucho más dura.  

José Montilla