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Un empresario desvela en Barcelona nuevos ‘negocios’ del ‘sheriff de Coslada’
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LA ‘PISTA CATALANA’ DESCUBRE UNA TRAMA DE CORRUPCIÓN POLICIAL

Un empresario desvela en Barcelona nuevos ‘negocios’ del ‘sheriff de Coslada’

Ginés Jiménez Buendía, el sheriff de Coslada, cobraba por encargarse de todos los temas relacionados con trabajadores de clubs de alterne de Madrid y con clientes

Foto: Un empresario desvela en Barcelona nuevos ‘negocios’ del ‘sheriff de Coslada’
Un empresario desvela en Barcelona nuevos ‘negocios’ del ‘sheriff de Coslada’

Ginés Jiménez Buendía, el sheriff de Coslada, cobraba por encargarse de todos los temas relacionados con trabajadores de clubs de alterne de Madrid y con clientes que se ‘olvidaban’ de pagar en dichos clubs. Así consta en la declaración que un empresario realizó el pasado 13 de mayo ante los Mossos d’Esquadra de Barcelona, a la que ha tenido acceso El Confidencial. Este empresario, Manuel Adolfo García, denunció a su ex socio Antonio Herrero, un importante hombre de negocios relacionados con varios de los prostíbulos más famosos de España. Herrero fue detenido el pasado mes de marzo tras una redada contra el club Riviera, ubicado en la localidad de Castelldefels, al sur de Barcelona y considerado el más grande de Cataluña.

 

García señala en su declaración que fue testigo presencial, hasta en tres ocasiones, de los pagos que “Antonio Herrero realizaba mensualmente al jefe de la Policía Local de Coslada, Ginés Jiménez Buendía”. Según el atestado policial, “la cantidad de dinero que le daba eran 10.000 euros mensuales y el pago se llevaba a cabo en cenas a las que el declarante había asistido, que tenían lugar en la marisquería Casa Nemesio, en el Paseo de la Castellana número 260 de Madrid, donde Herrero le daba el sobre a Ginés Jiménez y éste lo contaba descaradamente delante de ellos”.

 

Antonio Herrero, que está acusado de soborno, delitos relativos a la prostitución y delitos contra los derechos de los trabajadores, es un bon vivant con multitud de empresas diseminadas por todo el territorio español. Según su ex socio, “la relación de Antonio Herrero con comisarios e inspectores de la Policía Nacional era muy variada y tenía como objeto tratarlos a cuerpo de rey. Además de los habituales sobre con dinero, también cabe añadir invitaciones a su palco VIP en el estadio Santiago Bernabéu”. Y, cómo no, cenas, comidas, viajes o vacaciones para los agentes y sus familias en lujosas residencias de Alicante, Manga del Mar Menor, Marbella, Sierra Nevada o cruceros en el yate de 28 metros que tiene amarrado en el puerto alicantino. Todo ello, según García, “con el propósito de gozar de la cobertura policial necesaria para que no se viera afectada la actividad de sus clubs y repercutiera negativamente en los locales de la competencia”.

 

Acoso y derribo a la competencia

Herrero, que también es conocido con los sobrenombres de Piccolo y Coletas, es dueño de clubs como el Flowers, en Las Rozas, o La Cantueña. También abrió el Factory, en Barajas. Frente a éste, se encontraba el prostíbulo El Avión, que el empresario intentó comprar o arrendar en varias ocasiones. Ante la negativa de sus propietarios, comenzó una estrategia de acoso a través de Fomento y de la Policía, que provocaron redadas constantes en El Avión, lo que llevó a su cierre.

 

Herrero está acusado de pagar a un grupo de policías corruptos de Barcelona para evitar las redadas contra el club Riviera. Tras una espectacular operación de los Mossos d’Esquadra dirigidos por el fiscal anticorrupción, fueron detenidos varios empresarios del sexo, varios abogados y un grupo de policías. Entre los imputados se encuentran el comisario Luis Gómez, que era el coordinador de la comarca del Baix Llobregat (donde se ubica el club) y Abundio Navas, jefe de la Ucrif y de quien dependían las inspecciones de los locales. Ambos se encuentran en libertad bajo fianza. Al menos tres policías más de Barcelona están siendo investigados por formar parte de la trama, lo mismo que un tercero, con destino en Alicante, llamado Manuel Melendo.

 

Herrero se servía de todas las triquiñuelas para controlar la red policial. Así, dio trabajo en tres de sus empresas a un hijo y a una hija del comisario Luis Gómez. Y, según el fiscal anticorrupción, no existe “na justificación lícita para sus estrechos tratos con los policías Gómez, Navas o Melendo, aparte de los demás mencionados”.

 

Trabajo para hijos de comisarios

Herrero, que tiene también prostíbulos en el País Vasco, tiene a sueldo también a un ex alto cargo de la Policía Autónoma vasca llamado Kepa Santiago y en su empresa Tecnibeton Ibérica empleó a la hija del comisario jefe de Vitoria. “A esta chica, antes de conocerla físicamente, le estuvieron pagando un sueldo desde seis meses antes de entrar a trabajar en Tecnibeton, tan sólo por el hecho de ser la hija del comisario”, dice su ex socio en la declaración. También se investiga la implicación de otro ex alto cargo de la Ertzantza en sus negocios.

 

En Madrid, la red de policías es tan extensa o más que en Barcelona. Por lo que cuenta García, el empresario del sexo compró en el año 2005 la empresa Abymatic Sistemas, dedicada a temas de seguridad, alarmas, cámaras y controles de acceso. A raíz de esta compra, contrató al comisario Pedro Román como jefe de seguridad, así como a otros tres comisarios y varios inspectores de policía “pidiendo todos ellos la excedencia para poder trabajar en la empresa y con unos sueldos elevadísimos, que oscilaban entre los 12.000 y los 30.000 euros al mes”. La investigación policial barcelonesa, sin embargo, desvela más cosas: en el año 2003, contrató como jefe de seguridad del club Flowers al teniente coronel de la Guardia Civil Víctor Díaz. A los pocos días del fichaje, tuvo lugar una redada y el teniente coronel no intervino, por lo que Díaz fue despedido “al considerar que se tendría que haber impuesto, por su cargo, a los policías, motivo por el cual se le contrató”. El ex guardia civil pasó entonces a trabajar en el club Pipo’s de Alicante, negocio gestionado por un socio de Herrero.

 

Según un informe del fiscal anticorrupción al que también ha tenido acceso El Confidencial, “Herrero mantiene contactos frecuentes con un sargento de la Guardia Civil de nombre Miguel Ángel, con destino en Madrid y un comisario de nombre José Luis, jefe de la comisaría de Pozuelo, ambos encargados de las inspecciones de los clubs Flowers y La Cantueña, de tal forma que obtiene información de cuándo están previstas visitas de inspección a los mismos”.

 

Las intervenciones telefónicas ordenadas por el juez permitieron, asimismo, grabar una llamada de un supuesto policía, de nombre Ángel Olmedo, que el 19 de mayo del 2008 llamó a Herrero para advertirle de una redada policial contra la prostitución en la zona de Vallecas y San Blas. De momento, los investigadores no han localizado a este supuesto policía.

 

 

 

Ginés Jiménez Buendía, el sheriff de Coslada, cobraba por encargarse de todos los temas relacionados con trabajadores de clubs de alterne de Madrid y con clientes que se ‘olvidaban’ de pagar en dichos clubs. Así consta en la declaración que un empresario realizó el pasado 13 de mayo ante los Mossos d’Esquadra de Barcelona, a la que ha tenido acceso El Confidencial. Este empresario, Manuel Adolfo García, denunció a su ex socio Antonio Herrero, un importante hombre de negocios relacionados con varios de los prostíbulos más famosos de España. Herrero fue detenido el pasado mes de marzo tras una redada contra el club Riviera, ubicado en la localidad de Castelldefels, al sur de Barcelona y considerado el más grande de Cataluña.